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Crítica: Daniel Oren dirige la 'Novena sinfonía' de Beethoven en La Arena de Verona

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Autor: Raúl Chamorro Mena
23 de agosto de 2017

BEETHOVEN BAJO LAS ESTRELLLAS

   Por Raúl Chamorro Mena
Verona. 15-VIII-2017. La Arena. 95º Opera Festival 2017. Gala Novena Sinfonia di Beethoven. Erika Grimaldi (soprano), Daniela Barcellona (mezzosoprano), Saimir Pirgu (tenor), Ugo Guagliardo (Bajo). Orquesta y Coro de la Arena de Verona. Dirección musical. Daniel Oren. Iluminación: Paolo Mazzon.

   Indudablemente, tiene un sabor especial escuchar la Novena sinfonía de Beethoven en un marco tan especial como la Arena de Verona, bajo el cielo y las estrellas. No ha sido, ni mucho menos, la primera vez que esto ha sucedido, ya que en 1927 se produjo la primera intepretación Areniana de la obra maestra, siendo la última en el año 1981. Algunos aficionados puristas fruncirán el ceño, poque no considerarán tan amplio espacio el adecuado para la interpretación de esta composición. Asimismo dudarán de las posibles reacciones del público durante la ejecución musical. Pues sí, se aplaudió después de cada movimiento, incluso a la mitad del último y hubo bis de la parte final, pero durante la interpretación de la genial música no se oyó ni una mosca en la inmensidad de la Arena, que presentaba una gran entrada. Además, la Novena de Beethoven que problemente sea la más grande creación musical humana, no es patrimonio de unos cuántos melómanos elitistas, ni de los expertos, ni de los musicólogos, ni de los meros aficionados, es patrimonio de la humanidad, incluidos los aficionados de ocasión, los tifosi entusiastas con ganas de aplaudir, los turistas y los veraneantes.

   El veterano Daniel Oren, de presencia habitual en los Festivales Arenianos desde finales de los 70, es un magnífico director de ópera, experto conocedor de las voces y del repertorio italiano. Con estas premisas y con esa gestualidad personal y exuberante que siempre le ha caracterizado, planteó una dirección ágil, clara y muy cantabile, sin asomo de pesantez, en la que más que la arquitectura global de la obra, buscó constantes clímax mediante acusados contrastes forte-piano, intensas gradaciones dinámicas y acentuado uso del rubato. El tema de la Oda de la Alegría fue estupendamente introducido  y “cantado” por la orquesta, la concertación fue apropiada en el último movimiento y si puede decirse que hubo más efectismo que tensión, y que faltó una mayor dosis de hondura del mensaje de fraternidad univesal, no es menos cierto que la orquesta le respondió obediente y entregada a su concepto, aunque le faltara algo de color y empaste. Entre los solistas destacar la soprano Erika Grimaldi, con una emisión muy alta de posición, que tiene como consecuencia un centro débil y agudos bien resueltos. Daniela Barcellona a pesar de su grave desguarnecido, consiguió que uno escuchara a la mezzo en la Novena mucho más de lo habitual. Correcto en su canto el albanés Saimir Pirgu y un más bien innoble, tanto de timbre como de maneras, Ugo Guagliardo con todas las notas de pasaje y agudas retrasadas, cogidas a la gola. Contundente, de sonido amplio y muy empastado el coro de la Arena.

Foto: Festival Arena de Verona

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