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PABLO GONZÁLEZ, director: «Las enseñanzas artísticas se están arrinconando»

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Autor: Óscar del Saz
20 de septiembre de 2019

PABLO GONZÁLEZ, director: «Las enseñanzas artísticas se están arrinconando»

Una entrevista de Óscar del Saz / @oskargs
Nacido en Oviedo (1975), Pablo González estudió en Guildhall School of Music&Drama (Londres). Actualmente reside en la ciudad de Oviedo. Ha sido Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, Director Principal Invitado de la Orquesta Ciudad de Granada y Director Asistente de la London Symphony Orchestra. En la actualidad es Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española y Asesor Artístico de la Orquesta y el Coro RTVE. Como director de ópera, destaca su dirección de Don Giovanni y L’elisir d’amore en dos exitosos Glyndebourne Tours, Carmen (Quincena Musical de San Sebastián), Una voce in off, La voix humaine, Die zauberflöte, Daphne y Rienzi en el Gran Teatro del Liceo (Barcelona), Tosca y Madama butterfly (Ópera de Oviedo). Entre sus grabaciones discográficas, destaca el monográfico de Enrique Granados en tres volúmenes así como un CD con las suites de Carmen y L’Arlesienne, de Bizet, con la Orquesta Sinfónica de Barcelona para el sello Naxos. Pablo González goza de una colaboración continua con la Deutsche Radio Philharmonie Saarbrücken Kaiserslautern (DRP) con quienes grabará próximamente un CD con música de Emanuel Moor; su grabación de Schumann con Lena Neudauer ha sido galardonada con el prestigioso «International Classical Music Award». Aprovechamos su reciente debut del primer concierto de la Temporada 2019/2020 de la Orquesta y Coro de RTVE, con obras de Shostakovich y Prokofiev para compartir unos minutos con el maestro Pablo González. Nos citamos con él en el Teatro Monumental en la semana en que se estaba ensayando el segundo concierto de la temporada.

¿Cómo están yendo los ensayos de Iván el terrible? ¿Qué tal con el Coro de RTVE?

Estoy disfrutando mucho de los ensayos. Con la orquesta nos llevábamos viendo regularmente desde hace 12 años ya, pero con el Coro es solamente la segunda vez que trabajo con él. La primera vez que trabajé con ellos fue en enero de este año, en la Gala de Reyes. Como digo, estoy disfrutando mucho, con un ambiente de trabajo muy bonito, muy favorable. Evidentemente es una nueva etapa y las nuevas etapas siempre suelen empezar con ilusión, lo cuál se agradece. La semana pasada fue una semana de ensayos con resultados en los conciertos, y ésta de momento tiene rumbo similar. Como bien dices, está también el Coro y con ellos me estoy entendiendo a la perfección. Así es que, muy feliz.

¿Había trabajado ya con el nuevo director del Coro, Lorenzo Ramos? ¿Le conocía?

A Lorenzo le conocía de nombre, de haber estado en Córdoba, pero no nos conocíamos personalmente. Acabamos de empezar a trabajar, y también estoy muy a gusto. Además de Ivan el terrrible estrenamos la obra de Juan Cruz Guevara, ganador del premio de composición Reina Sofía, Pictograma, y es también un buen proyecto para la orquesta. Es una obra con bastante dificultad técnica y a la que hemos podido dedicar el tiempo que se merece, trabajándola con profundidad, y yo espero que el estreno sea bien recibido por el público.

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En paralelo creo que está preparando un concierto para la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Sí, es el concierto de inauguración del Curso Académico 2019-2020, el 23 de octubre en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, con la Orquesta Sinfónica Freixenet. Todavía no hemos empezado a ensayar. Lo haremos el sábado 19. Será mi tercera visita con los chicos del Reina Sofía, con los que disfruto muchísimo. Son de los proyectos que más ilusión me hacen siempre porque todos tienen una energía increíble. Con ellos pude hacer hace años la Quinta de Tchaikovsky, ahora hacemos la Sexta (la Patética), y también hicimos con ellos la Cuarta de Brahms y ahora hacemos el concierto de violín con la violinista Eva Rabchevska.

Ud. fue solista de flauta… ¿Dejó de interesarle ese instrumento?

No es que yo estuviera desencantado por tocar un «simple» instrumento, porque ser un gran flautista, o un gran clarinetista tiene el mismo mérito que ser director, pero sí es verdad que por mi naturaleza, por ser una persona muy inquieta, pues simplemente fue una cuestión de química. La flauta y yo tuvimos nuestro momento y aquello se terminó… El amor se terminó (risas)… Pasamos página en nuestras vidas y cada uno siguió su camino. Me di cuenta cuando me fui a estudiar a Londres y es que, simplemente, no tenía la motivación adecuada… entonces pensé en componer -porque yo había compuesto alguna cosa- y había disfrutado haciéndolo, así que empecé a estudiar composición, y cuando llegó el momento ese de «bueno, la semana que viene tráeme un cuarteto de cuerda», pensé «no, no tengo el oficio»…Por poner un ejemplo, yo escribí una obra para flauta y piano que siempre quise hacer desde niño, una obra muy de juventud -tenía 20 años-, con influencias de Stravinsky, Frank Martin,…, y me quedé feliz. Una obra -creo- con una coherencia formal,… Pero ya está… Hice eso porque es lo que creí que tenía que hacer, pero yo no era compositor… Y entonces, como yo siempre tuve un amor por la orquesta, por el instrumento orquestal, pues fue algo natural empezar a dirigir.

¿Tuvo algún antecedente musical en su familia?

En cuanto a dirección, no, pero sí en cuanto a ser músico. Mis papás son muy melómanos, ellos nos sugirieron ir al conservatorio. Mis dos hermanos mayores también fueron al conservatorio, así que en casa siempre tuvimos mucho ánimo para hacer música.


¿Cuáles son las grandes líneas maestras de su proyecto en la OCRTVE más allá de la presente temporada?

Estamos muy metidos ya en el diseño de la temporada 20/21, pero no te puedo adelantar nada porque todo esto es misterioso, secreto (risas). Tenemos un montón de ideas y distintos frentes, variedad de repertorio, cuidar mucho nuestra música española y habrá muchos contrastes de muchas músicas y compositores que tendrían que tener más presencia que la que tienen. Tenemos muchas ideas en la mesa…

¿RTVE le ha dado todo lo que ha pedido para desarrollar su Proyecto? ¿Qué le faltaría?

Tengo toda la confianza y el apoyo de la Gerencia para llevar adelante mi proyecto musical. Los medios son siempre limitados en todas las orquestas y un director siempre sueña con la mejor de las plantillas, pero me consta que trabajamos todos en el mejor proyecto posible, de acuerdo con las limitaciones de cada uno, claro está. Ninguna formación es perfecta.

En cuanto a un posible incremento de las plantillas, sería deseable, pero soy consciente de que esta decisión nos sobrepasa y requiere la convocatoria de una oferta de empleo público, algo que se autoriza en otros despachos.

¿Existe gran diferencia para Ud -en la práctica- entre ser director artístico o asesor artístico?

Estos son temas contractuales y burocráticos que también a mí se me escapan, pero entiendo que soy asesor artístico porque la programación la diseño yo, en colaboración con la gerencia. Si yo fuera director artístico, entiendo que entonces sería yo únicamente el que la diseñaría. Pero lo bueno es que mi relación con la Gerencia y con la subdelegación artística es muy estrecha. Hemos trabajado en equipo durante meses en la programación de la actual temporada y tenemos prácticamente elaborada la siguiente. Me siento muy cómodo y feliz en RTVE.

¿Qué obras está preparando en este momento? (repertorio, países u otros)

Dentro de un mes, con la Deutsche Radio Philharmonie Saarbrücken Kaiserslautern (DRP), en Alemania, vamos a grabar un CD de Emmanuel Moor, húngaro, compositor muy interesante. En concreto, grabamos y vamos a tocar en concierto su Triple concierto, que era una de las obras favoritas de Pau Casals, y que interpretaremos acompañada por la Tercera de Schumann. Grabaremos además su Segunda sinfonía. Ambas obras tienen una gran influencia de Brahms.

Sí, sabemos de su gusto por las grabaciones, y ya tiene varias en su haber, incluso integrales.

Sí, por supuesto, hemos hecho integrales de Enrique Granados, y en Alemania he grabado bastante con esta orquesta, con Saarbrücken. Está ahora mismo en postproducción un concierto de Sibelius con la orquesta de la Radio de Frankfurt y Emmanuel Tjetknavorian que me hace mucha ilusión. Grabar, como actividad para un director, me gusta mucho, porque no tiene nada que ver con un concierto, evidentemente no tiene la magia del concierto -eso está claro-, pero a nivel artístico plantea un reto porque debes enfrentarte a la partitura una vez se ha grabado para comprobar que todo está ahí y que no falta nada.

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¿Cómo ha de gestionar la exigencia a los músicos el director de orquesta? ¿Cómo ha cambiado esto?

Todo tiene que ver en realidad con los contextos de cómo se entendía la dirección de orquesta antes y ahora, y con ciertas personalidades; pero siempre ha habido de todo un poco. Personas de fácil y de difícil trato ha habido siempre. No todos han sido, en ese sentido, tan estrictamente exigentes como Toscanini o Celibidache, cuya forma de ejercer su estilo en los ensayos, llevada a la actualidad, podrían perfectamente ser acusados de «acoso laboral».

En este mundo actual, de músicas tan simplificadas… ¿Cómo cree que debe acercarse la música sinfónica a los jóvenes?

Llevamos diciendo muchos años que la afluencia a los conciertos puede terminar por extinguirse, pero los conciertos siguen teniendo público, aunque todos quisiéramos que éste fuera más numeroso, y es verdad que la edad mayoritaria no se encuentra entre los 20 y 30 años, pero eso no tiene nada -en sí- ni de bueno ni de malo. Que el público sea más mayor no tiene ningún problema. El problema sería si dentro de 20 años no tuviéramos público. Yo sigo viendo público, lo cuál no quiere decir que haya que dormirse en los laureles, y tenemos que jugar con elementos como las redes sociales para que estén a nuestro favor y dirigirnos al público, hablar al público, buscar la cercanía de los artistas -contrariamente a como eran antes, alguien inalcanzable-, ya que ahora todo eso se ve de forma totalmente distinta.

Sí, nos gustó que hablara al público. Esa pincelada, gracias a su verbo didáctico, que dio al inicio de la Quinta de Shostakovich y que clarificó mucho al público la obra… ¿Lo seguirá haciendo?

Sí, hay ciertas obras que lo piden y es algo que me encantaría seguir haciendo. Me parece importante. También hay que diversificar espacios y nuevos formatos de conciertos.

Echando más atrás en la edad de la gente ¿Qué opina de la situación de la educación musical en España y fuera de España?

La pena es que podría haber mucha más gente en los conciertos si hubiera una mayor formación musical. El sistema educativo en España necesita una vuelta. Me encantaría que este tema se tratara con la seriedad que se necesita, que no dejemos que un gobierno venga con un plan educativo y luego venga otro con otro distinto. Que los políticos pasen un año en el Congreso haciendo un debate por la educación y que se escuche a todos (padres, alumnos, expertos,…) para que podamos debatir -escuchando y hablando- y así encontrar algo que nos convenza a 20 ó 30 años vista. Es terrible lo que está pasando, porque todas las enseñanzas artísticas se están arrinconando. Y no sólo la música. El teatro, por ejemplo, es una herramienta maravillosa para nuestros jóvenes, para todos. Y hay un montón de cosas que vendrían bien a la sociedad si tuviéramos más música, más teatro, más danza o más pintura. Las matemáticas son importantes porque, si no, no tendríamos médicos o ingenieros, pero hay muchas más cosas. Esto es una tragedia, porque pasan generaciones y generaciones y no estamos haciendo nada. Démonos un paseo por Escandinavia. Escuchémosles a ellos también…

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¿Cree que se hacen los suficientes intercambios de directores musicales entre distintos organismos musicales?

Más que intercambios, que sí creo que se hacen, me gustaría que hubiera en las temporadas grandes y buenos artistas y que encajen dentro de una línea artística. Si uno de esos artistas está en la ONE o en el Teatro Real, o donde sea, yo estaría encantado igualmente.

Por ejemplo, a Oliver Díaz se le ha visto una vez en RTVE y no se le ha vuelto a ver…

Pero a lo mejor vuelve… Quién sabe…(risas).

¿Con qué tipo de música disfruta más como escuchante?

De todo, soy muy curioso con la música, incluso con la música electrónica o informatizada. Soy muy abierto. Me interesan las estructuras de las composiciones, y como músico eso lo puedo percibir. Me gusta escuchar cualquier música, pero también me gusta mucho el silencio. A veces llegas a casa y el silencio se hace necesario y maravilloso.

Ud también ha dirigido ópera. ¿Qué opera le gustaría dirigir próximamente?

Muchas, pero hay una que adoro y que creo que no se valora en su justa medida que es, por el componente un poco infantil que tiene, y es Hansel y Gretel, me parece que es la ópera que Mahler hubiera escrito. Mahler estuvo tentado de hacerlo con esa misma temática, y adoraba esta ópera de Humperdinck.

No le preguntamos más por Mahler porque sabemos que le toca la fibra muy directamente en su sensibilidad y que si lo dirigiera más de la cuenta le afectaría

Sí, sí. Es una música que me afecta mucho.

¿Qué opina de la crítica?

La crítica ha existido siempre y siempre va a existir. Yo cuando voy al cine también leo las críticas. Creo que es muy importante -como mínimo- su labor de difusión. Y porque el público pueda leer otra opinión, en principio más formada. En cuanto al intérprete, unas críticas te gustan más y otras menos.

¿Cuál cree que es su estilo de dirección?

Eso se lo dejo a los críticos. Creo que con los años me voy haciendo más «económico» en el gesto, creo que le pasa a todos los directores, y siento que el sonido empieza a «arraigar en el cuerpo», que es una cosa muy bonita. Porque cuando empiezas a dirigir tú tienes una técnica, pero con los años no tienes que pensar en ello, y es como si el sonido estuviera en el cuerpo y tú sólo tienes que hacerlo salir por donde sea, no necesariamente por los brazos, también por la mirada y por el propio cuerpo. Es fascinante, pero a lo mejor con las manos haces algo mínimo, pero si tienes el contacto del grupo, el sonido está ahí. Lo que más me fascina de mi trabajo es que cuanto más pasan los años me parece más mágico y es -como si de alguna manera- «entendiera» menos mi trabajo y eso me tranquiliza más. Es una cosa paradójica.


Sobre todo porque la grandeza de un director se refleja en los ensayos y por eso en el concierto tampoco hace falta marcar todo porque el trabajo ya está hecho…

¡Claro!, eso desde luego. Pero es que dirigiendo, a veces, menos es más. Y lo que ve la gente desde fuera, al estar el director de espaldas, no tiene nada que ver con lo que ven los músicos. Hay muchos ángulos y miradas posibles. Eso es lo más atractivo para mí.

Foto: Orquesta y Coro de RTVE

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