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CD: Victoria de los Ángeles. Arias religiosas y barrocas

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Autor: Albert Ferrer Flamarich
31 de julio de 2019

Recuperando la voz de los ángeles

Por Albert Ferrer Flamarich
Baroque & Religious Arias. Obras de Mozart, Haendel, Bach y Franck. Victoria de los Ángeles, soprano. Richard Lewis, tenor. EvelinGerald, oboe. Moore, piano. George Thabell-Ball, órgano. Temple Church Choir. London Symphony Orchestra. The Goldsbrough Orchestra. Bath Festival Orchestra. Sir Adrian Boult, director. Yehudi Menuhin, violín y director. Fundación Victoria de los Ángeles FVdA-15 DDD 66 minutos.

   El legado discográfico de Victoria de los Ángeles sigue engrandeciéndose gracias a la incansable labor de la fundación que lleva su nombre. Entre sus múltiples actividades cabe destacar los cursos y masterclasses para alumnos y ocasionalmente la actividad de la joven orquesta, así como el Life Festival que en menos de una década de vida sea convertido en un puntal de calidad indiscutible como certamen liederístico cubriendo un déficit muy importante en Barcelona.  

   Cualquiera de las once piezas compiladas de Mozart, Haendel, Bach y Franck es una lección de canto en unos años en que la soprano estaba en la cima de sus cualidades. Des del «Laudate Dominum» de las Vesperae Solennes de Confessore K.339 de Mozart al «V’adoro pupile» de Giulio Cesare de Haendel pasando por el aria «Ich dein detrübtes Kind» de la cantata BWV 199 de Bach rezuman la excelencia de la línea de canto, siempre elaborada y meticulosa en todos sus parámetros musicales sumados al texto con la que ensalzó la poética musical. Una sublimación basada en la fluidez y seducción, nada afectada, luminosa y fruto de la homogeneidad y naturalidad de un canto sin aparente esfuerzo, de sensibilidad única con las que logra cimas apolíneas escasamente igualadas de estas piezas. Su enfoque parece seguir un mismo patrón, de plegaria, con una satinada suavidad y con una velada morbidez en la expresividad y el timbre. Cualquier aria «So shall the lute and harp awake» del Judas Maccabeo haendeliano supone una excelente muestra de la prístina dicción, meticulosidad artística y elaboración rítmica, así como de la pulida articulación y precisión en el enlace de ornamentaciones, picados y otras notas en stacatto perfectamente colocadas sin perder la riqueza del esmalte tímbrico. «Sit nomen Dominum» del Laudate Pueri Dominum del mismo compositor suma un magnífico equilibrio con la segunda voz que canta el oboe obligado.


   En las grabaciones participan varias orquestas y solistas instrumentales el tenor Richard Lewis, el temple Church Choir -en una recreación sensacional Ave Verum Corpus K.618 de Mozart-, la London Symphony Orchestra con Sir Adrian Boult y la Bath Festival Orchestra dirigida por Yehudi Menuhin. La lentitud de los tempi casa con un concepto anterior a criterios historicistas en unas recreaciones austeras, de planos sonoros transparente sin renunciar a la densidad de sonido conjunto como en La Procession de Frank construida con soberana organicidad en estas grabaciones de estudio. Unas grabaciones, por cierto, que no se comercializaron ante la desaprobación de la soprano y de Menuhin. Años después el sello Testament acabó publicándolas en una edición limitada, hoy extinta.

   El diseño mantiene la línea de la colección que, hasta no hace mucho, había editado el sello Columna Música aunque las tres últimas referencias publicadas lo han hecho en el sello de la propia fundación. Sólo cabria señalar la ausencia de la autoría de Haendel al Laudate Pueri Dominum (pista 8) en el inlay de la contracubierta. El crítico musical y profesor universitario, Jaume Radigales, firma las notas de carpeta con el rigor que le caracteriza aunque se centra primordialmente en el comentario de las obras. En atención a su profundo conocimiento sobre la cantante como autor de uno de los pocos libros de calidad escritos en el ámbito español sobre ella y también como miembro del patronato de la entidad, hubiéramos preferido un texto más centrado en las circunstancias de las grabaciones, sus actuaciones junto a figuras como Sir Adrian Boult y Yehudi Menuhin, así como el comentario más detallado del arte canora la soprano en estas tomas sonoras.

   En resumen, gracias a un proyecto de micromecenazgo y al apoyo privado, el melómano tiene a su alcance de nuevo en formato físico un disco excepcional, aparentemente de otra época pero cuya musicalidad y perfección canora lo convierte en atemporal. Sin duda, se trata de un disco antológico, enteramente una delicia, cuya audición narcotiza en un hedonismo mayúsculo y desde un emotivo y subyugante equilibro.

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