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Crítica: Sequentia se presenta en el ciclo anual dedicado a la música medieval en la Fundación Juan March

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Autor: Fabiana Sans
5 de marzo de 2020

Sequentia, magos de la música

Por Fabiana Sans | @fabianasans
Madrid. 04-III-2020. Fundación Juan March. El origen medieval de la música europea (siglos IX-XV) [Viernes temáticos]. Encantamientos del norte: magos, brujas y sus músicas. Sequentia: Benjamin Bagby [voz, arpa anglosajona y dirección], Hanna Marti [voz y arpa], Stef Conner [voz] y Norbert Rodenkirchen [flautas de madera y hueso].

   Hace un par de años Benjamin Bagby estrenaba en España uno de los conciertos más interesantes que hemos podido disfrutar (y aprender) en lo que concierne a la música medieval. Para esta ocasión, Bagby recreaba la historia de Beowulf, un poema épico anglosajón que data –posiblemente– del siglo XI conservado en el manuscrito Cotton Vitellius A.xv y que forma parte de los fondos de la British Library. Esta epopeya, narrada en en inglés antiguo, fue reconstruida por el músico quien únicamente con su voz y  su arpa anglosajona, le dio forma a esta historia, manteniéndonos a todos  los asistentes expectantes a lo largo de toda la narración, evocando cada personaje y suceso durante el desarrollo de la gesta con diferentes sonoridades, timbres y recursos teatrales que fue imposible no salir atónito de este espectáculo.

   Con esta expectativa nos dirigimos al auditorio de la Fundación Juan March para escuchar el quinto de los siete conciertos de este ciclo dedicado a los orígenes de la música medieval. Juan Carlos Asensio, reconocido y destacado gregorianista y medievalista nos ofreció una magnífica presentación profundizando en cada detalle del programa, en la que a través de imágenes,  explicación del contexto y de los textos, descifró el concierto.

   Llega el turno para Sequentia. En el escenario, cuatro sillas rodeadas de tres arpas, dos de ellas anglosajonas, flautas de madera y una de hueso de cisne, y un pandero, formaban parte de la escena en la que aparecieron Norbert Rodenkirchen, Hanna Marti, Stef Conner y el propio Benjamin Bagby, director y cofundador de la agrupación.  

   «Eiris sazun Idisi, sazun hera duoder» y «Phlo ende Wuodan zi holza» fueron los dos primeros conjuros que se interpretaron. Tal como comentó Asensio, estos textos procuran proteger a la gente de ciertas eventualidades. No conocemos a ciencia cierta cómo podían sonar estos hechizos, pero si tomamos en cuenta que la música (como la danza) pueden llegar a cumplir una función mágica,  las impactantes voces de Marti y Conner, sin duda nos han protegido con su encanto. Desde el primer momento, el gesto y la firme convicción del rol que cumplian, nos llevaron a no perder de vista cada detalle. Introduce la flauta de hueso una pequeña melodía, una llamada, que se afianza con la voz, y nos lleva directamente al hechizo: «dos conjuros para valquirias y corceles de batalla heridos». Con la protección casi resuelta, la llamada a la liberación va creciendo entre las voces y el eco que se ha creado con la flauta. El cambio de carácter llega de forma inmediata para formular el segundo conjuro que utilizan para unir el hueso de la pata del potro Baldur. Con la misma teatralidad, Bagby presenta el primer acertijo de la noche, Bip foldan dæl», enigma que nos revela al arpa como una criatura que antes, cuando era una joven madera, era muda y ahora canta. Y fue con este canto, con el «que en algo más de sesenta minutos nos mantuvieron extasiados, los componentes de Sequentia.

   Este programa, estrenado en 2019 y presentado por primera vez en Madrid, abarca una serie de acertijos, conjuros y elegías anglosajonas y de tribus germanas que pertenecieron al norte de Europa. Partiendo de la base de que las fuentes musicales son casi inexistentes, el idioma (alemán, inglés o islandés) es primitivo y algunas de las sonoridades que se pueden conocer provienen de la tradición oral, el mérito principal de este concierto se origina precisamente, en el  riguroso estudio que ha llevado a la agrupación a crear este espectáculo. Los textos que se conservan, tal como pudimos corroborar en algunos ejemplos expuestos en la presentación, son en ciertos casos difíciles de leer, copiar y hasta de ubicar, pero eso no ha impedido que Bagby se haya propuesto, junto al resto de los integrantes de Sequentia, realizar una reconstrucción a través de la pronunciación del texto, la utilización de algunas melodías preexistentes de procedencia litúrgica como nos aventuró Asensio o desarrollar una melodía propia desde sonidos conocidos.

   El concierto continuó con «Welund him be wurman wræces cunnade», elegía anglosajona llamada Deor, interpretada por los cuatro componentes del grupo, en el que tanto Marti, Conner y Bagby nos fueron trasladando por la historia gracias no solo a su vínculo grupal, sino por aquellas modulaciones vocales que son capaces de hacer para darle continuidad a la narración, sin perder afinación, dicción y proyección. Además, en esta elegía se hizo presente por primera vez en el concierto el arpa anglosajona distintiva del director. Ésta acompañó la voz de Marti en la bendición antigua alemana de una casa en Zúrich [«Wola, wiht, taz tu weist»], que curiosamente se distingue de las otras dos piezas [«Fo ic under fot, funde ic hit» y «Kirst, imbi ist hucze!», dos conjuros] por la mezcla del mundo profano y el cristiano. En estos conjuros, en el que buscan «dominar un enjambre de abejas», Stef Conner hace gala de su potente voz, de afinación intachable y de una expresividad en la que realmente nos sentimos protegidos con sus conjuros.

   Con dos arpas anglosajonas y una flauta interpretaron «In modo Magni», himno a san Magno desde las islas Orcadas, en la que se destacó la habilidad de Rodenkirchen para transformar un pequeño motivo en una hermosa pieza, sin hablar de la habilidad y maestría de la interpretación. Continúan con la presentación de dos acertijos [«Ic seah wrætlice» y «Moððe word fræt»], y su inmediata solución amenizada por el arpa, para llevarnos a la segunda elegía anglosajona «Ic þis giedd wrece bi me ful geomorre», titulada El lamento de la esposa, famoso relato de la tradición nórdica e interpretada a solo por la flauta y Stef Conner quien hace gala, nuevamente, de la majestuosidad de su voz a través de las penas amor de la mujer. Otros dos conjuros cierran esta segunda parte del concierto: «Gang uz, nesso», hechizo antiguo alemán para curar lombrices, en el que mientras se va relatando –en la voz de Bagby– el texto del encantamiento, las dos voces femeninas invocan el padre nuestro; el segundo «Hlude wæren hy, la, hlude», conjuro anglosajón para curar un dolor agudo, centrado en los dolencias del cuerpo, utiliza el pandero, la flauta con una melodía continua y la potente voz de Hanna Marti, para recrean el proceso de expulsión, tanto que, justo cuando «el animal está por salir» la flauta expulsa aire, la percusión se hace más presente y, cerca del final una segunda voz duplica a la principal en forma de eco, expulsando el mal y dejando al descubierto la enorme fuerza interpretativa (musical y escénica) de Sequentia.

   La última parte del concierto se inicia con la secuencia de Notker Balbulus, «El tartamudo», Stans a longe, en la que según introdujo Asensio, han utilizado una melodía religiosa y en base a ella han creado un discurso basando la idea en las cabezas de cada frase. Le siguen tres acertijos anglosajones: «Ic on wincle gefrægn», «Ic eom wunderlicu wiht» y «Hyse cwom gangan», que esta vez nos hacen ver dentro de la cocina y  el dormitorio, creando con un juego de palabras una ambigüedad jocosa en la solución.

   La última de las elegías «Leodum is minum swylce him mon lac gife», fue reconstruida e interpretada a solo por Marti, quien se acompañó del arpa anglosajona. Tres conjuros, uno de ellos Wyrm com snican, cantada a solo por Bagby fue el colofón perfecto para finalizar el concierto con «Nú erum komnar til konungs húsa», canción de molino islandesa de las esclavas de Frodi y antigua melodía del folklore islandés, en la que el despliegue de arpas y voces fue monumental y nos condujo hacia el que ha sido hasta ahora, el mejor concierto de este ciclo.

Fotografías: Dolores Iglesias/Fundación Juan March.

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