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Crítica: The Toronto Consort se adentran en el mundo musical de Hieronymus Bosch

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Autor: Giuliana Dal Piaz
13 de marzo de 2017

THE MUSICAL WORLD OF HIERONYMUS BOSCH

   Por Giuliana Dal Piaz
Toronto, 3-III-2017. Trinity-St. Paul’s Centre, 3 y 4 de Marzo. Temporada 2016-17 del ensemble de música antigua “The Toronto Consort”. Ensemble invitado: CAPPELLA PRATENSIS  desde ’s-Hertogenbosch, en los Países Bajos: tenores Olivier Berten y Peter de Laurentiis, superius Stratton Bull (también director del conjunto) y Andrew Hallock, contratenores Pieter De Moor y Lior Leibovici, bajos Lionel Meunier y Pieter Stas.

   El título de este concierto despista notablemente al público: una vez en la sala, nos damos cuenta que Hieronymus Bosch es sólo un pretexto para la presentación del grupo polifónico Cappella Pratensis, ya conocido en varios países tanto de Europa como del mundo, y más aún en los Estados Unidos orientales. Viene sin embargo de la ciudad holandesa de ’s-Hertogenbosch, en el Brabante septentrional, la misma en que naciera y de la que tomara su apellido el gran pintor renacentista Bosch (cuyo verdadero nombre era Jeronimus van Aken). La cartelerría y el programa de sala del concierto exhiben de hecho una reproducción del “Concierto en el huevo”, cuyo retablo original se ha perdido y que conocemos gracias a la copia que existe en el Musée des Beaux Arts en Lille. Es comprobada, mas ambigüa, la fascinación de Bosch por la música: el pintor disemina detalladas representaciones de instrumentos y ejecuciones musicales por toda su obra, pero de manera que es poco definirlas como irreverentes. El propio “Concierto en el huevo” mencionado, repleto de simbolismos y alusiones esotéricas, ve la participación de un fraile y de un grupo de aldeanos, representantes de esa “fauna humana” muy especial, entre deforme y grotesca, que pulula en la obra del pintor más inquietante del Renacimiento. Un detalle significativo: Hieronymus Bosch pertenecía a la Cofradía de Nuestra Ilustre Señora de la ciudad, que todos los miércoles participaba en una misa de homenaje a la Virgen, y Pierre de la Rue, el más renombrado compositor en la Corte de Hasburgo-Burgundia, fue miembro externo de la Cofradía por casi treinta años. Bosch y de la Rue se habrán seguramente conocido...

   Por anteriores conciertos del Toronto Consort, el público se hubiera esperado cuando menos la proyección de unas imágenes de trípticos de Bosch. En cambio, sólo un gran atril giratorio en madera campeaba en el medio del escenario, con encima el código polifónico del cual leían los ocho cantantes. Y a fin de cuentas el programa era una Misa solemne en la que se alternaban, piezas desde la Missa cum Jocunditate de Pierre de la Rue (el Kyrie, el Gloria, el Credo, el Sanctus, el Agnus Dei y el motete final Gaude Virgo mater Christi), cantos escogidos desde los tres manuscritos para el Ordinarius de la Misa que la Cofradía había encargado al famoso editor musical Petrus Alamire.

   La Cappella Pratensis (forma latina para indicar “des prés”, es decir “de los prados”) saca su nombre del gran compositor francés Josquin Desprez – famoso en su época en toda Europa, al punto que Martin Lutero lo definió “el dueño de las notas” y que fue también apodado “el Miguel Ángel de la música” – a cuyas obras sacras y profanas y a cuya práctica de ejecución se inspiran los miembros del ensemble polifónico: esto explica no sólo la selección del programa sino también el único atril gigante para la gran partitura en común, exactamente como se acostumbraba en tiempos de Desprez. La Cappella no sólo utiliza la notación original sino que también adopta la peculiar pronunciación latina utilizada en Brabante en la época. Además de exhibirse en conciertos, los 12 integrantes de la Cappella (sólo ocho de ellos están actualmente de gira en Canadá) se dedican a la formación de nuevos jóvenes cantantes, con masterclass, cursos en las Universidades de Harvard y de Boston, y cursos de verano en el marco del Festival Laus Polyphonie en Antwerp. Colaboran finalmente con las Universidades de Leuven y de Oxford a la digitalización y valorización de todas las fuentes musicales llegadas hasta nosotros a través de las publicaciones de Petrus Alamire.

   El ensemble es uno de los mejores que me haya tocado escuchar: todas las voces son excelentes, en especial el superius Andrew Hallock, que también dirige a sus compañeros de una manera casi inadvertida, y el tenor Peter de Laurentiis, que sostiene de manera muy eficaz el obstinado contínuo melódico, en una serie di variaciones rítmicas que oscilan ininterrumpidas entre el Sol y el Re. La absoluta precisión del contrapunto y de la polifonia, la alternancia de pasos a tres, cuatro o cinco voces, el triunfal motete final que enumera las siete alegrías de María, son como olas que van y vienen, se inflan, se elevan y refluyen armónicamente a la playa.

   El público de Toronto Consort ha aplaudido entusiasta a la Cappella Pratensis, que ha concedido un hermoso Motete de Josquin Desprez.

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