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DIANA DAMRAU, soprano: 'Para Wagner todavía tengo por delante diez años'

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Autor: Lorena Jiménez Alonso
18 de octubre de 2016

DIANA DAMRAU, soprano: ´Para Wagner todavía tengo por delante diez años´

   Una entrevista de Lorena Jiménez
El encuentro tiene lugar junto a la Piazza della Scala, en la planta baja del Palazzo Trussardi, a tiro de piedra del Teatro de la Scala, en el entorno elegante y cosmopolita del famoso café milanés. Diana Damrau me saluda sonriente con un beso en cada mejilla. Con el pelo recogido en una sencilla cola de caballo y apenas sin maquillar, la Diana Damrau que ahora tengo delante parece más joven de lo que aparenta en el escenario, su rostro imprime amabilidad. La conversación comienza antes de la entrevista y fluye de manera natural. Su sencillez es abrumadora, es fácil entender por qué tiene fama de ser amable y cercana. Tan amable, que a pesar de ser una de las estrellas más destacadas de la lírica internacional, no tiene inconveniente en mantener esta charla a escasas horas de subirse al escenario para otro gran debut en la Scala, ya que, en esta ocasión, la soprano alemana cantará Vier letzte Lieder acompañada no por el piano, sino por la orquesta.

¡Es la primera vez que canto los Vierletzte Lieder con orquesta y sin partitura… Oh Dios!

Un nuevo debut en La Scala…

Sí, sí, otro gran debut en la Scala… a ver qué tal suena en este escenario… Los ensayos los hemos hecho estos días en Munich, y los músicos llegan ahora con todos los instrumentos…

En el Teatro alla Scala inicia su gira europea con la Orquesta de la Bayerische Staatsoper y su director titular, Kirill Petrenko. No cabe duda de que a Strauss le sienta bien la voz de Diana Damrau, pero ¿por qué  ha decidido cantar los Vierletzte Lieder de Richard Strauss con orquesta, en este momento de su carrera?

La verdad es que mi voz encaja muy bien con Strauss…(risas) Muchos de sus roles están escritos para sopranos con muchas agilidades, para sopranos que puedan cantar agudas coloraturas, pero también, partes más líricas como Echo, en Ariadna auf Naxos…Yo hice la Náyade o la Zerbinetta, o sea, papeles líricos, incluso también canté la Sophie,  y lo cierto es que a mi voz le van  genial estos roles… Naturalmente,  para mí cantar esto es un gran reto, porque no son arias, sino Lieder… Es como recrear imágenes de la naturaleza… de hecho, incluso se describe la lluvia cuando cae… Es  una obra llena de colores, que han interpretado voces muy distintas, como por ejemplo Jessye Norman… Conseguir que todo encaje es tarea del director, y en mi caso, cuento con un ambiente maravilloso, porque tengo la suerte de contar  con la orquesta de Munich, es decir, mis amigos, mi orquesta…Yo soy bávara, Kammersängerin de la Ópera Estatal de Baviera, tengo una muy buena relación con esta orquesta que tiene una gran tradición en Strauss…y, además, al ser la orquesta de un teatro de ópera, sabe muy bien cómo tiene que acompañar al cantante y conoce en profundidad estos Lieder… No podemos olvidar que, además, en esta obra también están los poemas de Hesse y su filosofía… Es  como si siempre existiera ese miedo a que todo va a acabar, cuando se escuchan las notas mantenidas de los vientos al final del último Lied…eres consciente de que todo tiene un final, de que la que muerte está cerca, y de que no te quieres ir… Realmente, son obras maestras, y con los Münchner una se siente como Kate Winslet al frente del Titanic…(risas)

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Y Kirill Petrenko como capitán del barco...

Sí, con Kirill debuté Zerbinetta en el Met, en la Ariadne auf Naxos, que era su primera ópera importante en el Met, aunque creo que ya había estado anteriormente; fue allí donde nos conocimos y desde el primer momento congeniamos estupendamente. Luego, también en el Met, hicimos La flauta mágica, que era mi primera Pamina y también fue genial. Él es un gran músico, con una sensibilidad increíble y, además, se sabe expresar muy bien… trabaja Strauss desde la transparencia, es decir, trabajando los colores…

He oído que se va a grabar un CD con los Vierletzte Lieder

Pues todavía no lo sé…(risas) Es cierto que van a grabar el concierto de Munich, y espero que todo vaya bien, que yo siga “sana”, y que el maestro esté satisfecho y decida que lo conservemos como documento… Él es muy crítico, yo de momento no he oído nada al respecto, pero soy positiva y si no sale, pues tendremos que grabar el CD con piano (risas)… Llamamos a Helmut Deutsch, y que sustituya a la orquesta al piano (risas)  Bueno, ahora en serio, creo que todo funcionará… Se trataría de un CD dedicado, de nuevo, a Strauss con este repertorio, es decir, con estos Lieder y también Lieder con piano, porque no da tiempo a grabar todo el CD con orquesta...

El 26 de octubre sumará un nuevo debut en la Scala, en esta ocasión, como La Contessa  de Le nozze di Figaro, en la nueva producción de Frederic Wake-Walker con dirección musical de Welser-Möst. ¿Ha preparado de un modo especial  este rol?  

Pues cantando muchas Susannas… Yo, de hecho, empecé con Barbarina (risas). Lo cierto es que en Mozart como en Strauss, se pasa de un rol de soprano a otro… Naturalmente, el rol de la Contessa supone otro paso, desde el punto de vista de la voz... Fíjese que para mí la Contessa es todavía Rossina... tenemos que partir de Beaumarchais, y ella es Rossina… es decir, no es una mujer anciana, deprimida… Naturalmente, está herida, pero yo creo que tiene tantos reflejos como antes… Yo creo que Le nozze es una ópera muy revolucionaria y que ella es la más moderna de todos… ve a  Susanna como una amiga… está claro que es una serva, pero es también su amiga… esto se aprecia muy bien en ese duetto que cantan juntas, ya que no se distingue bien si es Susanna la que está cantando o la Contessa… es como si fueran una sola persona… La verdad es que es una ópera maravillosa, y cada rol es fantástico… y creo que se necesita un auténtico trabajo en equipo para hacer bien esta ópera… Por supuesto, cuando canto la Contessa utilizo la voz de forma diferente a como lo hago con Susanna… La Contessa tiene que cantarse con un bello sonido, pero es Mozart y, por lo tanto, hay que estudiar y trabajar con disciplina el rol, porque las coloraturas tienen que ir a tempo, y tienen que ser limpias… Con esto quiero decir que no tienes tanta libertad como te permite el Belcanto, o dicho de otra forma, Mozart trabaja menos con efectos, y lo que está escrito, tiene que ser así…

Hablando del estilo belcantista, Edita Gruberova me hablaba, no hace mucho, de la libertad de ejecución del Belcanto, de cómo  "la cabaletta ofrece al cantante una total libertad para que cada uno la cante como quiera” ¿Cómo describiría Diana Damrau el Belcanto?

Sin duda, la base de la técnica tiene que estar ahí, así como una voz que te permita hacer esas cadenze, los efectos, etc. Esa libertad a la hora de emplear  la voz… depende también, obviamente, del rol que se cante porque, por ejemplo, el rol de Maria Stuarda, lo puede cantar una soprano pero también una mezzosoprano… Lo que para mí es especialmente importante en el Belcanto es que cuando haces una frase, puedes arriesgar y debes arriesgar, pero siempre en relación con el sentimiento y con las palabras que estás cantando… me refiero a que todo tiene una razón de ser y que no se trata de cantar rápido una coloratura o cantar como si estuvieras haciendo un ejercicio de canto… Lo bonito del belcanto es que uno puede hacer música con su voz, como si uno mismo estuviera componiendo, puedes jugar con el tiempo … Le pongo un ejemplo… cuando hicimos Lucia di Lammermoor en Munich, hicimos algo totalmente alejado de la tradición, también  desde el punto de vista musical... En la escena de la locura, hay indicaciones en la partitura que hay que hacer, pero luego en la cadenza hay un momento en el que puedes hacer un fortissimo o un pianissimo que no están escritos… En esa producción concretamente, que presentaba otra visión, con una Lucia claramente loca (risas), utilicé medios muy distintos desde el punto de vista de la dinámica, quiero decir, que hice colores muy distintos…y eso es precisamente lo que te permite el Belcanto, es decir, te ofrece una libertad para variar las obras, descubrirlas de nuevo, o simplemente cantarlas maravillosamente, pero de forma diferente en cada producción…

Ahora que menciona a Lucia di Lammermoor, lo primero que me viene a la mente es la producción que estrenó recientemente en la Royal Opera House, con firma escénica de Kate Mitchell, que no estuvo exenta de polémica… ¿Se deja influenciar por el concepto que tiene del rol el director de escena, o se mantiene firme a su propia concepción del personaje?

Expreso siempre mi idea y tratamos de adaptarnos (risas). Hay veces en las que tienes que transformar por completo el concepto, sobre todo, cuando se trata de Regietheater, pero por ejemplo con Belcanto te puedes adaptar bien, musicalmente hablando, y sin hacer daño a la música, se pueden aportar cosas nuevas, como en el caso de las producciones de Lucia tanto en Munich como en Londres…

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Y, ¿cuántas Lucias más tiene anotadas en su agenda?

En un futuro próximo, no haré ninguna nueva producción de Lucia… tengo que decir que la Lucia londinense fue una producción en la que tuve que aprender mucho, y en la que sufrí mucho también… Después de hacer esta producción, ¡necesitas dos semanas de vacaciones!... Fue estresante para el cuerpo, para todo en general y para la voz también, porque no te bajas ni un momento del escenario…y, además, tienes que aprender a enfrentarte a situaciones psicológicas difíciles como el aborto, la sangre, el suicidio, etc… situaciones  emocionales que influyen naturalmente en el sonido, en la voz…y hay que recuperarse… Fue, sin duda, mi tarea más difícil… fue como participar en un Krimi (película policiaca), y esa puesta en escena con dos acciones al mismo tiempo era como estar en un film…la verdad es que era una producción maravillosa, pero he aprendido que cosas como estas con el calendario que yo tengo, no las voy a volver hacer…De todas formas, estoy muy orgullosa de haberlo hecho (risas)

¿Y qué me dice el repertorio francés?

Sí, claro…tendré en breve una nueva producción de Roméo et Juliette, bueno, en realidad es la producción que se hizo en Salzburgo pero adaptada para el Met, porque allí no tenemos el marco de la Felsenreitschule...luego haré Les contes d’Hoffmann en Los Ángeles…comenzaré también con Faust… slowly, slowly…

¿Algún otro nuevo debut a la vista que le haga especial ilusión?

Maria Stuarda en Zurich…y vendrán también otras cosas muy bonitas… Por supuesto, seguiré con Traviata, Lucia…y haré roles que me van bien en este momento como por ejemplo Arabella...

¿Hay sitio para Wagner en el futuro?

Quizás, pero no por ahora…para eso todavía tengo por delante diez años (risas) Ahora estoy haciendo obras francesas, roles muy bonitos que me van bien y que quiero hacer, ahora hago un pequeño step, por así decir, del mundo del belcanto con un  nuevo CD, que incluye arias de Meyerbeer…Un judío alemán, que estudió composición con Salieri en Italia…y eso se nota enseguida en ese estilo italiano de sus obras,  compuso también para Alemania con un estilo muy alemán, aunque desgraciadamente sin mucho éxito, y luego, por supuesto, tenemos su famosa etapa de la Grand Ópera francesa…Su influencia en otros compositores y en la música del futuro fue muy importante …Cuando uno escucha sus obras francesas, se aprecia inmediatamente ese parfum, esa elegancia… como en Les Huguenots... Todo eso estará en el CD… cuando la gente lo escuche pensará que son tres compositores distintos, pero en realidad es uno solo, porque fue un europeo en su época…Y por fin, hemos grabado el CD, porque la primera vez que intentamos grabarlo tuvimos que posponerlo, la segunda vez, me quedé embarazada, y después me puse enferma (risas)...

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Ha cantado Operette, musical,  A Harlot’s progress de Bell, ¿no le apetece probar otro género como el Jazz, que como el belcanto también le permite improvisar?

(Risas) Ya veremos…Sí le cuento que Bell va a componer algo para mí…

En menos de tres horas, de nuevo, en  el escenario de la Scala… ¿Recuerda cómo se sintió cantando La traviata? Una soprano alemana que canta Traviata en un teatro italiano, en principio, da cierto vértigo ¿Nunca tuvo miedo de la reacción del público?

Al principio sí, pero luego ya no tenía miedo alguno…todo fue bien…Por supuesto, cuando recibí el contrato no pude dejar de sentir miedo y, sobre todo, respeto (risas)…además, lo recibí cinco años antes y no me lo podía creer, pensaba que no era verdad (risas), pero, efectivamente, ¡ahí estaba el contrato! (risas)

Y, por último, como curiosidad: ¿Todavía baila flamenco en su tiempo libre?

Pues en el tiempo libre ahora soy mamá…cuando salgo del teatro me convierto en mamá y cuando estoy en el escenario soy otra persona (risas)…No, en serio, todo tiene su tiempo y en estos momentos no me queda tiempo para eso.

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