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El reto coral de Jordi Casas en Castilla y León. Un reportaje de Agustín Achúcarro

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Autor: Agustín Achúcarro
24 de junio de 2016

El director de los Coros de Castilla y León habla para Codalario sobre el concierto que hoy protagoniza en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid y de su trayectoria.

EL RETO CORAL DE JORDI CASAS

  Un reportaje de Agustín Achúcarro.
Tras dejar los coros de RTVE en 2013 Jordi Casas llegó a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León como artista en residencia. Se le llamó para realizar una labor de formación de los coros aficionados de la Comunidad, -en su gran mayoría, cuando no todos, son de Valladolid-, que en principio actuarían en los llamados Conciertos participativos. A veces se encarga exclusivamente de su preparación y en otras sube también al podio a dirigir.

   Su último trabajo del curso en el Auditorio vallisoletano con la OSCyL, dirigida por Manel Valdivieso, es hoy viernes 25 de junio, con un concierto de Coros de películas. “Para esta actuación  cuento con unos 280 coralistas, 78 en el escenario, de los coros Piccolo, Harmonía y el de cámara Alterum cor, distribución que en parte obedece al espacio con el que se cuenta en el escenario, y se cantan cosas vocalmente muy diferentes”. “Algunas-prosigue Casas- absolutamente onomatopéyicas como en El Código da Vinci, en el que las voces tienen que fundirse con los instrumentos, algo que también ocurre en Salvar al soldado Ryan; mientras que en la Locura del Rey Jorge a Haendel hay que cantarle con una articulación barroca, y el Agnus Dei de Barber en Platoon pide una articulación mas etérea, mas envolvente”, valora el director de coros, quien pone el acento en que “se les pide a las voces cambiar a registros muy diferentes continuamente”, y que esa “es la verdadera dificultad del concierto”.

   Volviendo a lo que es su apuesta con la Sinfónica de Castilla y León Casas insiste en que “se trata de que la OSCyL pueda contar en sus actuaciones con una suma de coros que respondan con la calidad suficiente”. Esto le obliga a trabajar con grandes masas vocales, de más de diez coros diferentes, por lo que mantiene un plan tipo, que varía en lo circunstancial según los casos. “Cuando llegué aquí me encontré una vida coral rica y lo que he pretendido es encauzarla, estimular el trabajo de los coros, poner las cosas en común, y que las obras que se deben trabajar con la orquesta se canten bien”, expresa el director. Para eso cuenta con un patrón flexible en función de lo que le pidan. “Por ejemplo, en La Creación que dirigió Leopold Hager esta Temporada de la OSCyL tuve una reunión con los coros y sus directores dos meses antes del concierto para explicarles los tempos que yo quería y hablarles de la articulación, y luego me reuní con ellos dos fines de semana intensivos”, rememora un Casas, quien entre todo lo que ha hecho con la Sinfónica de Castilla y León se queda con lo que él calificada como dos hitos. “Los Carmina Burana, en donde hubo una selección individual para escoger los 90 coralistas que participaron, y La Creación de Haydn dirigida por Leopold Hager-que puso un tope en el número máximo de voces-, en la que me basé en tres coros a los que, tras pasar una prueba individual, añadí algunos coralistas de otras formaciones”. En el caso de la primera asume que “aun siendo ciertas las dificultades” el montaje de la Fura dels Baus contribuyó “a maquillar bastantes cosas”, mientras que en relación a la obra de Haydn tiene claro que “se nota todo y se tiene que cantar muy bien”.

   El director evita hablar de sus logros desde que comenzó su labor con los coros aficionados, porque dice que “le falta perspectiva”, pero sí valora como “una piedra de toque importante” el Ciclo de conciertos corales de mayo de este año. “Pasaron dieciséis coros en cuatro conciertos y observé con satisfacción que muchos mostraban un buen progreso, aunque en otros se notara cierto estancamiento”. Y vuelve a nombrar, en este caso como el símbolo de lo que él considera el buen camino a seguir, a Hager. Concretamente hace alusión a lo que éste le dijo tras dirigir La Creación, dentro de la Temporada de la OSCyL. “Me hizo una crítica que me llenó de orgullo: no han cantado bien, han cantado como yo quería”, comenta satisfecho Casas.

   En el concierto en torno a la zarzuela tuvo que arreglárselas con unos 416 cantantes, número que no le hace perder la perspectiva. “La cantidad no implica calidad, y si hablara sólo de esto último tendría que ser más quisquilloso”, reconoce el director.

   Casas parte de que “un coro ideal no existe, porque depende de la época de la obra que tenga que interpretar”, y piensa que “es difícil encontrar uno que lo pueda abarcar todo, máxime en el mundo aficionado”. Una idea que apoya con un ejemplo, que basa en sus propios gustos. “Para escuchar música de Brahms prefiero las grabaciones de Eric Ericson con el Coro de la Radio sueca y en cambio para escuchar Haydn o Mozart me quedo con Gardiner”.

   A la hora de seleccionar voces busca que “haya una afinación correcta, una calidad en la voz, limpieza tímbrica y una capacidad técnica en la lectura de la partitura y en el canto”. Y si se trata de profesionales sube el listón y añade el que “tengan amplitud en su registro”. En ambos casos pretende que “la voz sea suficientemente grande, pero no demasiado, porque luego a veces cuesta empastar”. “O sea, busco esa aurea mediocritas de los latinos en un aspecto totalmente positivo, que permite que la suma de una serie de voces, que no tienen por qué ser extraordinarias, en conjunto sean extraordinarias, y esto es el milagro de los coros”, sostiene el director.

   Al curso que viene le esperan la Sinfonía Nº9 de Beethoven y El Mesías, que organiza La Caixa en el mes de diciembre. “Una entidad que no prioriza la calidad, sino el hecho de que mucha gente que no tiene acceso a este tipo de obras pueda cantarlo, o sea una finalidad más social y pedagógica que musical, aunque no hay que olvidar que estará la OSCyL y que dirigirá Spinosi”, valora Casas. Tamibén preparará a los coros en el estreno de una obra de encargo del compositor Alfonso de Vilallonga, que “es un homenaje al abonado, con motivo del 25 aniversario de la orquesta”, apunta el director.

   No cree que su labor conduzca necesariamente en el futuro a la formación de un coro estable para la Sinfónica de Castilla y León. “Las prestaciones corales son tan diversas que es muy difícil pensar en una formación definitiva, que se dedicase a colaborar con la orquesta, pues aunque fuera amateur, supondría un cierto gasto que ahora no se produce”. Sólo si las prestaciones sinfónico corales de la orquesta aumentaran Casas abre la posibilidad de que “se pudiera pensar en dar estabilidad a un grupo”.

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