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KARINA GAUVIN, soprano: 'Lo más importante es comunicar y emocionar'

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Autor: Yolanda Quincoces
4 de noviembre de 2015

KARINA GAUVIN, SOPRANO: “LO MÁS IMPORTANTE ES COMUNICAR Y EMOCIONAR”

Una entrevista de Yolanda Quincoces

La soprano canadiense Karina Gauvin es la encargada del rol protagonista en las funciones de Alcina que programa estos días el Teatro Real. Sus excepcionales grabaciones de las óperas de Haendel junto al recientemente fallecido Alan Curtis han conseguido que su nombre se asocie inmediatamente al de este compositor, aunque su repertorio abarca mucho más. En enero podremos disfrutar de nuevo de su voz en su gira con la ópera Partenope, también de Haendel, que la llevará a Pamplona, A Coruña y Madrid junto al contratenor Philippe Jaroussky.

Si no me equivoco, esta Alcina supone su debut en el Teatro Real.

Sí, es mi debut. Bueno, en realidad canté un concierto en el Teatro Real, pero nunca una producción, ésta es la primera.

¿Cómo está resultando la experiencia?

Muy bien, estoy disfrutando mucho, el reparto es estupendo, todo el mundo es fantástico. También el equipo de producción y la gente que cuida de nosotros en el escenario son maravillosos, así que todo el proceso se hace mucho más fácil. El rol de Alcina es un gran rol, muy exigente… y todo el mundo es muy comprensivo, amable y muy humano. Y esto es maravilloso, ayuda mucho a mi proceso de concentración.

Ha dicho alguna vez que Alcina es su rol de Haendel preferido, ¿podría contarnos por qué?

Bueno, lo digo porque es un rol muy complicado, es muy exigente vocalmente porque lo tiene todo. Tiene ternura, tiene rabia, tiene enfado, tiene desesperación, tiene venganza… y, además, un canto puro y precioso también. Cubre todas las emociones, así que por supuesto quieres dar el máximo de ti. Tienes que encontrar toda la inspiración dentro de ti, es como un libro de colores y expresiones y tienes que sacar todas estas cosas de tu interior y entregarlas a la música y al público. Y esto en una tarde es bastante, poner todo esto junto y sacarlo en el escenario. Pero también es eso lo que hace tan emocionante cantarlo, es un gran reto, con seis arias y el trío, y por supuesto todos los recitativos… así que tengo que conseguir mantener esto desde la primera aria hasta el final.

Y está producción es además muy exigente físicamente.

Sí, es un reto, pero es gratificante a la vez. Como he dicho, es un rol muy emocionante.

¿Cómo definiría dramáticamente el personaje de Alcina?

Tiene mucho a lo que prestar atención, muchos detalles. Probablemente el segundo acto es el más dramático, el aria final es un reto, vocalmente tengo muchos límites extremos y hay que ser capaz de manejar todo esto a la vez, hay mucho drama.

¿Cuál cree que es el papel actual de la ópera barroca en las temporadas de los principales teatros?

Pienso que ahora en Europa la ópera barroca se presenta de manera muy regular, y creo que esto es importante. La gente no siempre se da cuenta de la belleza de esta música. Y la idea es presentarla de una forma creativa. Aunque pueda haber muchos recitativos y demás, particularmente en Haendel encontramos una gran cantidad de música bella, preciosas melodías. Y creo que los teatros de ópera tienen que ofrecer ópera barroca, porque la ópera que habitualmente  más escuchamos, la del siglo XIX, etc., viene de alguna parte, viene de atrás. Es importante mostrar todos los diferentes estilos en ópera para que la gente pueda escoger lo que les gusta. Es mucho más interesante cuando tienen esa opción.

¿El público que va a ver una ópera de Haendel es el mismo que el que va a ver una de Verdi o Puccini?

No lo sé, diría que probablemente hay gente de mente más abierta y gente a la que sólo le gusta la ópera del XIX. Pero hay aficionados de la voz a los que les gusta ver todo tipo de cosas y que tienen curiosidad por la música. Eso es lo que lo hace interesante, el tener un público que es curioso y que no escucha únicamente La Bohème, Traviata y Tosca, que también escucha otras cosas. Porque, además, el barroco es un repertorio muy exigente. A veces la gente piensa “Bueno, es ópera barroca…”, pero también exige mucho, de una manera diferente.

¿Qué referencias tiene en cuanto a cantantes en el repertorio haendeliano? ¿A quién admira?

Cuando era estudiante admiraba muchísimo a Janet Baker, ella era mi referencia.

Su catálogo discográfico se acerca a la cifra de cuarenta CDs. ¿Diría que ha construido su carrera más en torno a las grabaciones que al directo?

No… Diría que es algo que sucedió de alguna manera en cierto punto de mi vida. Empecé a trabajar con Alan Curtis, que tristemente ha fallecido este año. Él me descubrió y me quería mucho, así que las cosas empezaron a funcionar de alguna forma. El tenía el proyecto de presentar todas las óperas de Haendel y grabarlas y yo llegué en el momento oportuno. El amaba mi forma de cantar y el modo en que trabajaba con él y me convertí en una de sus cantantes principales. Los últimos diez años de su vida hemos podido hacer algunas grabaciones y proyectos maravillosos y también hicimos, por supuesto, versiones de concierto en directo de estas óperas. Así que, lo que pasó es que trabajaba mucho con él y eso ocupaba gran parte de mi tiempo, así que no hacía tantas óperas. Y creo que había gente que pensaba que yo no quería hacer ópera o que no me gustaba. No lo sé, es algo extraño, pero ahora la gente sabe que también puedo hacer ópera y que me encanta estar sobre el escenario, así que hago más producciones.

¿De cuál de las dos formas es más fácil darse a conocer, especialmente al comienzo de una carrera?

No sé, depende. Depende de dónde estés, depende también de la publicidad y… es un mundo diferente del que solía ser, ahora hay muchos más cantantes. Puede que no sea el acercamiento más correcto pero yo creo que es más importante cantar y hacer lo que te gusta y si a la gente le gusta lo que haces, eso es estupendo, entonces trabajas y consigues más trabajo. Pienso que ahora hay una especie de cruzada por convertirse en una estrella, y eso no es lo más importante. Lo verdaderamente importante es transmitir un mensaje y emocionar. Muchos jóvenes cantantes están muy preocupados por si lograrán o no convertirse en estrellas y cuando uno se preocupa por esto no está ocupado con lo que está cantando y el mensaje que quiere entregar. Y, en mi opinión, ese no es el enfoque adecuado.

Tiene usted un gusto especial por los personajes dramáticos, ¿le aportan más personalmente? ¿Digamos que no encuentra la misma satisfacción en una Susanna que en una Vitellia?

Pues, en realidad, es gracioso que menciones la Susanna. Creo que hubo un punto en mi carrera en el que Susanna era perfecta para mí, la canté en una producción cuando era estudiante, yo tenía la personalidad ideal para cantar este personaje y me habría encantado hacerla porque era muy cercana a mí. El rol me iba realmente bien y hace unos años hice una grabación de arias de Mozart y me di a mi misma el placer de grabar el aria “Deh, vieni non tardar”. Adoro esta aria y creo que le iba muy bien a mi voz. Desgraciadamente, nunca he tenido la oportunidad de cantar Susanna sobre el escenario, supongo que no salió de esa manera. Ahora hago más la Condesa o Vitellia, voces más grandes. Todavía puedo cantar el aria de Susanna sin ningún problema pero la gente ya no me ve como Susanna. Pero, por supuesto, cantar Vitellia es muy gratificante, a pesar de que no es el rol más popular ya que es bastante mezquina (risas). Pronto voy a cantar también Donna Elvira con Teodor Currentzis. Así que sí, es muy satisfactorio, pero hay una parte de mí a la que le habría encantado y era perfecta para cantar Susanna hace unos años. Todavía canto el aria y me va muy bien. La ópera también tiene que ver con la personalidad de cada uno.

¿Cuál es, en su opinión, la mayor recompensa de cantar ópera barroca?

Están, por supuesto, todos los pasajes floridos. En la ópera barroca puedes ornamentar, y me gusta, en las arias da capo, tener la oportunidad de hacerlas un poco diferentes. Si te gusta jugar con ellas puedes hacerlo en la función e improvisar. Es divertido cuando tienes mucha experiencia, yo he trabajado mucho sobre este tema con Alan Curtis y ahora me gusta hacerlo en las funciones, jugar con el aria y variar pequeñas cosas, para que no sea siempre lo mismo. Creo que, probablemente, eso es lo más gratificante de cantar arias y ópera barroca.

A pesar de que Haendel supone, digamos, el tronco central de su repertorio; de él salen muchas ramas hacia repertorios bastante diversos, no sólo del Barroco. Ha cantado desde mélodie francesa, pasando por Mahler o Brahms hasta Britten, y mucho más. ¿Cuál es su criterio para elegir el repertorio?

Siempre lo que me gusta. Tengo que estar hechizada por la música y, por supuesto, tiene que adecuarse a mi voz. Siempre he tenido mucho cuidado con lo que elijo para cantar. Por supuesto me reto a mí misma. Cuando hice esta Vitellia pensaba “nunca he hecho un rol de Mozart de este tipo, tan grande”, así que fue un poco un reto para mí. Y creo que todo el mundo se sorprendió mucho con lo que pude hacer con el rol. El año anterior había cantado Armide de Gluck y yo sabía que era un riesgo calculado. Así que, sí, tiene que ser algo que ame, es mi voz y siempre tengo muchísimo cuidado con lo que elijo. Mucha gente me dice “oh, ¿cantas Wagner?” Eh… no (risas).

Y, ¿hay algún papel que le gustaría cantar pero no lo hace por no adaptarse a su voz?

No… de alguna manera he eliminado el arrepentimiento de mi vida. Intento no arrepentirme de nada, hago lo que me gusta y no pienso en el resto.

¿Necesita un periodo de descanso o adaptación de la voz cuando pasa de un repertorio barroco a uno contemporáneo o romántico, por ejemplo? ¿O no le supone mayor dificultad pasar de uno a otro?

No… por supuesto cuando cantas ópera barroca con pasajes muy floridos tienes que ejercitar tu voz en este sentido, siempre intento que mi voz esté entrenada en las agilidades todo el tiempo para no tener sorpresas después de cantar un repertorio más grande, en el que se requieren líneas más largas. Pero como he dicho siempre elijo cosas que sé que se van a adecuar a mi voz. La música y el estilo lo prescriben todo, así que siempre voy con el estilo y éste me dice lo que hay que hacer.

Haciendo un repaso a su agenda para esta temporada, podemos ver que sus compromisos operísticos se concentran en Europa, mientras que en América se ciñe al ámbito de los conciertos y recitales, ¿por algo en especial?

Bueno, deberías preguntárselo a las compañías de ópera canadienses (risas). No lo sé… me da mucha pena no cantar ópera en América del Norte, pero es así. Voy adónde la gente me contrata y por ahora está resultando así.

Ya que hablamos del tema, según su experiencia personal, ¿encuentra alguna diferencia en los teatros de ambos continentes, en lo que se refiere al trato con los cantantes, organización…?

Bueno, como has dicho no canto mucha ópera en Canadá o en los Estados Unidos, hago más conciertos, así que no sabría decir. Pero creo que, en general, los teatros de ópera, al trabajar con repartos internacionales, son generalmente muy buenos a la hora de cuidar de los cantantes y preocuparse por ellos, a ambos lados del océano. Porque los cantantes, cuando están viajando, son como peces fuera del agua. No es su ciudad, no es su país, algunas veces ni siquiera es su idioma. Es un trabajo difícil y es muy importante que haya gente ahí para ayudarte y para asegurarse de que todo está en orden y de que estás lo más cómodo posible; no estás en tu casa y tienes que dar mucho de ti mismo. Así que pienso que, a ambos lados del Atlántico, los teatros de ópera son muy cuidadosos con el trato que dan a los cantantes.

En enero la veremos de nuevo en España en su gira con la Partenope de Haendel, junto a Philippe Jaroussky e Il Pomo d’Oro; gira que sigue a la grabación que sale a la venta esta semana. ¿Qué podría contarnos sobre este rol que se añade a su ya larga lista de heroínas haendelianas?

Es un rol, diría, más bien desenfadado. Una mujer muy segura de sí misma. No es un rol dramático como Rodelinda y papeles del estilo, es agradable. Pasé unos ratos estupendos grabándolo con Philippe y estoy deseando oír como suena.

¿Algún compromiso cercano que le haga especial ilusión?

Estoy muy contenta de cantar el papel de Lia en L’Enfant Prodigue con la Orchestre de France, no recuerdo si es en abril o en mayo. Estoy realmente emocionada con ello porque, aunque he cantado Debussy durante años es un rol que he estado esperando. Es una pieza corta pero bellísima y creo que se adapta a mi voz realmente bien. Además, lo vamos a grabar, lo cual es también estupendo. Luego está la Olympie de Spontini que voy a hacer en primavera. Es un repertorio muy diferente, así que tengo ganas de cantarlo.

Y, para terminar, ¿cómo se ve a sí misma dentro de por ejemplo cinco o diez años? ¿Adónde le gustaría que llegara su carrera?

Vaya… (risas). Sana y fuerte y, con un poco de suerte, espero que la gente aún quiera escucharme. Y quizás dentro de diez años aún tenga algo que decir, algo que dar.

Foto: Michael Slobodian

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