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Crítica: Soyoung Yoon e Ilyich Rivas con la Sinfónica de la Región de Murcia

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Autor: José Antonio Cantón
14 de noviembre de 2022

La violinisa Soyoung Yoon visita la temporada de la Sinfónica de la Región de Murcia bajo la dirección de Ilyich Rivas

Soyoung Yoon en Murcia

 Soyoung Yoon, electrizante violinista

Por José Antonio Cantón
Murcia, 9-XI-2022. Auditorio y Centro de Congresos ‘Víctor Villegas’. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM). Solista: Soyoung Yoon (violín). Director: Ilyich Rivas. Obras de Mussorgski y Chaikovski.

   El segundo concierto de temporada de abono perteneciente al Ciclo Sinfónico del auditorio de Murcia ha contado con la presencia de dos jóvenes músicos de carrera consolidada en el caso de la violinista coreana Soyoung Yoon, y de esperanzadora proyección en el caso del director venezolano Ilyich Rivas, interpretando un programa dedicado a dos figuras emblemáticas de la composición de Rusia: Mussorgski y el referente por antonomasia de la música de que aquel país, Chaikovski.

   Del primero se realizó una versión interesante del «cuadro tonal», como quiso llamarlo el autor, de la conocida obra Una noche en el monte pelado en la que se pudo apreciar cómo la orquesta aportaba su experiencia profesional, bien adaptada a la partitura, consiguiendo enriquecer las indicaciones del director más allá de su cinética que se nota está en un proceso de crecimiento. Todo funcionó dentro de los cánones, haciendo buena su lectura. En este sentido, se manifestó la garra de la orquesta en el singular episodio del aquelarre, sobre el que pivota la primera parte de este poema sinfónico, presentando un sonido de agresiva estética, que conectaba perfectamente con la intención descriptiva de sus pentagramas, que tanto quiso resaltar Mussorgski como se desprende de sus palabras: «Si mi composición va a ser interpretada, preferiría que su contenido se pusiera en el programa para que el público la entendiera». La dulcificación que Rimski-Korsakov introdujo al final de la composición puso de manifiesto el creciente color en el sonido de la ÖSRM y su intención de resaltar esta cualidad.

   Fue el famoso Concierto para violín y orquesta en re, op.35 de Chaikovski el que iba a permitir disfrutar de la gran figura de esta velada. Con una seguridad técnica realmente sobresaliente, hizo un magnífico ejercicio de concertación con la orquesta estimulando desde su cometido el contraste temático del primer movimiento, que culminó con unos adornos magníficamente llamativos de extrema dificultad que le sirvieron para adentrarse en la elaborada cadencia con gran convicción expresiva, sostenida por una pulcritud técnica verdaderamente admirable que le permitió alcanzar su final con una electrizante excitación emocional.

   Asumiendo total protagonismo, su interpretación supuso todo un elogio del canto en la Canzonetta que ocupa el segundo tiempo de este precioso concierto, volviendo a destacar la impronta orquestal en el breve interludio que conduce a su sección intermedia, que Soyoung Yoon hizo con cálida ternura antes de producirse el progresivo desvanecimiento de este movimiento. Un controlado y a la vez variado estado de tensión fue la tónica de su exposición del Allegro vivacissimo final, lleno de impresionantes pasajes para la solista que supo abordar con solvencia en los distintos estados de ánimo que manifiestan sus variaciones. Con un constante impulso dinámico, desarrolló la culminación de este concierto constatando su brillante calidad musical, que desencadenó un intenso aplauso del público que la llevó a corresponder con la curiosa y experimental pieza Funk the String del polifacético compositor, también ruso, Aleksei Igudesman, dejando de manifiesto la sonoridad cuasi-electrónica de su instrumento, construido en Turín en 1773 por Giovanni Battista Guadagnini, uno de los tres grandes lutieres junto a Antonio Stradivari y Giuseppe Guarneri, violín que es conocido por el nombre de «ex-Bückeburg».

   Fue la Primera sinfonía en sol menor, op.13, «Sueños de Invierno» de Chaikovski la que cerraba el programa. Con meticulosa pulcritud de gesto Ilyich Rivas se dispuso a dirigir esta obra, prevaleciendo la objetividad de lectura sobre el variado sentido dramático que contiene su primer movimiento. Ambos planteamientos quedaron mejor equilibrados en el melancólico segundo, en el que destacó el solo de oboe y su posterior desarrollo temático por las trompas. Fue muy interesante la conducción de trío del tercer tiempo, posiblemente el mejor momento de su actuación, que se vio favorecido por su aire de vals. Tal eficacia se mantuvo en el complejo contrapunto del  Finale dejando constancia de una interpretación que fue de menos a más y, por tanto, de gran provecho para su experiencia. En este sentido supo sacar partido de que la orquesta se manifestara siempre concernida con el mensaje musical.

Foto: OSRM

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