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Crítica: Concierto del Ensemble de vientos de la Orquesta del Festival de Lucerna en Zaragoza

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Autor: Juan Carlos Galtier
10 de junio de 2017

ABBADO EN LA MEMORIA

   Por Juan Carlos Galtier
Zaragoza. 7-VI-2017. Ensemble de vientos de la Orquesta del Festival de Lucerna. Obras de Beethoven y Mozart. Sala Luis Galve del Auditorio de Zaragoza. 

   Una de las últimas, sino la última, visita de Claudio Abbado a España tuvo una estancia de varios días en Zaragoza. A Abbado le habían hablado varios de sus músicos de su auditorio y decidió grabar aquí la Sinfonía concertante de Haydn. Sin duda fueron unos días muy especiales tanto para el maestros como para muchos de los músicos que estuvieron con él en esa postrera grabación. Esos músicos eran amigos del maestro, eran los que él eligió para hacer música con total complicidad en sus orquestas de Lucerna y Bologna y felizmente esa complicidad y esos músicos siguen juntándose después de la muerte del maestro y estos días, casi por sorpresa volvieron a Zaragoza. Así, en unas circunstancias un tanto especiales recaían en Zaragoza los solistas de viento de la Orquesta del Festival de Lucerna, un ramillete de  grandes músicos con una fuerte presencia española y lo hacían con un programa centrado en esas música que tan bien hacía Abaddo: el pleno clasicismo vienés.

   La primera parte estaba dedicada a Beethoven con su Octeto op. 103 y el Rondino WoO. 25. Pudimos disfrutar ya de dos versiones de referencia. Con un nivel de músicos así ya no es solo un placer oírlos sino también verlos: la técnica impecable de cada músico se pone al servicio de la música, construida desde la complicidad y la escucha y el resultado es sobresaliente: música de cámara en el sentido mas puro de la expresión. Imposible no destacar aquí el brillantísimo trabajo a las trompas de José Vicente Castelló y SebastianPoch. Beethoven sonó cargado de energía pero a la vez elegante y formal con un sonido perfectamente equilibrado.

   Y en la segunda parte  le tocó el turno a la Gran partita de Mozart; esta obra es Mozart en estado puro lo que equivale a decir que es una gran creación de la cultura occidental, que se escucha poco en concierto y que aquí disfrutamos en una versión muy difícil de superar. Impresionantes los corni di bassetto, espectaculares los fagots con un Higinio Arrué difícilmente superable. Oír a Lucas Macias atacar su entrada en el andante y la respuesta de Vicent Alberola desde el clarinete nos llevó al cielo directamente. El finale molto allegro tuvo la dosis de virtuosismo y la chispa que redondean una obra maestra como esta y nos dejó a todos con una sonrisa en los labios. Seguro que si Claudio Abbado la oyó desde vete a saber donde, acabó con la misma sonrisa que nosotros.

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