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Crítica: Kirill Petrenko dirige "Götterdämmerung" en Múnich

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Autor: Alejandro Martínez
30 de marzo de 2015

Por Alejandro Martínez

Múnich. 29/03/2015. Bayerische Staatsoper. Wagner: Götterdämmerung. Stephen Gould (Siegfried), Rebecca Teem (Brünnhilde), Hans-Peter König (Hagen), Alejandro Marco-Buhrmester (Gunther), Tomasz Konieczny (Alberich), Anna Gabler (Gutrune), Okka von der Damerau (Waltraute), Hanna Elisabeth-Müller (Woglinde), Jennifer Johnston (Wellgunde), Nadine Weissmann (Flosshilde), Okka von der Damerau (1 Norn), Nadine Weissmann (2 Norn), Anna Gabler (3 Norn). Dirección musical: Kirill Petrenko. Dirección de escena: Andreas Kriegenburg

   Con un tino muy bien medido, sin necesidad de recurrir a provocaciones gratuitas y banales, Kriegenburg introduce aquí el capitalismo y el sexo como formas de dominación.Estamos sin duda, por su estética, ante la parte del Anillo más netamente alemana, sucediendo un poco lo que en su día debió de acontecer con el estreno de La Traviata, que fue un espejo incómodo para la propia sociedad que acudía a ver la representación y que se vio reflejada en un retrato de una franqueza no siempre soportable.  Y es que en escena no vemos otra cosa que una amalgama entre el universo empresarial y ejecutivo y el desarrollo comercial de los centros comerciales contemporáneos. Todo ello se remata por la evidencia de la desigual realidad que viven los refugiados y los parias de ese sistema. Es la desembocadura última de esa codicia que encarna el Anillo y que aquí va desgarrándolo todo con una despiadada naturalidad. Kriegenburg remata su propuesta, como ya advirtiéramos, retomando den nuevo la idea de los figurantes como aparecieran en Das Rheingold, en representación de un estado natural, prístino y original, en el que la inocencia todavía campa a sus anchas y hace posible el encuentro de la compasión. La representación se cierra no en vano con un abrazo colectivo en torno a Gutrune, descorazonada por la pérdida de Gunther. Más allá de la codicia sólo queda un resquicio para la salvación y ese está en el encuentro solitario y fraterno con el otro. La disyuntiva es trágica pero evidente: o la compasión o la destrucción mutua asegurada.

   Petrenko vuelve a demostrar aquí la viabilidad de su fórmula, con esa potencia bajo control que depara páginas memorables, precisamente en los momentos más esperados, como la marcha fúnebre y sobre todo en la última escena, verdaderamente fulgurante e irresistible, con un ímpetu firme y seco, contundente en su concisión y en su vigor antes que en su grandiosidad. Irrefrenable y e irresistible y con una respuesta orquestal a día de hoy difícil de igualar.

   Vocalmente sólo cabe insistir en los elogios ya apuntados en torno a Stephen Gould, paradigmático en su recreación de Siegfried, incansable, dándolas todas una y otra vez, con una voz que suena exultante en un teatro con tan buena acústica como el de Múnich y glorioso en su última escena. Por otro lado, en reemplazo in extremis (un día antes) de la prevista Petra Lang, Brünnhilde era aquí Rebecca Teem, una cantante apenas bregada en los primeros teatros europeos pero con un amplio recorrido por los escenarios del interior de Alemania. Se ha desempeñado precisamente este verano en el Anillo dirigido por Petrenko en Múnich, aunque en el pequeño rol de Gerhilde. A decir verdad la voz no es menor, la intérprete no se arredra, pero manca fineza, que dirían los italianos. Lo dio todo, sí, pero su Brünnhilde adolece de cierto anonimato, sobre todo por el indiferente color del instrumento y por la irregularidad del fraseo, que oscila entre una entrega enfática y cierta blandura, sin mucho más contraste. Nos quedamos en todo caso con el mérito de haber cubierto la ausencia de Lang de un día para otro, en un Anillo en Múnich con Petrenko, que no es una plaza menor.

   Hans-Peter König quizá no sea un Hagen apabullante, pues al timbre le faltan quilates para sonar memorable, pero tanto su rotunda voz como su contundente presencia escénica le permiten ofrecer un retrato muy creíble del personaje; es sin duda una de las mejores opciones a día de hoy para este papel. Alejandro Marco-Buhrmester fue un intachable Gunther y Anna Galber se nos antojó una Gutrune ideal por su presencia escénica y cumplidora en su desempeño vocal. Monumental la joven y prometedora Okka von der Damerau, en una espectacular intervención como Waltraute, con un instrumento ampuloso y una acentuación grandiosa. De nuevo brillante el equipo de nornas y ondinas, con Hanna Elisabeth-Müller, Jennifer Johnston, Nadine Weissmann, Okka von der Damerau y Anna Gabler.

Fotos: Wilfried Hösl

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