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CRÍTICA: JOAQUÍN ACHÚCARRO INTERPRETA EL "SEGUNDO" DE BRAHMS EN EL AUDITORIO DE ZARAGOZA, BAJO LA DIRECCIÓN DE VASILY PETRENKO

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Autor: Alejandro Martínez
24 de octubre de 2012
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 Zaragoza. 22/10/12. Royal Liverpool Philharmonic. Director: Vasily Petrenko. Pianista: Joaquín Achúcarro. Obras de Brahms y Shostakovich.

EL MAGISTERIO DE ACHÚCARRO

      El gran pianista Joaquín Achúcarro está celebrando su ochenta cumpleaños con una gira que huele a despedida, por varias ciudades españolas, acompañado de la Royal Liverpool Philharmonic con Vasily Petrenko a la batuta. Precisamente en Liverpool, en 1959, Achúcarro ganó el concurso de piano de dicha ciudad, lo que le llevó a debutar en Londres poco después, en el Royal Festival Hall.

      El programa de ayer, en el Auditorio de Zaragoza, incluía una de las piedras miliares del repertorio: el Concierto para piano y orquesta nº 2 de Brahms, Op. 83. El veteranísimo maestro bilbaíno dio muestras de una soltura y una elegancia al alcance sólo de los más grandes y consolidados. Moderado y reflexivo pero intenso, su piano emerge natural, sin estridencias, perfectamente acompasado con la orquestación de Brahms. Como acostumbra, Achúcarro paladea la partitura con un legato terso y sutil y sin perder no obstante un ápice de virtuosismo y agilidad cuando corresponde.

      La Royal Liverpool Philharmonic cumplió con eficacia en su labor de acompañar al maestro bilbaíno, destacando más en los momentos lentos y románticos, como el Andante, que en los briosos y agresivos, en los que el balance entre los metales y la percusión respecto a las cuerdas resultó algo desigual en manos del joven Petrenko. Fue francamente destacable la contribución del primer violonchelista, Jonathan Assgaard, en el citado Andante, en verdad un movimiento intensamente bello. La primera parte se cerró con una genial propina a cargo de Achúcarro, ni más ni menos que el acariciador Nocturno de Scriabin para la mano izquierda.

      Petrenko, sin embargo, comandó con un brío y una seguridad ejemplares la compleja partitura de la conocida Sinfonía número 10 de Shostakovich. Con un sonido metálico y lacerante, realmente agresivo y contundente, la Royal Liverpool Philharmonic desgranó uno a uno los movimientos de la partitura, destacando un electrizante Allegro. La orquesta se mostró sin duda mucho más cómoda dando voz a Shostakovich que con el romanticismo de Brahms. Sin embargo, de propina, Petrenko y los suyos ofrecieron "Nimrod", de las Variaciones Enigma de Elgar, confirmando con ello que además del sonido lacerante que demanda Shostakovich en su sinfonía, son también capaces de un sonido terso, profundo y solemne.

      Achúcarro regresará a Zaragoza el 13 de diciembre, en el marco del ciclo de Grandes Pianistas Pilar Bayona, con un programa dedicado íntegramente a Chopin.

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