El compositor español Jorge Tabarés, finalista en el concurso de composición Eduardas Balsys International Competition de Lituania.
El nombre de Jorge Tabarés vuelve a sonar con fuerza. El pianista y compositor español ha visto como una de sus composiciones, la obra para coro Logré moirir con los ojos abiertos, ha llegado a la final del Concurso Eudardas Balsys de Lituania. La pieza, escrita para coro a capella y cinco solistas, está basada en un poema de Miguel de Unamuno, y ha sido interpretada en el concurso por el Córo de Cámara de Riga ˜«Ave Sol» bajo la dirección de Andris Veismanis. «¡Mi España de ensueño!», vocalizaba insistente el coro mientras ponía en sonido la obra de Tabarés. «Es un coro verdaderamente bueno», explica el compositor. «Estoy muy contento por haber llegado a la final de este concurso, que tiene un gran nivel», afirma Tabarés. Las finales tuvieron lugar el pasado sábado 20 de noviembre en la Sala de Conciertos de la ciudad de Klaipeda, Lituania. Logré morir con los ojos abiertos está dedicada a la memoria de Rafael del Pino y a la Fundación Rafael del Pino. El concierto de la final ha sido retransmitido en directo por la Televisión Nacional Lituana y en la Radio Nacional Lituana.
Logré morir con los ojos abiertos
guardando en ellos tus claras montañas,
-aire de vida me fue el de sus puertos-
que hacen al sol tus eternas entrañas
¡mi España de ensueño!
Entre conmigo en tu seno tranquilo
bien acuñada tu imagen de gloria;
haga tu roca a mi carne un asilo;
duerma por siglos en mí tu memoria,
¡mi España de ensueño!
Se hagan mis ojos dos hojas de hierba
que tu luz beban, oh sol de mi suelo;
madre, tu suelo mis huellas conserva,
pone tu sol en mis huellas consuelo,
¡consuelo de España!
Brote en verdor la entrañada verdura
que hizo en el fondo de mi alma tu vista,
y bajo el mundo que pasa al que dura
preste la fe que esperanza revista,
¡consuelo de España!
Logre morir bien abiertos los ojos
con tu verdor en el fondo del pecho,
guarde en mi carne dorados rastrojos;
tu sol doró de mi esperanza el lecho,
¡consuelo del ensueño de mi España!