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CRÍTICA: 'MOISÉS Y EL FARAÓN' DE ROSSINI EN ROMA, BAJO LA DIRECCIÓN DE RICCARDO MUTI

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Autor: Raúl Chamorro Mena
16 de diciembre de 2010
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MEMORABLE "MOÏSE ET PHARAON" A CARGO DE RICCARDO MUTI

"Moïse et Pharaon ou le passage de la mer Rouge" (Rossini)  Roma, Teatro dell'Opera, 11-12-2010. Ildar Abdrazakov, Nicola Alaimo, Eric Cutler, Erika Grimaldi, Sonia  Ganassi, Juan Francisco Gatell, Riccardo Zanellato, Barbara di Castri.  Dirección Musical: Riccardo Muti. Producción: Pier Luigi Pier' Alli

Memorable velada operística la que se pudo vivir en Roma gracias a ese gigante de la batuta que es Riccardo Muti.  "Moïse et Pharaon" es una ópera en cuatro actos con libreto de Luigi  Balocchi y Etienne de Jouy estrenada en la Academia Real de Música de  París (el antecedente de la Opera de París) el 26 de marzo de 1827,  transformación del Mosè in Egitto (estrenado en Nápoles el 20 de octubre  de 1822) realizada por Rossini para la capital francesa con las exigencias propias de la Grand Opera: larga duración, ballet y numerosos personajes con importancia.  Nicholas-Prosper Levasseur, Laura Cinti D'Amoreaux y Adolphe Nourrit  protagonizaron el estreno. El genio del director Napolitano la expuso como un auténtica obra maestra, compacta, marmórea de una grandeza clásica y  rotunda. Sonido sedoso, mórbido, maleable, dúctil y transparente, en el  que se oía nítidamente la intervención de cada instrumento. Sentido de  la concertación impecable con crescendi memorables, de los que crecen de  verdad alcanzando el clímax. En fin, fabulosas gradaciones dinámicas, variaciones en los da capo,  pulso siempre firme, tensión teatral absoluta, sostén y estímulo a los  cantantes, que dan lo mejor de sí mismos. Bisó la plegaria del último acto ante el delirio del público y que resultó emocionantísima y  sobrecogedora. Maravilloso ese final de la obra, que no tiene nada que  envidiar al del Ocaso de los Dioses. Inolvidable. Bravo Maestro! En el elenco vocal destacó Sonia  Ganassi, con las limitaciones de su instrumento vocal, pero musical,  dominadora del estilo, con sentido del legato, buena agilidad y  fraseando siempre hermosamente. Ildar  Abdrazakov, falto de autoridad, de empaste, de anchura,  desguarnecido en el grave, pero canta con nobleza y buena línea. Estos  son los papeles que debería frecuentar sin tocar Verdi ni más allá. Un  tanto tosco y desigual el Pharaon de Nicola Alaimo. Eric Cutler (Amenophi) en un papel que estrenó Nourrit, muestra emisión gutural, ascensos al  agudo y sobreagudo forzadísimos, abiertos y desagradables. A su favor, cierto entusiasmo y ese aire de honradez y sinceridad que suele  acompañar a los cantantes americanos. Juan Francisco Gatell canta bonito con vocecita enana y filiforme. Erika Grimaldi como Anaï, lució timbre grato pero graves problemas técnicos. El agudo  no pasa, la afinación es sospechosa y la agilidad esforzada y borrosa.  Me gustó mucho la producción de Pier  Alli, preciosa, elegantísima, superando el estatismo de muchos  momentos de carácter oratorial de la ópera con un uso acertado de las proyecciones (bellas y eficaces dramáticamente). El punto negro fué la absurda coreografía del Ballet.

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