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Crítica: «El Gato Montés» en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

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Autor: José Amador Morales
22 de febrero de 2022

Óliver Díaz dirige El Gato Montés de Manuel Penella en el Teatro de la Maestranza de Sevilla con Antonio Gandía, Mariola Cantarero, Fernando Campero, Sandra Ferrández, María Rodríguez, Juan Jesús Rodríguez y Simón Orfila en el reparto

Juan Jesús Rodríguez en «El Gato Montés»

Juan Jesús Rodríguez, impactante «Juanillo»


Por José Amador Morales
Teatro de la Maestranza de Sevilla. 17 de Febrero. Manuel Penella: El Gato Montés. Ópera popular española en tres actos y cinco cuadros. Mariola Cantarero (Soleá), Sandra Ferrández (Una gitana), María Rodríguez (Frasquita), Sara López de Haro (Lolilla), Juan Jesús Rodríguez (Juanillo “el Gato Montés”), Antonio Gandía (Rafael Ruiz “el Macareno”), Simón Orfila (Padre Antón), Fernando Campero (Hormigón), Julio Ramírez (Caireles), Andrés Merino (Pezuño), Fran Gordillo (Recalcao), Soraya Méncid (Un pastorcillo), Juan José Almonte (Un vendedor), Javier Barea (Alguacilillo), Moisés Molina, Javier Ruiz, José Ángel Florido (Peones). Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Escolanía de Los Palacios. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Óliver Díaz, director musical. Raúl Vázquez, director de escena. Producción de la Ópera de Tenerife.

   Volvió El Gato Montés al escenario del Teatro de la Maestranza dentro de la habitual propuesta de música escénica española para la que suele reservar al menos uno de los cinco o seis títulos operísticos de la temporada. Se trata de la tercera vez que la ópera de Manuel Penella sube al escenario del coliseo sevillano desde que hace treinta años ofreciera durante su primera temporada la recordada puesta en escena protagonizada por Juan Pons y Plácido Domingo. En esta ocasión, era evidente que el público asistente ofrecía un perfil distinto al habitual de las demás representaciones, con una curiosa mezcla entre aficionados y primerizos aderezada con algunos nombres conocidos del mundo de la música popular e incluso del toreo, caso de Pastora Soler o Manuel Lombo

   La producción de la Ópera de Tenerife, de donde también procedía la vista en I Capuleti e i Montecchi del pasado mes de diciembre, plantea con acierto una visión sobria y elemental del libreto, centrándose en la progresión dramática del mismo y soslayando los aspectos más tópicos y folclóricos. De la misma forma, los movimientos actorales resultan convenientes, salpicados con atractivas y expresivas coreografías. Tal vez un trabajo luminotécnico más matizado y menos plano, un mejor aprovechamiento del escenario del teatro (aquí demasiado vacío en sus extremos) y un tratamiento más frontal de las voces, cuya posición casi siempre atrasada comprometía su audición, habrían mejorado una producción francamente lograda.

Simón Orfila en «El Gato Montés» del Teatro de la Maestranza

   Musicalmente destacó sobremanera la dirección de Óliver Díaz, cuyo sonido sensible y refinado remató pasajes francamente hermosos, especialmente los interludios, y sobre todo ofreció una lectura muy intensa, con momentos de gran tensión dramática como los protagonizados por el ‘Gato Montés’. Este fue un Juan Jesús Rodríguez en estado de gracia, con una caracterización musical y actoral de enorme altura. Su voz homogénea y no exenta de belleza, consiguió proyectarse a placer, esculpiendo los claroscuros de su personaje en base a un contraste de gran calado expresivo entre la mera potencia vocal y un cuidado fraseo. El barítono onubense supo igualmente plegar su instrumento y ofrecer matices bellísimos como esos tres mordentes sublimes en «No tengai mieo de mí, a naide le jise daño dende q’e libre me ví» al final de su monólogo. A Antonio Gandía también se le vio cómodo en su papel de ‘Rafael’, compensando el carácter más monolítico de su personaje con una indudable entrega. El tenor levantino mostró una voz de partida algo liviana pero dotada de cierta proyección en el registro medio y agudo. 

   Simón Orfila convenció con un personaje tan agradecido como el del ‘Padre Antón’, cuyas posibilidades vocales - a pesar un instrumento en exceso tremolante - y teatrales le venían como un guante. Desgraciadamente no entendemos la elección de Mariola Cantarero para el papel de ‘Soleá’ pues no parece encontrarse en su mejor momento vocal, aun cuando sí de popularidad, pues su participación en el jurado del exitoso programa televisivo «Tierra de talento» de Canal Sur la está dando a conocer a todos los públicos de la comunidad autónoma. Aquí su fraseo se vio lastrado por un vibrato que, si antaño era un sello de personalidad, ahora se presenta descontrolado, con una afinación imprecisa y, en general, escasamente audible. De la misma forma, el registro agudo y sobreagudo fue alcanzado con gran dificultad y de forma estridente. No obstante, la soprano granadina mostró su habitual desparpajo y entusiasmo sobre el escenario. Muy convincente el ‘Hormigón’ de Fernando Campero y adecuado el resto del reparto.  

   Los conjuntos brillaron a un nivel excelente, desde la estupenda banda interna formada por alumnos del Conservatorio Superior de Música «Manuel Castillo»  de Sevilla así como la, no por acostumbrada  menos sobresaliente actuación de la Escolanía de Los Palacios, hasta el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.

Fotos: Maestranza de Sevilla

Juan Jesús Rodríguez y Mariola Cantarero en «El Gato Montés»
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