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CD: La Royal Scottish National Orchestra y Jean-Luc Tingaud graban obras de Massenet para Naxos

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Autor: Albert Ferrer Flamarich
6 de diciembre de 2020

Factoría Massenet

Por Albert Ferrer Flamarich
Massenet: Obertura Brumaire, poema sinfónico Visions, Suite  Espada, música incidental para Les Érinnyes y Obertura Phèdre. Royal Scottisch National Orchestra. Jean-Luc Tingaud, director. Naxos 8.574178. 75:05 2019 1CD 2020

   Grabado entre los días 27 y 28 de agosto de 2019 en el New Auditorium de la Glasgow Royal Concert Hall, este disco recoge obras de Jules Massenet poco prodigadas tanto en el mundo de la fonografía como en las programaciones sinfónicas estables. El proyecto se apoyó en la asesoría de Phil Rowlands Lewis como técnico de sonido, productor y editor que, en una labor muy cualitativa, también ha sabido captar la espacialidad idónea para el efecto de lejanía en el grupo instrumental en off-tage del poema sinfónico Visions. Un grupo instrumental que incluye electrófono, un solo de violín que augura el de la «Meditation» de Thais y una vocalise conclusiva de la soprano fuera de escena preludia la idea de lo místico a la manera de Holst en su planeta Urano. Con diferencia, ésta es la composición más atractiva y ambiciosa del disco, en la que también se perciben un inicio lohengriniano y evocaciones straussianas, más patentes en el perfil melódico que en la densidad y la instrumentación. La filiación lisztiana con el poema sinfónico Les préludes apuntada por Letellier en las notas de carpeta no es fácilmente discernible ni en la estructura, ni en el tratamiento orquestal, ni los motivos melódicos.

   Como ésta, la obertura de circunstancias Brumaire (1900) muestra la colonización germánica, concretamente wagneriana, en el repertorio francés, a pesar de un tramo conclusivo algo banal, con efectos postberliozianos y militaroides con toques de trompetas parafraseando La Marsellaise. Eso sí, con una magna habilidad para crear atmosferas como en la sección con campanas previa a la marcha. Algo que también comparte la obertura sobre la Fedra de Racine, compuesta en 1873 con clara diferenciación de los motivos musicales, de corte muy operístico y procedimientos que reciclará en Manon, también basada en un personaje abocado a su autodestrucción. Al margen del interés del repertorio prácticamente desconocido por el aficionado, se trata de una música de eficacia teatral, riqueza tímbrica, fuerza rítmica y puntualmente excitante.


   La Royal Scottish National Orchestra logra un sonido nítido, de color intenso, equilibrado en los planos en una música que también recurre con eficacia a tópicos del siglo XIX: desde la orquestación hasta el uso de modalismo para simular ambientes exóticos como, por ejemplo, la Espada-Suite y los divertissements de la música incidental para la tragedia antigua en dos partes Les Érinnyes de Leconte de Lisle estrenada en 1873. La ingenuidad, incluso lo kitsch, y el carácter comercial de esta última sorprende en una obra cuyo nombre remite a unos de los personajes más temidos de la mitología griega. Particularmente es así en el Entreacto del acto tercero y el primer divertissement del acto IV, que destaca por los juegos y un diálogos de las flautas (también la flauta grava) y la conclusión chaikovsniana.

   El rico sonido de cuerda que logra Jean-Luc Tingaud –conocedor del repertorio francés de la época: desde Bizet a Dukas, pasando por D’Indy y Debussy-, sustenta las texturas con matices efectivos en el tempo y la dinámica. Aprovecha la frescura, la garra y la fuerza melódico-rítmica para ofrecer unas lecturas con buenos solos en las maderas y un sonido estándar de conjunto que convence por su cuidadosa atención al detalle y el idiomatismo, sobretodo en procedimientos muy del gusto de los ballets de grand-opéra francesa como los rasgueos y recursos modales de corte españolista de la Suite Espada (1908). Por su parte, Robert Ignatius Letellier, especialista meyerbeeriano y en ópera francesa, firma unas eficientes notas de carpeta centradas en ser una guía de audición sustancial. En resumen, se trata de un cedé con buena factura artística y de repertorio infrecuente que se suma a la recuperación de obras similares en anteriores proyectos del sello como el que en 2012 protagonizaron Patrick Gallois y la OBC, Orquesta Sinfónica de Barcelona, con los ballets de óperas como Hérodiade, Thaïs y Le Cid.  

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