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[C]rítica: Drumming Grupo de Percussão, en las «Series 20/21» del CNDM

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Autor: David Santana
16 de enero de 2019

El ritmo llega al Reina Sofía

Por David Santana
Madrid. 14-I-2019. Auditorio 400, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Centro Nacional de Difusión Musical [Series 20/21]. Drumming, de Steve Reich; Três Fados Geneticamente Modificados, de Luis Tinoco; Natura Morta, Sunset among flowers y Pocket Paradise, de Jesús Rueda. Drumming Grupo de Percussão.

   Comienza el año con muy buenas noticias para los amantes de  la música contemporánea, nada menos que un lleno absoluto en el primer concierto de 2019 del ciclo Series 20/21 del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM], algo que, espero, provoque rechinar de dientes en aquellos gestores y directores de ciclos musicales que se niegan a programar esta música alegando que no tiene suficiente público. Pues bien, el Auditorio 400 del Reina Sofía comienza a quedarse pequeño, ya que diez minutos antes del inicio del concierto ya hubo varias personas que, desgraciadamente, no pudieron asistir al magnífico espectáculo de Drumming Grupo de Percussão.

   Si tuviera que argumentar qué provocó este interés del público madrileño, diría que, en primer lugar, fue la originalidad: uno no escucha un grupo musical formado por seis percusionistas todos los días. Además, el nombre de Drumming Grupo de Percussão empieza a ser cada vez más sonado en España y más allá de sus fronteras, ya que su pericia y sus colaboraciones con compositores españoles e iberoamericanos les han convertido en uno de los referentes de la música contemporánea para percusión. Pues bien, ¿querías originalidad? Pues tomad dos tazas; ya que los estrenos de Luis Tinoco y Jesús Rueda fueron una auténtica revolución. La obra Trés Fados Geneticamente Modificados supone una revisitación a la nostalgia lisboeta, de cuyo paisaje sonoro no se puede omitir el género portugués por antonomasia. Tinoco logra combinar este sonido tecnológicamente anticuado de los vinilos con unas marimbas convertidas en guitarras portuguesas que acompañan con sus trémolos estos fados. Con diferentes e innovadores métodos de tocar ‒en el más puro sentido de la palabra‒ los instrumentos logra crear unos timbres realmente novedosos que hacen que esta obra sea una excelente propuesta. La obra de Jesús Rueda Natura Morta resultó bastante más chocante. Sonidos guturales, tanto en versión electroacústica como en directo y timbres que, al menos un servidor, jamás se hubiera imaginado en un escenario, como el aire que escapa de un globo, se conformaron con mucho sentido en una pieza muy bien escrita y que, a pesar de su alto grado de experimentalismo, no deja de ser una obra de música completa en el gran nivel intelectual al que nos tiene acostumbrados Jesús Rueda.

   Otro de los motivos que me inclina a pensar por qué este interés del público en la percusión es el misticismo de los tambores. Ese mismo primitivismo que provoca que, precisamente en estas fechas invernales, nos embobemos mirando el fuego arder en una chimenea o que no podamos apartar ni los ojos ni los oídos del atrayente sonido de los tambores. Steve Reich, que compuso esta obra encontrándose en Ghana, supo captar toda la magia que en las culturas animistas africanas aún persiste en el sonido de los tambores y, junto con el adecuado espectáculo de luces que provocó que la experiencia de Drumming, Natura Morta, Sunset among Flowers y Pocket Paradise, fuese, si cabe aún más intensa, demostró el poder del ritmo.

   Cabe destacar el aguante y precisión que demostraron los componentes de Drumming Grupo de Percussão durante la interpretación de la obra de Reich. Especialmente su director Miquel Bernat que golpeó incansablemente el bongó durante los casi veinte minutos que dura la pieza.

   La obra que puso fin a esta primer concierto del año especialmente populoso fue Pocket Paradise de Jesús Rueda. Destacó por su amplia variedad instrumental, desde la percusión corporal hasta la marimba pasando por todo tipo de platos, el gong y demás litófonos. En definitiva, una muestra del amplio abanico de posibilidades que Jesús Rueda es capaz de desarrollar para crear música. Solo nos cabe preguntarnos qué más nos tendrá preparado el madrileño para esta temporada como compositor residente del CNDM que, sin duda alguna, está aprovechando al máximo para desempolvar grandes obras como las que pudimos escuchar en este concierto.

Fotografía: Susana Neves.

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