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CD: Patrick Hemmerlé. Variations on Schumann. Orpheus

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Autor: Iván Sánchez-Moreno
25 de febrero de 2017

VARIACIONES SOBRE LA LOCURA

   Por Iván Sánchez-Moreno
Patrick Hemmerlé (2016). Variations on Schumann. Orpheus. Ref. OR 3012-9720

   Patrick Hemmerlé debuta con un disco monográfico grabado a finales del año pasado, integrando sendas variaciones de Vitezslav Novak (1870-1949) y Johannes Brahms (1833-1897) a partir de unos estudios pianísticos de Robert Schumann (1810-1850).

   Por estudios y variaciones se entiende una forma musical que implica para el intérprete un problema de ejecución a resolver por medio de su propia pericia y habilidad instrumental. Como indica su título, el primer disco solista de Patrick Hemmerlé reúne diferentes variaciones y juegos de estilo inspirados por un tema de Schumann fechado en 1834 que posteriormente retomarían Brahms (1854) y Novak (1893) para su disfrute personal.

   Para cuando Schumann compuso la citada obra, su querida hermana Emilia ya se había suicidado tras sufrir una larga depresión; su padre fallecería poco después de un infarto a consecuencia del disgusto familiar; y por último les seguiría su hermano Julius, quien moriría a continuación tras contraer el cólera. No debe extrañarnos que desde muy joven la obsesión por la muerte rondara al compositor hasta volverle literalmente loco. De hecho, algunos biógrafos apunta el año 1834 como el inicio de sus trastornos compulsivos de origen nervioso.

   Bien lo ha entendido Hemmerlé a la hora de reconstruir estos Estudios sinfónicos de Schumann, a los que añade diversas variaciones llamadas Póstumas porque fueron halladas tras la muere de su autor y que, por no haber sido “canonizadas” por éste en vida, se suelen ignorar injustamente. Si el compositor empleó la palabra “sinfónicos” para definir sus estudios pianísticos es para hacer patente su deseo de otorgarle más adelante un marco orquestal.

   Difícil empeño, pues Schumann rompía aquí con la tradición concertística para piano solista desarrollando un amplio abanico de variaciones. En su ambicioso proyecto pretendía abarcar todos los matices de una orquesta concentrados en un solo piano. Ejemplo de su intención es el Estudio nº 3, donde la mano derecha se encarga con fruición de reproducir un spiccato de violín o los efectos de eco con los que cierra la Variación póstuma nº 4 con endiablada velocidad. Para subrayar los tensos momentos por los que estaba pasando el joven Schumann cuando concibió la obra, Hemmerlé se muestra espléndidamente dramático en el tema principal que luego desglosará a lo largo de media hora. En unos cortes reforzará el carácter lúdico, sin por ello restar gravedad a la pieza original; en otros, a medida que avance el desarrollo de las variaciones, marcará más los acentos tristes –como en los Estudios 7 y 8, interpretados con ternura y sensibilidad–, cerrando las últimas variaciones con la apasionada violencia que caracteriza el nervio compositivo del autor y que Hemmerlé defiende con impetuosa agilidad (a veces algo atropellada) manifestando en el Finale el diálogo que Schumann esperaba sugerir entre las fuerzas desatadas de la naturaleza y la victoria de la voluntad contra el delirio fatal de la vida.

   Estos fueros entre oníricos y nostálgicos que invaden toda la obra de Schumann serán un legado que Brahms heredará notablemente de su maestro. No obstante, en sus Variaciones sobre un tema de Schumann da un mayor énfasis desde el inicio a un tono elegíaco que marcará el resto de la obra. Este aire funerario será el sentido homenaje con que el discípulo honrará a su protector, en quien ya se había declarado los fuertes delirios psicóticos que casi le llevaron al suicidio arrojándose a las aguas del Rhin en febrero de 1854. La creación de estas Variaciones coincide con el ingreso de Schumann en el sanatorio mental de Endenich, que ya no abandonará hasta el día de su muerte. Quizá motivado por la tensión que sentía entre la atracción por su esposa Clara y la admiración por su maestro, la composición de Brahms exige una ejecución muy dura y severa, adoptando una estructura típicamente bachiana como ejemplo de perfección y orden. No en vano, Brahms decía haberse inspirado en las Variaciones Goldberg para justificar el estilo contrapuntístico en momentos tan evidentes como la Variación nº 10, en la que la melodía central viene acompañada por su propia inversión.

   Por el contrario, las variaciones de Vitezslav Novak se situarían en las antípodas de la sensibilidad de Brahms. Novak fue un destacado alumno de Dvorák cuando éste dirigía el Conservatorio de Praga. Sus juguetonas Variaciones sobre un tema de Schumann son prueba de ello: concebidas para exhibir su propio virtuosismo en las teclas y seducir a todos los auditorios y tribunales académicos que quisieran evaluarle, Novak otorgó a cada variación un sentido independiente, como invenciones musicales dotadas de carácter propio. Por dicha razón adopta para cada una de las formas definidas del scherzo, del capriccio, de la serenata, etc. El estilo brillante de Novak luce especialmente en manos de Hemmerlé en el cierre de estas diez variaciones, un Finale que es de una fogosa locura. Metafórica, claro, porque la real ya la había experimentado lastimosamente el propio Schumann.

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