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Crítica: Salvador Vázquez y Javier Comesaña con la Orquesta de Córdoba

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Autor: José Antonio Cantón
27 de marzo de 2025

Crítica del concierto de la Orquesta de Córdoba, bajo la dirección musical de Salvador Vázquez y con Javier Comesaña como solista

Salvador Vázquez y Javier Comesaña con la Orquesta de Córdoba

Escocia como inspiracion musical

Por José Antonio Cantón
Córdoba, 21-III-2025. Gran Teatro de Córdoba. Orquesta de Córdoba (OC). Solista: Javier Comesaña (violín). Director: Salvador Vázquez. Obras de Max Bruch y Félix Mendelssohn.

   Con el título “Reminiscencias de tierras altas”, haciendo referencia a los paisajes del norte de Gran Bretaña ocupados por el Reino de Escocia, la OC ha organizado su noveno concierto de abono de la presente temporada invitando al joven violinista sevillano Javier Comesaña, intérprete de creciente progresión en su carrera, cuya presencia en Córdoba había suscitado gran expectación y al que pude escuchar por vez primera el año pasado en el Teatro Villamarta de Jerez junto a la Orquesta Joven de Andalucía bajo la dirección del maestro Alejandro Posada interpretando el Concierto Op. 61 de Beethoven, del que guardo un complaciente recuerdo. Actuaba en esta ocasión con la Fantasía escocesa, Op. 46 que Max Bruch dedicó en 1880 a Pablo de Sarasate.

   Con un gran sentido de solemnidad, tanto el solista como la orquesta se adentraron en los primeros compases de esta obra en los que el autor quiso hacer una gran evocación paisajística céltica adaptando sones populares de aquel país. Con tal intención, Javier Comesaña expuso con expresivo sentimiento el recitativo con el que abría su intervención, seguido por el muy matizado nivel dinámico que el director imprimió al sustento armónico desarrollado en la cuerda que, con una apreciable afinación dejaba esa plácida sensación que contiene el Adagio cantábile que precede al primer allegro de la obra, donde destacó el arpista Miguel Ángel Sánchez Miranda en su contrastante función al discurso del solista, que manifestaba en plenitud su capacidad técnica destacando su afinación, articulación, ataque y regulación dinámica como exige este movimiento de danza que lleva tanto a la orquesta, especialmente los bajos con efectos de bordón, como al violín a desarrollar sus máximas capacidades scherzantes. De inmediato y con contrastada serenidad se envolvieron en las sonoridades del Andante sostenuto, tercer movimiento en el que se estilizan los motivos de la conocida canción escocesa I'm a' doun for lack o' Johnnie que fue interpretada por el solista con un rapsódico tempo lento y culminándola con un expresivo suspiro que agudizaba el lirismo de su instrumento, un violín construido alrededor de 1720 por el lutier parisino Claude Pierray, con el que este intérprete está en un inicial proceso de exploración y acoplamiento descubriendo sus destacados secretos de presencia y matización sonoras que seguramente le llevarán a extraer pronto de él sus máximas posibilidades expresivas.

   Como respuesta al cerrado aplauso del público, Javier Comesaña brindó una sustancial y emocionante interpretación del Adagio que abre la Primera Sonata en Sol menor, BWV 1001 de Juan Sebastián Bach, ofreciendo en todo momento ese aire de improvisada y serena fantasía que tiene esta pieza, que le permitió demostrar su alto nivel de musicalidad favorecido por una impecable técnica en diapasón y arco.

   Siguiendo el mismo motivo de inspiración que la obra anterior, la segunda parte de la velada estuvo dedicada a la Tercera Sinfonía en La menor, Op. 56 “Escocesa” de Félix Mendelssohn, que el compositor venía fraguando desde el viaje que realizó a las Islas Británicas el año 1829, trece años antes de su terminación en Leipzig. Como si de un amplio poema sinfónico se tratara, Salvador Vázquez desarrolló su dirección manteniendo la distinción descriptiva de cada uno de sus cuatro entrelazados movimientos, afianzándose en la notoria mejoría de la OC desde que se hiciera cargo de su dirección titular. Con claridad de ideas, ha inducido a sus componentes a tener presente ese carácter descriptivo que el mismo autor añade en la partitura original al aire de cada movimiento, cuyo resultado dejaba una excelente impresión en el oyente. Así acentuó el contraste del Andante con moto con el que se abre el primer movimiento con el agitado cambio del allegro subsiguiente, respetando con detalles sus curiosas y estimulantes modulaciones que hacía aparecer fluida y gozosa la lectura de su desarrollo, especialmente en los pasajes cromáticos de la cuerda que se percibían con afinada conjunción. Con una mínima pausa entró en la dirección del segundo movimiento, Vivace non troppo, realzando el danzante estilo de su rítmica estimulando en velocidad a la sección de viento madera y a la cuerda hasta el límite de articulación, reflejando el sentido folclórico en el que está inspirado. Aquí se volvía a apreciar el automatismo de la orquesta asumiendo el concepto proveniente desde el pódium.

   Con una indicación calma, el director procedió a la lectura del Adagio, lo que le permitía enfatizar su canto, logrando uno de los mejores momentos expresivos del concierto como quedó reflejado en la rica armonización de la reexposición del tema donde las trompas y los violonchelos destacaron de manera especial. Fue muy interesante contemplar la cinética de Salvador Vázquez empleada en el último movimiento, dado el impulso que dio a la fragmentación de su desarrollo, distinguiendo su contrapuntística temática superpuesta que hacía que la orquesta hiciera volar el discurso musical de la primera parte de este tiempo para proceder a un curioso recogimiento en la coda, adoptando con fidelidad estilística el aire maestoso de su allegro tras el carácter guerriero precedente, justificando así la solemnidad del final de esta hermosa sinfonía.

   Concluía de tal modo un concierto que generó convincentes bravos entre el público reafirmándose el restablecimiento estético de la orquesta en pos de lograr la calidad del grado de musicalidad que mantuvo en épocas pasadas. El maestro Salvador Vázquez es un valor seguro para tal propósito.

Foto: Orquesta de Córdoba

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