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Opinión: '¡Rumanía existe!' Por Aurelio M. Seco

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Autor: Aurelio M. Seco
17 de septiembre de 2017

¡RUMANÍA EXISTE!

   Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
Vale la pena echar un vistazo al programa que el Festival George Enescu ha preparado este año y que está celebrando precisamente en estas fechas en diferentes ciudades rumanas. El ciclo se realiza desde el 2 al 24 de septiembre bajo la dirección artística de Vladimir Jurowski y con la presidencia honorífica de Zubin Mehta, presente en esta edición con la Filarmónica de Israel al lado de algunos de los más importantes cantantes, músicos, maestros y orquestas de la actualidad. No sabemos cómo lo ha hecho Jurowski pero habiendo entrado a comparar el programa del Enescu con los del Festival de Salzburgo y de Lucerna, dos de los festivales musicales más importantes de Europa, podemos concluir que en Rumanía se ha logrado realizar un ciclo que como mínimo está a la altura de los mencionados.

   Parece que en este extraordinario crecimiento cuantitativo y cualitativo ha tenido mucho que ver el gran trabajo de captación de fondos privados y públicos, incluido los aportados por la Unión Europea, que ha apostado por un país y festival que no sólo no ha defraudado sino que se ha convertido en el principal aliciente musical europeo en este mes de septiembre y, a buen seguro, un acontecimiento musical de carácter global de cara a próximas ediciones. En la actual incluso España ha tenido sus representantes. Es el caso de Jordi Savall, uno de los españoles más reconocidos fuera de nuestro país, y el valenciano Josu de Solaun, el pianista más fascinante que ha dado España en los últimos años y cuyo arte y trayectoria podrían convertirle en una de las estrellas internacionales de este instrumento en poco tiempo.

   Rumanía es un país muy interesante desde el punto de vista musical. Y no sólo por haber dado a luz al que posiblemente sea el mejor director de orquesta de la Historia de la Música, Sergiu Celibidache. Cuenta con una envididable red de buenas orquestas y auditorios, encabezada por el bellísimo Ateneo Rumano de Bucarest, así como una gran tradición de compositores, comenzando por el propio George Enescu, un genio cuya obra además parece que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. La interpretación de su ópera Edipo en la actual edición del festival que lleva su nombre pasará a la historia de 2017 como uno de los grandes eventos musicales del año. Tampoco podemos olvidar a grandes artistas rumanos de la actualidad, como el director Christian Badea o las sopranos Angela Gheorghiu o Elena Mosuc, que hay que unir a nombres míticos como los de Virginia Zeani o Ileana Cotrubas, por ejemplo.

   Pero al lado de Enescu están otros. Es el caso de Ciprian Porumbescu, uno de los autores más queridos de Rumanía aunque su nombre apenas haya trascendido fuera.  Su melodía para En nuestra bandera está escrito «Unidad» (Pe-al nostru steag e scris Unire) se ha convertido en el himno nacional de Albania. Porumbescu murió joven, a los 29 años, pero dejó una interesante obra sinfónica en la que destaca su Balada para violín y orquesta, op. 29 y su Rapsodia húngara. Incluso escribió una opereta titulada Luna nueva (Crai nou). Anatol Vieru dejó escritas siete sinfonías y un original concierto para chelo y orquesta. También es atractiva la obra de Liviu Comes, de lenguaje conservador pero puramente rumano.  Cerramos la lista de autores fallecidos con Theodor Grigoriu, Mihail Jora, Constantin Silvestri y Paul Constantinescu.

   Entre los contemporáneos abundan los nombres, Lucian Mețianu, Nicolae Brânduș, sin duda uno de los más prestigiosos compositores rumanos vivos, Gabriel Iranyi, Carmen Maria Cârneci, Livia Teodorescu-Ciocănea, el muy reconocido Remus Georgescu, Irina Hasnas, Violeta Dinescu, con una interesante obra pianística, Ștefan Niculescu, uno de los introductores en el país de la música de vanguardia, junto a Aurel Stroe, Stefan Niculescu, Alexandru Pascanu y Nicolae Beloi; Corneliu Dan Georgescu, quien posee un extenso corpus sinfónico, Ede Terényi, Sebastian Androne, Cristian Lolea, el joven y también violinista Vlad Maistorovici, el prolífico Aurel Stroe, Dan Dediu, Cornel Țăranu, quien ha dejado escrita una interesante ópera titulada El secreto de Don Giovanni, Mihai Măniceanu, Octavian Nemescu y el espectralista Horatiu Radulescu.
   Presten atención a Rumanía. No sólo existe musicalmente hablando. Se está convirtiendo en una referencia en Europa.

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