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Crítica: «Aida» en el Teatro Campoamor de Oviedo

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Autor: Nuria Blanco Álvarez
26 de diciembre de 2024

Crítica de Nuria Blanco Álvarez de la ópera Aida de Verdi en el Teatro Campoamor de Oviedo

Aida en el Teatro Campoamor de Oviedo

Aida, el buen gusto de Zeffirelli

Por Nuria Blanco Álvarez | @miladomusical
Oviedo, 18-XII-2024. Teatro Campoamor. Aida (Giuseppe Verdi). Carmen Giannattasio (Aida), Jorge de León (Radamés), Ketevan Kemoklidze (Amneris), Àngel Òdena (Amonasro), Luis López Navarro (el Rey), Manuel Fuentes (Ramfis), Josep Fadó (un mensajero). Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo). Director de coro: Pablo Moras. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Dirección musical: Gianluca Marcianó. Dirección de escena: Vivien Hewitt.

   La Temporada de ópera de Oviedo finaliza este 2024 con la puesta en escena de la preciosa producción de Franco Zeffirelli de Aida en su versión reducida de Busseto que, aun así, quedaba grande en un escenario de las dimensiones del Teatro Campoamor. No obstante, se agradece que sobre esas tablas al fin pueda verse una producción de altura con un vestuario además muy cuidado de la diseñadora Anna Anni; preciosa la gama cromática de los atuendos en teja de los prisioneros etíopes. La dirección de escena de Vivien Hewitt no arriesgó, adoleciendo incluso de estatismo. Una cosa es favorecer el trabajo de los cantantes, como no podría ser de otra manera, y otra es dejar al coro diligentemente divido por cuerdas como si de una versión de concierto se tratase en la que apenas movieron un músculo en sus intervenciones. Magnífico en lo vocal el Coro titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo) dirigido por Pablo Moras, especialmente la parte masculina que ofreció unas bellísimas interpretaciones a capella en su invocación a Fthà, no tan bien estuvieron en el tercer acto.

   Jorge de León se quedó corto en el papel de Radamés pues estaba únicamente pendiente del volumen y de la colocación de los agudos, que preparaba con dificultad, debiendo respirar a cada paso, sin apenas fiato y nulo fraseo. Sus intervenciones adolecieron de cualquier tipo de matiz y parecía fatigado desde su entrada en escena. La presentación de Aida también defraudó: Carmen Giannattasio mostró engolamiento en su voz y muy pobre dicción, que parecía llena únicamente de vocales, además de presentar dificultades en las notas más graves y en mantener largos los finales de frase; afortunadamente fue progresando algo a medida que avanzaba la acción. Justo lo contrario le ocurrió a la mezzo Ketevan Kemoklidze, quien comenzó bien y con gran presencia escénica siendo la más destacada en los dos primeros actos pero que al llegar al cuarto bajó enteros con una desagradable falta de homogeneidad en su registro que afectaba incluso al silabeo de las palabras.

   Ángel Ódena interpretó a un Amonasro de gran expresividad y pleno en lo vocal. Luis López Navarro dio vida al Rey con convicción y buen hacer. Manuel Fuentes como Ramfis mostró un precioso timbre con una proyección además envidiable, mientras que Josep Fadó fue un fenomenal mensajero, lástima lo breve de su papel. La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias actuó adecuadamente, con especial mención a las maderas, bajo la batuta de Gianluca Marcianó quien ofreció una correcta versión musical siempre pendiente de los cantantes.

Foto: Iván Martínez


 

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