CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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VÍCTOR REBULLIDA, compositor y gestor: 'LA ORQUESTA DE LAS ESQUINAS QUIERE  QUITAR LOS PREJUÍCIOS Y MIEDOS AL PÚBLICO MÁS DISTANTE'

13 de noviembre de 2012
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Víctor Rebullida (Zaragoza, 1963) es un compositor zaragozano, colaborador asimismo de Heraldo de Aragón y Ritmo, galardonado con varios premios y responsable de partituras muy diversas, como la música para el espectáculo escénico Metrópolis, de Producciones Che y Moche, que recibió en 2010 el Premio Max de Teatro al mejor espectáculo revelación. Es también el coordinador responsable de la Orquesta de las Esquinas, formación vinculada al Teatro de las Esquinas. Rebullida habla para CODALARIO de los orígenes y rasgos definitorios de esta nueva formación.

- ¿Cuándo y por qué nace la Orquesta de las Esquinas?
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La orquesta surge más o menos cuando se pone en escena Metrópolis, de Teatro Che y Moche, en el Auditorio de Zaragoza en 2010. Para la ocasión se formó una orquesta y algunos de aquellos músicos se plantearon hacer estable esa formación junto con el director, José Marco. Maduraron la idea y cuando se tuvo la concesión del teatro de las Esquinas, como una de las empresas implicadas en su gestión es precisamente Teatro Che y Moche, la cuestión se retomó. Teatro Che y Moche es una compañía que siempre incorpora la música en directo como parte esencial de sus proyectos. Así que lanzaron la propuesta y se valoró establecer una residencia con la orquesta en el Teatro de las Esquinas.

- ¿Fue  una propuesta del espacio a la orquesta y no a la inversa?
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Exacto, es el espacio el que, conocedor de la inquietud de los músicos, pensó en poner sus instalaciones a disposición de la formación. Además, varios de los músicos implicados trabajan en la escuela de música vinculada al Teatro de las Esquinas. Así que la idea se plantea no sólo como una propuesta para conciertos al uso por parte de la orquesta, sino también en el sentido de disponer de una formación musical vinculada al teatro con la que poder contar en espectáculos teatrales o del formato que sea que requieran música en directo.

- ¿Qué papel desempeña la orquesta en la programación del Teatro de las Esquinas?
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De momento se ha hecho un concierto de presentación. El que hemos ofrecido en noviembre sería el primer concierto de un ciclo estable, mes a mes. A la vista hay más actuaciones, pero poco a poco. Por el momento hay proyectos que no cabe plantearse porque requerirían más tiempo y más gente implicada, pero todo irá llegando, esperamos. Lo que sí nos parece muy posible es estar a disposición de las compañías que residen en el Teatro de las Esquinas y que repongan producciones que anteriormente tuvieron que escenificar con música grabada y que ahora se podrían retomar con música en directo, que siempre es un aliciente a sumar en las propuestas.

- La idea de una crear orquesta residente en el Teatro de las Esquinas, ¿supone una relación exclusiva entre la orquesta y el teatro o la orquesta está abierta a intervenir en otros escenarios?
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La orquesta pretende ser un organismo independiente, del mismo modo que lo son las dos compañías propietarias, Teatro Che y Moche y Teatro del Temple. En este sentido la orquesta sería una pieza más, dentro de los distintos colectivos artísticos que trabajan en este espacio, independiente y con libertad para participar en otros proyectos y espacios.

- ¿Cuáles son las señas de identidad de esta formación musical?
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En primer lugar la juventud de sus integrantes. Y también la juventud de ideas, la apertura de miras y de criterios en su concepción de lo que es la música y de lo que es un concierto entendido como espectáculo, como algo escénico más allá de la pura interpretación estática tal y como estamos acostumbrados. Se trata siempre de disfrutar haciendo música, con una propuesta diferente que capate un público nuevo, diferente del  habitual en las salas de conciertos y auditorios. Un público menos afín a estas propuestas, que quizá vea esta música como algo muy serio, muy aburrido o muy exigente. Es un público potencial que quizá pueda aficionarse a una música con la que no está familiarizado a través de una propuesta más cómoda, más divertida y con más interacción.

- ¿Cuál es el perfil de los músicos que la componen?
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Son todos titulados superiores que han pasado por el Conservatorio Superior de Música de Aragón. Son músicos que intentan ganarse la vida con la música y por ello algunos dan algunas clases, otros trabajan en otras actividades y tocan cuando sale una oportunidad como la que ofrece esta orquesta; en definitiva luchan por no tener que marcharse de la tierra donde se han formado. Al fin y al cabo se trata de una orquesta privada, sin financiación pública y que depende íntegramente de los ingresos en taquilla. Esto determina un grado de implicación totalmente distinto de quien sabe garantizado su sueldo de antemano.

- ¿Y qué papel desempeña Víctor Rebullida en su coordinación?
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Mi relación con la orquesta viene del vínculo previo con Teatro Che y Moche y con Joaquín Murillo, que es el padre de nuestro Metrópolis. A raíz de esa producción, de la que también surge la propia orquesta, todo vino más o menos rodado. Digamos que la orquesta, Teatro Che y Moche y yo formamos un triángulo de colaboraciones en el que yo sería algo así como su compositor residente. En este sentido y por poner un ejemplo, hace poco hemos tenido que hacer arreglos en las partituras para este concierto y he sido yo quien se ha encargado de ello junto con el director, José Marco. También hago un poco las veces de asesor senior, digamos. A fin de cuentas, más allá de la juventud de la orquesta, somos nosotros tres, José Marco, Joaquín Murillo y yo, quienes tenemos ya otra edad y otra trayectoria y podemos servir un poco de   consejeros desde nuestra experiencia y relaciones públicas al proyecto, para darlo a conocer en distintos medios, etc.

- ¿Qué nos puede decir de su director musical, José Marco?
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Es una persona con la misma mentalidad que la orquesta, o incluso todavía más abierta. Tiene formación directoral. Ha estudiado con Miquel Rodrigo, una persona que trabaja en Holanda dirigiendo formaciones de viento y que ha estado implicado en espectáculos de todo tipo, como musicales y proyectos escénicos. Así que José Marco tiene mucha experiencia en espectáculos que implican música y escena. Por otro lado es clarinetista y además es actor. Ha trabajado de hecho en varias ocasiones con Teatro Che y Moche. Así que es la persona ideal para abordar este proyecto con esta perspectiva escénica y abierta que indicaba antes.

- ¿Qué calendario de trabajo tienen a la vista?
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De momento la fecha que tenemos ya marcada en la cuadrícula del teatro es el segundo domingo de cada mes, pero habrá algunas excepciones. La siguiente cita es el domingo 9 de diciembre, con una propuesta para la gente joven, pensando en la danza, el baile. Será un programa nuevo, íntegramente, no como en este concierto de noviembre, que retomaba algo de lo interpretado ya en el concierto de presentación. Y más adelante, en enero, el día de año nuevo haremos un baile, por la tarde. Un baile con orquesta en directo, la sala sin butacas, como un gran salón. Así que el segundo domingo de enero queda libre para que venga otra orquesta, en este caso la WOZ, la Wind Orchestra Zaragoza. Más adelante iremos cerrando y concretando las propuestas, paso a paso.

- ¿Qué lugar ocupa la orquesta en el panorama musical aragonés?
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La clave está en la filosofía de la orquesta. En primer lugar está la idea de buscar a un público distante en principio de este tipo de música, o de los conciertos al uso, al que queremos quitarle prejuicios y miedos. Esa labor está muy clara como rasgo definitorio y es algo complementario a lo que hacen otras formaciones musicales en Aragón. Se trata pues de superar el formato del concierto clásico pensando en una integración mayor con otras artes escénicas. Por otro lado, al ser una orquesta privada, su dinámica de cara a la ciudadanía es forzosamente distinta porque exige una implicación de los propios músicos a la hora de difundir su trabajo, etc. Creemos que el público en Zaragoza y alrededores es amplísimo y hay hueco para todos. Además somos una orquesta estable durante todo el año, vinculada a la agenda del teatro, cosa que no sucede con demasiadas formaciones en Aragón.

- ¿Qué hay de bueno y de menos bueno en ese panorama musical aragonés, tanto a nivel institucional como a nivel de espacios y formaciones activas?
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Estamos en un momento muy malo, para todo y para todos. La crisis ya ha provocado cambios drásticos en nuestra concepción de la cultura. Está claro que la res publica no aporta nada y además se ha encargado de dar la puntilla con la subida del IVA. De un día para otro se ha encarecido la cultura un trece por ciento, de modo que no sólo no hay ayudas públicas sino que hay todavía más obstáculos para que se pueda trabajar. La tendencia de contratación por caché o bien va a desaparecer o bien va a menguar forzosamente. Muchos actores y compañías han venido funcionando a porcentaje de taquilla y ahora los músicos van a tener que hacer lo mismo, sin tener la garantía de un dinero público detrás. Es la tendencia para todos. Hay poca disponibilidad económica por parte del público, por parte de los programadores y además los costes de producción se han incrementado. Así que forzosamente la oferta va a variar y va a bajar su perfil. Se ha gastado mucho dinero en conciertos de marca, en programaciones de marca.

- ¿"De marca"?
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Sí, siempre se ha primado la idea de traer a gente de muchísimo renombre, olvidando que de ese nivel hacia abajo hay gente muy buena, que hubiera satisfecho y cubierto las expectativas perfectamente sin tener que gastar grandes sumas en contar con grandes personalidades. Ahora la tendencia se orienta hacia la iniciativa privada y en el caso de las programaciones públicas simplemente se hará todo lo posible por mermar las pérdidas.

- ¿Va a suponer esto cierta "selección natural", en la medida en que lo que sobreviva será aquello que, por su calidad, obtenga la respuesta del público?
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Debería de ser así, pero nunca se sabe. Habrá daños colaterales, y gente muy buena se quedará en el camino. Pero seguramente sí habrá una selección más o menos "natural". Quien aguante el tirón se entenderá que es porque tiene un público y encuentra respuesta a sus propuestas. Pero eso no garantiza que lo que sobreviva sea lo mejor. Seguramente serán todos los que estén, pero no estarán todos los que son.

- En línea con lo comentado antes sobre el panorama musical aragonés, a nivel institucional, ¿querría valorar de algún modo la polémica de las últimas semanas en torno a la gestión del CSMA (Conservatorio Superior de Música de Aragón)?
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Creo que se han mezclado muchas cuestiones en torno a este asunto. Es muy confuso el discurso que da a entender que todo vale si es a favor de la excelencia. Yo creo que está clarísimo que hay que cambiar el sistema de gestión que se ha venido empleando y estructurar otra fórmula no funcionarial en la que prime la experiencia más que los títulos o un temario. Pero al mismo tiempo digo que estos cambios hay que hacerlos poco a poco, progresivamente, con consenso y dentro de la legalidad. En este sentido lo que hay que hacer es extinguir un sistema, como pasó en su día por ejemplo con los planes de estudios antiguos de los conservatorios. Lo que no tiene sentido es trastocar todo el sistema de un día para otro para promover un cambio radical, con urgencia, y permitiendo que se hagan cosas que luego parecen no ser muy ortodoxas. El fin no justifica los medios por ninguna razón, pero menos cuando  desencadenan consecuencias que pueden llevar a pensar que realmente ha habido más beneficios con los medios que con el fin.

- ¿Cómo valora las reclamaciones de los alumnos, que denuncia no disponer ahora de la docencia que se los prometió al matricularse?
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Tienen su razón; hay perjudicados por distintos motivos, pero supongo que si existe una intervención de gestión y cuentas, no se pueden permitir situaciones que precisamente están siendo supervisadas. Sería incongruente que se permitiera continuarlas para evitar el daño a los alumnos cuando precisamente se han paralizado por haber irregularidades. Ahora hacen falta luz y taquígrafos y hasta que no quede todo esclarecido imagino que no darán luz verde para arbitrar fórmulas que repongan los métodos de trabajo. De momento, es cierto que muchos alumnos están en situación difícil por no poder contar con el profesorado con el que deseaban estudiar así como otros no podrán disponer de las becas comprometidas, si no estoy mal informado.

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