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Crítica: Recital de Ainhoa Arteta y José Bros en el Teatro Cervantes de Málaga

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Autor: Alejandro Fernández
11 de noviembre de 2016

ARTETA Y BROS: LUZ ENTRE LAS SOMBRAS

   Por Alejandro Fernández
Málaga. 6-11-16. Teatro Cervantes. XXVIII Temporada Lírica. Ainhoa Arteta y José Bros. Piano: Marco Evangelisti. Programa: Obras de I. Albéniz, F. Tosti, G. Puccini, F. Cilea, G. Bizet; J. Ovalle, J. León, Carlos Gustavino,  J. Padilla, J. Lacalle, F. Obradors, P. Sorozábal, R Soutullo y J. Vert, F. Asenjo Barbieri y F. Moreno Torroba.

   José Bros, Ainhoa Arteta y el piano acompañante de Marco Evangelisti dieron luz entre las sombras al  plomizo cielo  del Teatro Cervantes de Málaga. Desde hace años el capítulo dedicado a la lírica vive las consecuencias de la apuesta municipal por la franquicia museística que todo lo invade y fagocita buena parte de los recursos que en otro momento disponía el coliseo malagueño. Si a esto sumamos la torpe gerencia que ha regido los destinos del teatro hasta la llegada del nuevo gerente, como decimos por estas orillas: se juntó el hambre con las ganas de comer. El cartelone de la actual temporada lírica intenta despegar sin mucho acierto, a pesar de la inacabable paciencia de aficionados sobre una montaña de despropósitos cada cual más ingenioso e hilarante. Y esto no es más que la escasez de miras de quienes se empeñan en colgar cuadros a precio de oro.

   Tendríamos que preguntarle al nuevo gestor del Cervantes si va a defender esta necesidad ante la masiva respuesta de los aficionados malagueños dado el nivel y el poder de convocatoria de la presencia de José Bros y Ainhoa Arteta. A cualquier aficionado que preguntemos dará la misma respuesta que no es otra que reivindicar una temporada con títulos y solistas concretos, veraces y solventes donde también cabe un ciclo de recitales líricos, con continuidad durante la temporada. Cada punto de la geografía escénica nacional puede elevar argumentos parecidos pero en todos habita el mismo corazón, la vigencia de un género que lucha por sobrevivir. El mérito no está en las grandes producciones, sino en  esa legión de artistas que mantienen viva la lírica.

   Con la visita de estos dos grandes intérpretes de la escena nacional el Cervantes resplandecía colmado de público. El recital lo inauguraba Ainhoa Arteta, quien estos días pasa con su montaje La voz y el Poeta por el Gran Teatro de Córdoba rindiendo homenaje al poeta Federico García Lorca, con una selección de las Seis baladas italianas de I. Albéniz. La soprano vasca supo destacar la esencia belcantista y schumaniana que inundan  estas canciones de juventud del compositor de  Camprodón. Delicadas perlas que en la voz de la soprano resultan maleables y evocadoras. Canciones que encontraron un acomodo vocal ideal en Arteta muy acertada en la emisión, en ocasiones susurradas, técnicamente impecables que a pesar de su aparente facilidad precisan de toque técnico y sobre todo expresivo.

   José Bros, que el lunes pasado puso en pie al Auditorio Nacional junto a la ORCAM, volvía a la escena malagueña años después de su memorable Jota en la versión de concierto de la zarzuela Cádiz, dirigida en aquel entonces por el maestro Lorenzo Ramos. Bros el próximo día quince de noviembre cumple su primer cuarto en la escena. De alguna forma fue la manera de rendirle homenaje por parte de los aficionados malagueños. El tenor barcelonés eligió en su comienzo un trío de canciones de F. P. Tosti las cuales servirían de puesta en valor del registro y exquisito gusto interpretativo de este gran tenor lírico.

    Con las voces suficientemente templadas por ambos prólogos de canciones italianas llegaba el turno a un nuevo capítulo dedicado al verismo de Puccini, Cilea y Bizet con su inmortal Carmen en los que ambos solistas brillarían con luz propia en el dúo Parle-moi de ma mère! Dúo que serviría como colofón a la primera parte del apretado programa propuesto por los dos cantantes. Antes Arteta dibujaría un Vissi d’arte cargado de emoción. Puccini se envuelve en la voz de la soprano trasmutando en un cuadro lleno sensibilidad donde la cantante española se maneja con soltura y resolución, el instrumento que posee más allá de la fría técnica, conmueve. La soprano española sabe que juega en casa, que el aficionado malagueño tiene un especial idilio con ella y esa complicidad estuvo presente durante toda la velada. Su imborrable Vissi d’arte fue el instante de los primeros bravos hasta el dúo de Bizet donde las voces de Bros y Arteta marcarían uno de los puntos sobresalientes del recital. Antes Bros se decantó por L’Arlesiana de Cilea y la celébre È la solita storia del pastore, uno de los momentos claves de esta ópera que se prodiga poco en los escenarios. El tenor resolvió con generosidad vocal, un fraseo correcto unido a la fuerza dramática que impone el sello Bros.

   La segunda parte del concierto tendría como protagonista indiscutible nuestro género con romanzas y dúos que elevarían el tono hasta cotas difícilmente olvidables. Como ocurriese al comienzo del recital una nueva serie de canciones llenarían de color el teatro. Arteta optó por el portugués Ovalle elevando la tensión dramática hasta La rosa y el sauce de Gustavino. Por su parte, Bros tras la célebre Amapola de Lacalle remató su serie de canciones con Obradors, amasado sobre un contínuo tono vocal firme, redondo y acerado poniendo en valor este descuidado repertorio.

   Llegados a la romanza La paloma de Asenjo Barbieri por Arteta el recital aún apenas había llegado a su cenit. Gracia, frescura y desparpajo en la escena apoyaron la interpretación de Arteta a la que seguiría la romanza Bella enamorada de Soutullo y Vert por Bros en esa contínua bravura vocal que mostraría a lo largo de toda la velada. Los inacabables y justos aplausos hacia ambos artistas tras el dúo Caballero del alto plumero, de Luisa Fernanda serían correspondidos con tres bises en los que no faltó De España vengo de La canción del niño judío en la voz de Arteta; la romanza No puede ser de La tabernera del puerto inmensa en manos de Bros y finalmente, coronando todo el concierto, el dúo O soave fanciulla de La bohème donde ambos cantantes firmaron una página cercana a la gloria.

Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

                                                                           

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