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Crítica: «Diálogos de carmelitas» en el Teatro Villamarta de Jerez

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Autor: José Antonio Cantón
29 de junio de 2022

El Teatro Villamarta de Jerez programa Diálogos de carmelitas de Francis Poulenc, bajo la dirección musical de José María Moreno y escénica de Francisco López

«Diálogos de carmelitas» en el Villamarta de Jerez

Éxito de una gran apuesta lírica

Por José Antonio Cantón
Jerez, 26-VI-2022. Teatro Villamarta. Diálogos de carmelitas de Francis Poulenc. Ainhoa Arteta, Nicola Beller Carbone, Ángeles Blancas, María Luisa Corbacho, Nuria García-Arrés, Beatriz Lanza, Rodrigo Esteves, David Alegret, Luis Pacetti, José Manuel Montero. Dirección de escena: Francisco López. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). Dirección musical: José María Moreno.

   Terminar una temporada lírica con este título tan singular de Francis Poulenc significa, de entrada, todo un reto, desde la responsabilidad de programación que tiene a gala el Centro Lírico del Sur, que es como también es tenido y se conoce al jerezano Teatro Villamarta desde su fundación hace más de cinco lustros. Isamay Benavente, su directora artística y gerente, ha puesto todo su empeño en contar con un elenco equilibrado en lo vocal, la asistencia musical de la OFM, orquesta con la que mantiene desde años un acuerdo de colaboración y una de las indiscutibles figuras de la escena española como es el cordobés Francisco López que, desde unas notas dramatúrgicas contenidas en el programa de mano, ha dejado una lección resumida de su planteamiento de esta ópera basada en unos sucesos acaecidos durante la Revolución Francesa que conmueven por la grandeza humana que refleja el miedo y el temor como sentimientos previos e inevitables anteriores al martirio, supremo acto de libertad renunciando a la vida, que se ve materializado en la conmovedora escena final del ajusticiamiento en la guillotina de aquellas dieciséis monjas de la comunidad carmelita de Compiègne, localidad a unas trece leguas al nordeste de París, que han sido declaradas recientemente santas por su sangre derramada.

   Se trata de una obra muy ambiciosa del compositor francés Francis Poulenc cuya mayor aportación al teatro lírico del siglo XX es su profundo contenido dramático musical, diríase que hasta trágico que, con la ayuda de un bien estructurado libreto del norteamericano Emmet Lavery, se ciñe con bastante rigor a los acontecimientos históricos que en ella se relatan, dejó abiertas muchas orientaciones a la evolución de este particular género.  

«Diálogos de carmelitas» en el Teatro Villamarta de Jerez

   Para el estreno de esta coproducción con el Teatro Cervantes de Málaga se ha contado con un plantel de cantantes que se han adentrado en sus personajes a un nivel de compromiso que ha trascendido el ámbito canoro para hacer de su canto un elemento sustancial escénico, justificando ese secreto ineludible de la ópera en la que música, palabra y acción se funden en esta obra en una osmótica realidad artística que produce admiración y encanto. Esta difícil interpenetración de los distintos elementos de esta espectáculo operístico se han dado con un sentido y razón de ser realmente admirables, viéndose reflejado en cada personaje y en cada acción, todo ello inmerso en una densidad dramática que parecía impulsada por la melodía fluctuante de una música que se atenía a la sonoridad del habla, como ya apuntaba mágicamente Debussy en su Pelléas, de tal modo que el texto fue siempre entendido por el espectador, y en cuyos interludios se reforzaba la delicadeza mística que debía envolver el discurso de la obra. En este sentido fue capital el trabajo realizado desde el foso por el director balear José María Moreno, titular de la OFM, músico experimentado en la conducción de voces, hecho que se reflejó especialmente en cómo favoreció a la soprano Ainhoa Arteta en la tonicidad vocal alcanzada en su papel protagonista, dando vida a la inquieta novicia Blanche de la Force. La recuperación lograda por la soprano tolosarra después de unos inquietantes momentos de salud que llegaron a poner en peligro su carrera, es verdaderamente sorprendente. La ampliación de su segmento grave, la hace acreedora de una Carmen que suscitaría enorme expectación. Su vis dramática no solo ha quedado indemne sino que se ha enriquecido con manifiesta seguridad.

   Siguiendo con actuaciones destacadas hay que mencionar la impactante interpretación de la agonía de la priora, madre Henriette de Jesús, papel adjudicado a la soprano alemana Nicola Beller Carbone que alcanzó el mayor grado de desgarrada dramaticidad de toda la función, expresando la máxima desesperación en su agonía, momento en que música y palabra se implementaban en un altísimo nivel estético.

   Ante este dramático trance, distinta actitud expresó la soprano valenciana Nuria García-Arrés haciendo de sor Constance de Saint-Denis convencida de que no se debía morir la madre superiora encerrada en su propio egoísmo, cuya manifestación realzó la amplitud de emisión vocal de esta cantante. Ángeles Blancas generó ciertas dudas en el carácter de sus registros agudos en su disertación a las hermanas al acceder a la máxima responsabilidad de la comunidad religiosa. Para terminar con el elenco femenino, hay que mencionar a las once carmelitas en su función de pequeño coro y en ese aspecto sustancial de implementar movimiento en escena, acentuando esa intención fundamental de Poulenc de mantener un desarrollo emocional interior de la comunidad,  que alcanza su culmen en la muy bien pensada escena final, todo un crisol en el que se produjo una perfecta simbiosis entre música, psicología y acción con un resultado de alta emocionalidad, que consiguió absolutamente prender en el público a resultas de su sobrecogedor silencio ante la «Salve Regina» previa al ajusticiamiento, momento clave en el que el arte escénico que atesora Francisco López llegó a su extrema motivación, sacando el máximo partido de ese instante clave en el que Constance, la última de tan siniestro desfile hacia el cadalso, al ver a Blanche entre la multitud, asciende al patíbulo con renovado impulso al sentir como la novicia la sigue, mientras canta los últimos versos del «Veni Creator» invocando al Paráclito.

   El nivel del elenco masculino estuvo por encima de su funcionalidad dramática y argumental, favoreciendo así el lirismo sereno que palpita en esta obra, que el maestro José María Moreno supo conjuntar en todos sus detalles contrastando su lujosa orquestación y su constante inspiración melódica, que parece inagotable, sin caer en momento alguno en la más mínima vehemencia orquestal, adoptando siempre un respeto absoluto por el texto que supo convertir en un elemento transubstancial con la música, permitiendo así que, junto a Francisco López, se alcanzara una de las producciones líricas propias más conseguidas de la historia del Teatro Villamarta.

Fotos: Javier Fergo

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