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Crítica: Dave Douglas y Carla Bley visitan el Festival Internacional de Jazz de Madrid

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Autor: Juan Carlos Justiniano
5 de diciembre de 2017

EL SONIDO DE LA OTRA AMÉRICA

   Por Juan Carlos Justiniano
Madrid. 29-XI-2017. Centro Cultural Conde Duque, Auditorio. Festival Internacional de Jazz de Madrid. JAZZMADRID 17. Dave Douglas & Chet Doxas: Riverside Quartet feat. Carla Bley. Dave Douglas (trompeta), Chet Doxas (saxo tenor y clarinete), Carla Bley (piano), Steve Swallow (bajo eléctrico) y Jim Doxas (batería).

   Las entradas ya llevaban varias semanas agotadas cuando, a dos días del final de la temporada 2017 del Festival Internacional de Jazz de Madrid, Dave Douglas visitó la capital. El pasado miércoles el trompetista apareció tras haber recorrido Italia, Inglaterra, Francia o Alemania con un distinguidísimo cuarteto y junto a una ilustre invitada, Carla Bley. Riverside es el nombre que bautiza el proyecto que Douglas colidera junto al saxofonista y clarinetista Chet Doxas, Steve Swallow al bajo eléctrico y Jim Doxas a la batería. En él coinciden las tres edades del jazz. En la cúspide, Carla Bley y Steve Swallow, dos auténticos mitos de la música del siglo XX y lo que llevamos de XXI; en el vértice inverso los hermanos Doxas, que no por jóvenes menos geniales. Y en el nudo Dave Douglas, uno de los trompetistas más prolíficos y solicitados del género, un intérprete extraordinario y sin prejuicios que, sobre todo, posee el don de la comunicación desde la palabra y desde el instrumento. Así lo demostró en su visita al Auditorio del Conde Duque.

   Aunque sin Carla Bley en plantilla, Riverside ya ha registrado dos trabajos discográficos en formato a cuatro. Y precisamente las composiciones del último, The New National Anthem (Greenleaf Music, 2017), integraron el grueso de dos horas de música. Las composiciones que presentó el quinteto en Madrid –con la firma de prácticamente todos los músicos sobre el escenario– funcionan a modo de marco donde unos pequeños esbozos conviven con amplios márgenes para la improvisación. El buen resultado depende de la complicidad y generosidad que, desde luego, el quinteto practicó. Los cinco aparecían y se daban el relevo. Carla Bley, abstracta en ocasiones y siempre minimalista no dice más que lo justo y necesario desde el piano. Como el de ella, el sonido de Steve Swallow al bajo eléctrico resulta igualmente inconfundible, lo que tiene que ver con un instrumento muy particular, con su toque con púa y ese walking intransferible: directo, sin altisonacias y siempre certero. Por su parte, los hermanos Doxas fueron la gran sorpresa con una energía incombustible y una elegancia tan potente como expeditiva y original. Dave Douglas, que sencillamente es un músico versátil y con brillo propio, mediaba para que sus compañeros esparcieran sus ideas.

   Resulta complejo medir el grado de politización o el poder ético de la música. Sea o no esto posible, los pronunciamientos de Dave Douglas ante la peculiar situación social que vive Estados Unidos y la propia trayectoria de Carla Bley, siempre sensible ante conflictos como la Guerra del Golfo –el desencadenante que aglutinó a la Liberation Music Orchestra– manifiestan al menos una actitud por parte de ambos músicos de compromiso con su tiempo. El trompetista al menos lo dejó claro lanzando un alegato bien explícito en un notable español chapurreado: la música como escuela de vida o educación sentimental. Según el trompetista, si practicáramos un poco de eso, nos iría mejor.

Fotografía: festivaldejazzmadrid.com

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