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Segundo de los conciertos de la Sinfónica de Castilla y León 'in memoriam' de Jesús López Cobos

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Autor: Agustín Achúcarro
14 de junio de 2018

Segundo de los conciertos ‘In Memoriam’ de Jesús López Cobos

   Un reportaje de Agustín Achúcarro
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León, el director Pablo González y el pianista Javier Perianes rinden su homenaje a López Cobos en el segundo de los conciertos dedicados al que fuera director emérito de la OSCyL, en el Auditorio de Valladolid, los días 14 y 15 de este mes. “Será la culminación del homenaje a Brahms que ideó Jesús, pero sobre todo para los que participamos en este concierto, músicos y espectadores, será la conclusión de un homenaje póstumo muy especial al maestro”, enfatiza Perianes.

   En apenas siete días el pianista va pasar de interpretar el Concierto para piano nº1 al nº2, algo que no le representa mayor problema. “Justo antes del primero de Brahms interpreté en E.E.U.U. el quinto de Saint-Saëns, así que creo que hay que tener esa capacidad casi camaleónica para poder cambiar de repertorio con cierta facilidad. Y en este caso particular creo que es bastante más fácil porque el segundo no deja de ser consecuencia del primero, aunque éste representa a un Brahms joven, experimentando, y el segundo responde a su plena madurez”.

   El pianista considera, eso sí, que el proceso de adaptación de un concierto a otro requiere unas pautas claras. “Hay que recuperar las sensaciones y evitar que los recuerdos no sean puramente musculares sino intelectuales, pues la mano se acuerda a dónde debe ir debido a tantas repeticiones”. “Incluso -prosigue Perianes- añadiría que hay que pasar tiempo fuera del piano estudiando la partitura y recuperando todos esos impulsos que lleva implícitos, y dejar en la parte de atrás de la mente los recuerdos y las experiencias vividas en relación al anterior concierto”.

   A pesar de ser consciente de la dificultad que entraña hacer una valoración sintetizada del Concierto para orquesta y piano nº2 de Brahms Perianes intenta dar una respuesta. “Es muy complicado señalar algo en concreto ante una obra que dura casi 55 minutos, plagada de momentos inspiradísimos, que como bloque, como conjunto, es uno de los grandes conciertos que se han compuesto, pero, claro, si tuviera que señalar algo, es obvia la magia del diálogo con el chelo del tercer movimiento”. Detalle que el músico refuerza con una anécdota: “He conocido a muchos instrumentistas de orquesta que me han dicho que se hicieron chelistas para poder tocar precisamente eso”.

   Perianes tararea un pasaje, se levanta de su asiento, alcanza la partitura, la abre y desgrana sus opiniones movimiento a movimiento: “El primero es heroico, atormentado y el piano está reclamando su papel protagonista, incluso tiene grandes dosis de dramatismo, un poco al modo beethoveniano; mientras que la introducción del segundo es una novedad que nadie espera, pues se aguarda a que llegue el tiempo lírico, que Brahms retrasa al tercer tiempo, y pone una verdadera obra de arte con un Allegro appassionato de una fuerza, un poderío y una magnitud impresionantes”. El citado tercer movimiento supone para el pianista “un oasis” que “le fascina”, tanto por su “carácter lírico y poético”, por como “ese espacio de paz lleva al cuarto movimiento”, que a Perianes le recuerda “un poco a las danzas húngaras”, al tiempo que ve que “es danzable” y que “posee una enorme elegancia”. “Muchas veces me provoca la imagen de unas personas en una taberna de Hamburgo brindando, por sus momentos de optimismo, de vitalidad, sin llegar a la rudeza”, evoca el pianista.

   La presencia en la dirección de Pablo González es para Perianes “una verdadera gozada”. “Hace muchos años que nos conocemos y hemos trabajado mucho juntos, en Dinamarca, en Rusia, en muchos países, por supuesto, en España, y la última vez que coincidimos fue haciendo el nº27 de Mozart”, afirma el pianista para el que González “es un músico talentosísimo, con una calidad extraordinaria”. “Precisamente cuando hemos estudiado juntos los detalles de esta partitura para esta actuación nos hemos puesto de inmediato de acuerdo, pues Pablo es flexible y siempre está muy atento al solista, por lo que trabajar con él es para cualquier solista un auténtico regalo”, observa el pianista.

   Antes del concierto para piano la OSCyL interpretará la Sinfonía nº3 de Brahms por lo que se le pide al músico que haga una valoración de la obra como aficionado. “Estos días estaba escuchando las cuatro sinfonías, porque desafortunadamente al colocar el concierto en la segunda parte no puedo escucharlo, porque tengo que estar concentrado, calentando un poco, así que he aprovechado para oír una versión que no es del agrado de todos, pero que a mí me inspira muchísimo, con Harnoncourt y la Filarmónica de Berlín”. Y según las iba oyendo Perianes se decía a sí mismo lo siguiente: “escuchas la primera y dices: qué maravilla; oyes la segunda y piensas: qué obra de arte; y luego llega la tercera y la cuarta… ¿y con cuál te quedas si son todas obras de arte? Concretando en relación a la tercera el pianista tiene claro que “desde luego es otro monumento sinfónico brahmsiano de primera magnitud”.  Pensamientos que le traen a la memoria una conversación tenida recientemente con un amigo suyo vallisoletano en el que éste le preguntaba “si no le parecía que con la sinfonía y el concierto es como si se pidiera de primer plato solomillo y de segundo codillo”. A lo que Perianes le respondió: “Hombre puede ser un poco demasiado, pero de vez en cuando no viene nada mal una inmersión en Brahms como la de estas dos semanas”.

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