Edictoràlia Música publica el libro Música y represión política. De la Alemania nazi a la España franquista, editado y coordinado por Enrique Téllez
Música y represión
Por Albert Ferrer Flamarich
Música y represión política. De la Alemania nazi a la España franquista. Enrique Téllez (editor y coordinador). Edictoràlia Música. Valencia, 2021. 304 págs. ISBN: 978-84-120023-4-8
En comparación con otros períodos recientes de la historia musical española como la dictadura de Primo de Rivera, la II República o la Transición, el estudio de la Posguerra y las décadas siguientes avanza con timidez. En este sentido, se trata de un campo que progresivamente se ha ido convirtiendo en una tendencia y de la que, en los últimos años, han ido apareciendo publicaciones y comunicaciones específicas elaboradas con sumo rigor. Más allá de los grandes nombres de todos conocidos y que forman el canon compositivo español de la época, estos estudios permiten conocer con mayor profundidad y desde otras perspectivas dicha realidad. Esto ha sido posible gracias a una generación de estudiosos –jóvenes y no tan jóvenes- versada en las últimas metodologías y vinculados a los ámbitos de la Historia del Arte, Humanidades e Historia y Ciencias de la Música.
Estos especialistas ofrecen trabajos de la importancia y necesidad como el de los cuatro artículos compilados aquí, gestados por Juan José Olives, Joan B. Llinares, Elsa Calero Carramolino y Enrique Téllez. Sus ejes discursivos se centran en la incidencia del nazismo alemán y del franquismo español durante la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial. Desde una orientación de cierta transversalidad atienden los campos literario, filosófico y, obviamente, musical partiendo de preceptos formalistas, sociológicos y estéticas musicales diversas. En este sentido, contrastan la faceta puramente sonora del discurso musical sin perder de vista el entorno artístico, cultural y social como prueban tres de los cuatro capítulos al ofrecer un análisis de la significación y semanticidad de las obras, con un enfoque abundantemente documentado, tal y como testimonian la bibliografía, las notas a pie de página y las referencias a autores y citas expuestas en cada capítulo.
Lo ofrecido aquí son comunicaciones muy concretas sobre obras, personajes y relaciones singulares en un acercamiento de comprensión profunda al funcionamiento y significación de la música estudiada, entendida como parte de una manifestación en la que confluyen otros medios de expresión junto a una serie de condicionantes biográficos, sociales y materiales. Tal es el caso de los capítulos segundo y tercero. Uno lo firma Joan B Llinares y lo dedica a la incidencia del cautiverio en campos de concentración vivido por el escritor y ensayista Jorge Semprún (1923-2011) tal y como lo plasmó con carga simbólica, connotativa y expresiva en las referencias musicales de sus textos. El otro corre a cargo de Elsa Calero Carramolino que confecciona una breve taxonomía de la actividad musical carcelaria presentándola como topos de inspiración, como punto final y como paréntesis de una trayectoria, así como centro de aprendizaje musical. Este último apartado da pie a configurar el perfil biográfico y el catálogo creativo del compositor Eduardo Rincón (1924), que fue víctima de la represión política franquista y desarrolló su faceta como compositor durante los periodos de encarcelamiento.
Previamente, el fallecido director y compositor Juan José Olives (1951-2018) planteó Un superviviente en Varsovia de Schoenberg desde un análisis formal que combina enfoques sintácticos y semánticos. Esta comunicación, por cierto, fue concluida por el editor y coordinador de este volumen, Enrique Téllez, siguiendo las indicaciones que Olives le había facilitado antes de su fallecimiento. No obstante, el epicentro de esta monografía lo configura la aportación del citado Enrique Téllez gracias a un artículo mastodóntico, tremendamente expositivo y muy secuenciado en el que hilvana una compleja reconstrucción histórica de la basculación de canciones e himnos de guerra como fueron In der Gartenlaube, Facetta nera, Facetta bianca en los ámbitos germánico, italiano y español; enfocándose también en las personalidades de Fania Fénelon, Ángel Bernat Beneyto, José Antonio Martínez Palacios y George Brady. Frente a las doscientas páginas de éste, los tres textos precedentes parecen ser satélites complementarios.
Para ello parte de la lectura iconográfica del dibujo de Rodríguez de Luna publicado en La Vanguardia el 7 de septiembre de 1938 (págs. 134-138) y se nutre de un aparato documental ingente y minucioso que recoge desde los hechos históricos hasta las dinámicas de los campos de concentración y prisiones; desde las ediciones de cancioneros hasta los relatos de presos en un seguimiento de la Guerra Civil española con tintes de crónica histórica a través de las canciones bélicas. De este modo, nos recuerda que las fórmulas melódicas generalmente se manifiestan con independencia de los textos a los que sirven de soporte musical. Además, están sometidas a leyes de evolución particulares y siguen unos itinerarios geográficos bastante diferentes de lo previsible como prueban la difusión y diversificación de sus contenidos y sus variantes, como muestra Téllez. A la manera de gritos contenidos y de proclamas fervorosas, estos materiales canalizaban los sentimientos de identificación entre colectividades opuestas.
Ante ellas, no hay poseedores de la verdad entre fratricidas, ni tampoco cánticos sin reivindicación, autoafirmación o apología hiperbólica que no buscasen enardecer los ánimos, enfatizar la propaganda y establecer la hegemonía del colectivo emisor frente al enemigo. De ahí, que pueda entenderse su desarrollo como contrafacta debido a la reutilización de una misma melodía para distintos textos, otorgando una funcionalidad efímera de estas armas ideológicas que eran las canciones de guerra, habitualmente basadas en la simplicidad y la economía del mensaje tanto en lo poético como en lo musical para garantizar su memorización. Por último, unas ilustraciones sobre la guerra de la pintora Isabel Bacardit cierran este libro que se suma a las muy recomendables investigaciones de los dos últimos decenios sobre la materia.
Edictoràlia Música lo ha presentado con un cuerpo de letra cómodamente legible facilitando la lectura de unos estudios que, sin duda, son un material de referencia para especialistas en música y para historiadores en general. En consecuencia hay que celebrar esta novedad dentro del sendero diligentemente trabajado en investigaciones de la enjundia de Discursos y prácticas musicales nacionalistas (1900-1970) coordinado por Pilar Ramos López (Universidad de La Rioja, 2012), de Una música para el “Nuevo Estado”. Música ideología y política en el primer franquismo (2013) de Gemma Pérez Zalduondo, como Puentes sonoros y coreográficos durante el franquismo coeditado (2019) coordinado por la misma musicóloga junto a Belén Vega Pichaco, Elsa Calero Carramolino, y como Dolor, represión y censura política en la cultura del siglo XX (2016) coordinado por David Martín López. Estas cuatro últimas, por cierto, publicadas por Libargo Editorial. Junto a éstos, la presente novedad de Edictoràlia refrenda la necesidad de una memoria histórica, mucho más activa y palpable en la cultura y en la historiografía que en el ámbito político, en un país, España, cuyas instancias legislativas siguen de espaldas a ello.
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