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Crítica: Óliver Díaz dirige «Luisa Fernanda» de Moreno Torroba en el Teatro Campoamor de Oviedo

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Autor: Nuria Blanco Álvarez
26 de junio de 2019

Elegancia y sobriedad

Por Nuria Blanco Álvarez / @miladomusical
Oviedo. 20-VI-2019. Teatro Campoamor.  XXVI Festival de Teatro Lírico Español. Luisa Fernanda, Federico Moreno Torroba. Davinia Rodríguez, Sabina Puértolas, Joel Prieto, Ángel Ódena, Mª José Suárez, Manel Esteve, Ana Nebot, David Rubiera, Juan Noval-Moro, Didier Otaola, José Antonio Lobato. Oviedo Filarmonía. Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Pablo Moras, director de coro. Emilio Sagi, director de escena. Óliver Díaz, director musical.

   Finaliza la Temporada de Zarzuela de Oviedo con la puesta en escena de Luisa Fernanda, una zarzuela grande plagada de números musicales instalados en la memoria colectiva de todos nosotros. ¿Quién no ha canturreado alguna vez «Marchaba a ser soldado», «Ay, mi morena» o la «Mazurca de las sombrillas»? Hubiera sido imperdonable encontrarnos, una vez más y como ya viene siendo costumbre en el Teatro Campoamor en los últimos tiempos, con una versión que deformara este clásico de nuestro patrimonio musical. Afortunadamente, la dirección de escena estuvo a cargo del ovetense Emilio Sagi, garantía de elegancia y buen hacer. Su visión de esta zarzuela es estéticamente tan bella como nos tiene acostumbrados. Sin necesidad de mucha parafernalia escénica, tan solo un puñado de sillas y alguna que otra mesa fueron suficientes para crear un espacio sobrio pero funcional, acompañado de algunos elementos que ya forman parte de la imaginería Sagi, como los globos, luces colgando y monocromía en blanco, rota por algunos detalles en negro, dejando el protagonismo a la propia obra. Solo una maqueta de la ciudad de Madrid en una esquina del escenario ubicaba la acción. Se nota el mimo que ha puesto en la producción, no en vano su abuelo, Emilio Sagi-Barba, fue el primigenio Vidal, en el estreno absoluto de Luisa Fernanda en 1932. El cuidado vestuario de Pepa Ojanguren contribuyó a crear ese bonito ambiente, si bien los trajes de la protagonista eran siempre tan similares que bien podía parecer el mismo todo el tiempo. Lo único que desentonaba era el peinado de las mujeres del coro, con un moño anacrónico para el ambiente de la historia.


   En lo vocal, la estrella de la noche fue Ángel Ódena, muy adecuado en el papel de Vidal, con una voz plena, de excelente proyección y dicción, dejando en evidencia al resto del reparto, si bien hubiera sido deseable que matizara su sonido con algún piano que otro; en escena estuvo fantástico. Davinia Rodríguez, como Luisa Fernanda, posee una voz metálica que oscurece constantemente haciendo incomprensible todo lo que canta, siendo además limitadas sus dotes escénicas. Sabina Puértolas, por su parte, fue una Duquesa Carolina con mucho desparpajo, con una voz muy ligera que controlaba a su antojo, pero con un volumen muy escaso. El joven Joel Prieto estuvo muy pendiente de su línea vocal en el rol de Javier, cantando siempre de cara al público y procurando estar en la primera línea del escenario en pro de su proyección; de buena dicción, con voz muy clara pero plana, aún en desarrollo, y mucho por hacer en el terreno escénico, donde se mostró falto de carácter y poco natural. Todo lo contrario que la asturiana Mª José Suárez, que hizo gala de las tablas que tiene sobre el escenario. Como viene siendo habitual, los papeles secundarios se otorgan generalmente a artistas de la tierra, como Juan Noval-Moro con una correcta participación. Respecto al excelente actor José Antonio Lobato, notamos un importante deterioro de su voz, que debería cuidar. El resto del reparto estuvo correcto. El Coro Capilla Polifónica se mostró eficiente en escena aunque algo destemplado en la «Mazurka de las sombrillas», una escena visualmente muy bonita, que nos recordó a algún momento de la película Mary Poppins, muy bien acompañada por la Oviedo Filarmonía, que se lució en la introducción del último acto. El maestro Óliver Díaz supo sacar todo el partido a la orquesta y estuvo, como siempre, muy pendiente de los cantantes consiguiendo una versión ágil y solvente.

   El recientemente nombrado alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, no quiso perderse la oportunidad de ver este espectáculo, mostrando así su apoyo al Festival. Ojalá la nueva corporación municipal le de una vuelta de tuerca para acercarse a aquellos tiempos, no tan lejanos, en los que se llegaban a realizar hasta 8 funciones por título. Nos sorprende que no haya empezado a tomar ya medidas, como la de retirar el incomprensible anuncio por megafonía en un supuesto «bable» que tantos pateos ha provocado en el teatro en los últimos cuatro años y que volvamos cuanto antes a la tan anhelada normalidad en la vida cultural ovetense.

Foto: Alfonso Suárez

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