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LOS TRABAJADORES DEL PALAU DE LES ARTS DE VALENCIA RECLAMAN UNA MEJORA PARA SU SITUACIÓN LABORAL: 'SABEMOS QUE EXISTEN OTRAS ALTERNATIVAS AL ERE, Y SI A ELLOS NO SE LES OCURREN, NOSOTROS ESTAMOS DISPUESTOS A PLANTEARLAS'

4 de diciembre de 2012

Miembros del Comité de Empresa del Palau hablan para CODALARIO sobre su dramática situación

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      El Palau de les Arts de Valencia anda un tanto revuelto. Los trabajadores del Palau se enfrentan a un ERE que amenaza con acabar con casi la mitad de su plantilla. Durante las pasadas funciones de Rigoletto, los trabajadores del Centro de Artes valenciano se plantearon diversas acciones de protesta que se redujeron a unos cuantos gestos simbólicos -que nunca afectaron al desarrollo de las representaciones- y al reparto entre los espectadores de un manifiesto con sus reclamaciones. Lo mismo ha sucedido ahora, en el estreno de La Bohème, escenificando los trabajadores, a la entrada del Palau, un cementerio alegórico con lápidas de los principales compositores operísticos. 
      Representantes del comité de empresa aseguran que la situación por la que están pasando es límite, hasta el punto de que no parece existir más alternativa que la resignación ante  la amenaza del anunciado despido colectivo de hasta un 40% de la plantilla. "Mientras, seguimos haciendo horas extras -explican-, porque no somos suficientes para sacar la programación adelante, sabiéndonos además los más desprotegidos y con menos garantías después de la publicación del nuevo decreto ley".
      Desde tiempo antes de dar comienzo a la presente temporada, los trabajadores ya habían sido objeto de medidas concretas previas a dicho ERE, que incluían reducciones de sueldo y plantilla, e incluso gestos voluntarios por parte de los trabajadores para facilitar la situación: "Acometimos un plan de empleo entre diciembre de 2011 y enero de 2012 con compromiso por parte de la empresa de no plantear despidos hasta el 2014. En este plan de empleo, los trabajadores firmamos una bajada salarial voluntaria a cambio de ese compromiso, para que no hubiera despidos". La situación se ha visto agradaba por el marco legal vigente, tanto que parece haberse llegado a un callejón sin salida. En la actualidad, cualquier vía de comunicación entre los trabajadores y el Palau parece haberse congelado.
      Aunque durante un tiempo parecía darse un clima de cordialidad entre las partes, finalmente parece haberse impuesto la inflexibilidad por parte de la institución cultural. Al menos, éste es el punto de vista del comité de empresa: "Hubo diálogo con la directiva mientras les interesó, esto es, hasta que obtuvieron un plan de empleo que les proporcionó un ahorro en masa salarial de un millón de euros mientras se mantenía operativo el teatro con la misma calidad a todos los niveles. A día de hoy todo aquello se acabó y de algún modo podríamos decir que no tenemos interlocutor".

      En estos momentos el ERE al que se enfrentan los trabajadores de Les Arts es preocupante: "Según la Consejera de cultura, el ERE supondría una afección del 40%, ahora bien, no sabemos en qué porcentaje concreto nos afectará a nosotros directamente". Ante esta tesitura, los damnificados entienden que hay una alternativa que permitiría suspender el expediente de regulación de empleo. La salida estaría, dicen, en "una gestión correcta de los recursos y en una programación estable y cerrada al menos a dos años vista, como en los teatros más importantes del mundo. Es la nefasta gestión cultural de este gobierno autonómico -manifiestan- la que nos pone a las puertas de un ERE, por no hablar también del abandono por parte del gobierno central a la cultura en general fuera de las dos grandes ciudades que son Madrid y Barcelona. Se debe buscar la rentabilidad económica de los espectáculos y poner fin a los caprichos de unos pocos que pagamos todos, o como mínimo plantear otras alternativas que no sean simplemente la extinción de contratos que derivarán en un modelo de gestión externalizada de los servicios en subcontratas".
      Los trabajadores están convencidos de que un expediente de regulación de empleo es, simplemente, la salida más fácil, la más cómoda y menos comprometida por parte de la directiva. "Sabemos que existen otras alternativas, y si a ellos no se les ocurren, nosotros estamos dispuestos a plantearlas", explican. En su opinión, existen responsabilidades directas e indirectas, que explican cómo se ha llegado hasta este punto. "Evidentemente, los que tienen la máxima responsabilidad en estos casos son los gestores. Si no funcionan las cosas, desde luego no es porque aquí no se trabaje bien o porque se trabaje poco; el problema tampoco es que seamos demasiados trabajadores, como se intenta vender a la opinión pública. El único problema y el que de hecho se intenta tapar es el de una nefasta gestión, que se oculta para no depurar responsabilidades". 
      Se responsabiliza directamente a la directiva de Les Arts, pero se apuntan incluso más alto: "La dirección del Palau de Les Arts está directamente ligada a la Generalitat Valenciana. Es la pescadilla que se muerde la cola y nadie quiere asumir responsabilidades en todo esto. Si no se toman medidas para solucionar la situación, ni todos los ERES del mundo harán viable este proyecto. No va a haber un equipo humano mejor, ni más implicado, ni más profesional en este teatro, y ellos lo saben".

      Los trabajadores tienen la sensación de que se ha gastado demasiado y mal, con una planificación ineficaz que, con la confianza de nadar en la abundancia, han puesto en peligro un proyecto cultural como el de Les Arts cuando han llegado las vacas flacas: "En el momento de bonanza económica, cuando nos sentíamos el centro del mundo, no se hablaba de otra cosa que de la excelencia de lo nuestro, de nuestras capacidades, etc., y no sólo a nivel cultural, era una política de megalomanía permanente en todos los ámbitos. Es de sobra conocida la burbuja cultural que se ha vivido. Si ya en el mundo en general el valor de las cosas depende única y exclusivamente de lo que se quiera pagar por ellas, en el ámbito cultural, donde los criterios son tan aleatorios y subjetivos, esto se ha llevado a la enésima potencia, alimentado además por determinados círculos que se repartieron un pastel muy goloso. Ahora, precisamente por ese empacho de dulce, igual algunos nos quedamos sin pan". Los trabajadores confían en una negociación que permita alcanzar una alternativa al ERE que pesa sobre sus cabezas pero, para eso, la directiva de Les Arts y la Generalitat deben mover ficha. Mientras tanto, los más perjudicados tienen la intención de continuar con sus reclamaciones pacíficas.

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