Crítica de Álvaro Cabezas del concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, bajo la dirección de Lucas Macías y con Pablo Ferrández como solista
Promisorio inicio de titularidad
Por Álvaro Cabezas
Sevilla, 26-VI-2025. Teatro de la Maestranza. Pablo Ferrández, violonchelo; Lucas Macías, dirección; Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Programa: Concierto para violonchelo y orquesta, en La menor, Op. 129 de Robert Schumann; y Ein heldenleben (Una vida de héroe), poema sinfónico, Op. 40 de Richard Strauss.
Con los conciertos englobados en este 12º programa de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla se pone de largo la titularidad artística de Lucas Macías Navarro, anunciada en el pasado otoño. El nuevo líder de la formación –que tendrá que compaginar esa labor con la misma en la Filarmonía de Oviedo y la Orquesta Ciudad de Granada–, acometerá en Sevilla durante la próxima temporada interesantes programas construidos sobre la base del repertorio centroeuropeo (las sinfonías 2ª y 5ª de Mahler, composiciones de Mendelssohn y las cuatro últimas canciones de Richard Strauss son, en principio, lo más atractivo de los carteles protagonizados por Macías), además de realizar incursiones en el campo francés, en el sinfonismo americano contemporáneo y en el nacionalismo español de Turina y Falla.
A pesar de sus cuarenta y siete años cumplidos aún es pronto –en una carrera tan dilatada como la desarrollada por cualquier gran director de orquesta que se precie–, para hacer una valoración artística de Lucas Macías. Siempre se ha destacado su virtuosismo con el oboe, su paso por la Royal Concertgebouw Orchestra y por la del Festival de Lucerna como solista, en cada caso gracias a la mentoría de dos grandes de la dirección musical como fueron Mariss Jansons y Claudio Abbado, respectivamente. De este último, por cierto, se cumplían el jueves noventa y dos años de su nacimiento y todo el concierto fue un tributo a su memoria por parte de Macías: desde el gesto tan abbadiano de no aparecer con la batuta en la mano, sino escondida en la manga de la camisa y sacarla elegantemente al volverse hacia los músicos hasta las soluciones musicales a las que recurría el Abbado de los últimos años: atención al detalle, delectación por los planos sonoros de enorme belleza, disimulo de la garra y del dolor en los pasajes más volcados a ello y, sobre todo, exhibición de una sonrisa franca que pretende encantar tanto a intérpretes como a público.
Sin embargo, Macías no es Abbado, naturalmente. Sigue, si acaso, su estela, pero su carrera como director (de una década de duración nada más), no ha hecho más que despegar y serán aún muchos los retos y las cimas artísticas a las que se tendrá que enfrentar don Lucas con la fuerza y determinación que ha demostrado en otros ámbitos de la vida. Por tanto, así como la titularidad de Soustrot fue una interesante prórroga de la trayectoria de un maestro veterano que llegaba aquí con la pretensión de desplegar las mejores virtudes de su dirección y experiencia artísticas, la tenencia del valverdeño debe entenderse como una oportunidad de desarrollo profesional y, como tantas otras veces ha ocurrido, cuando se haya robustecido como director y sea competente para una abordar una fase internacional de su carrera, se irá con los deberes hechos de Sevilla. Al menos, así lo esperamos en un momento en que la orquesta, que está ahora en un nivel altísimo, tanto en sus comparecencias en el foso (fue lo mejor de las pasadas funciones de Carmen), como en el escenario, así lo demanda y posibilita.
El programa que se dio en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el miércoles y el jueves, por tanto, tenía el prurito de presentación, de puesta de largo de una relación que, si el estrés no aparece y la organización funciona, puede dar importantes frutos por parte de Lucas Macías. En la primera parte del concierto, se ofreció el compuesto para violonchelo por Schumann por parte de Pablo Ferrández, aclamado desde el inicio por el público. Sin embargo, el resultado no fue sobresaliente, aunque sí pudo ser perfecto, pero en todo caso, resultó frío y desilusionante. Los tres movimientos fueron expuestos con pulcritud, Macías estaba atento a las intervenciones de la orquesta siguiendo la partitura, pero es algo difícil olvidar la emoción que afloró en ese mismo escenario el 2 de enero de 2007 cuando Claudio Abbado dirigió esa obra con Natalia Gutman de solista. Entonces se creó toda una atmósfera musical presidida por la inteligencia y cierto carácter opresivo. Aquí, por el contrario, se dio una demostración de solvencia musical, pero ayuna de sentimientos y significaciones. Como ocurre con frecuencia, fue mucho más importante la propina que dio Ferrández, una sarabande de Bach, que toda la obra anterior. Con el maestro barroco, Ferrández nos hizo recordar a Rostropovich, el sonido rasgó el silencio y el público quedó mudo varios segundos al terminar. Fue conmovedor.
En la segunda parte Macías, sin partitura, quiso mostrar todas sus virtudes como director. Supongo que es difícil de afirmar, pero percibí algo de insinceridad en sus gestos y lo noté parco en aportaciones propias, frente a una orquesta que, a pesar de algunos momentos de apuro por parte de los metales (algunas veces sonaron algo desabridos), estaba empeñada en mostrar un sonido acabado, refinado, excelso, muy empastado y muy en Strauss. Lucas apostó por grandes densidades (increíbles las cuerdas graves durante toda la pieza), y también por destacar determinados detalles de cariz misterioso, parándose en categóricos pasajes y, sobre todo, recreándose con enorme belleza, utilizando todos los recursos que le proponía la orquesta, en las partes finales (Las obras de paz del héroe y La retirada del mundo y la consumación del héroe). Pasó de puntillas por las irónicas autorreferencias del propio Strauss a algunas de sus obras y se enseñoreó, como ya se ha dicho, en los paisajes de máxima belleza. Sin duda, ya con la temporada a punto de finalizar, supone una promisoria obertura en la titularidad de un director que va a engrandecerse con Sevilla. Todos saldremos ganando.
Foto: Sinfónica de Sevilla
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