Johanna Soller visita la temporada de la Oquesta de Córdoba para interpretar obras de Johann Sebastian Bach y de sus hijos Carl Philipp Emanuel, Johann Christian, Johann Christoph Friedrich y Wilhelm Friedmann
Músicas de la familia Bach
Por José Antonio Cantón
Córdoba, 10-III-2022. Gran Teatro. Orquesta de Córdoba. Directora y clave: Johanna Soller. Obras de Johann Sebastian Bach y de sus hijos Carl Philipp Emanuel, Johann Christian, Johann Christoph Friedrich y Wilhelm Friedmann.
La Orquesta de Córdoba ha invitado para un programa dedicado a la familia Bach a la directora y teclista bávara Johanna Soller, una de las figuras ya consolidadas en la interpretación de música barroca, actividad que compagina con la de profesora de bajo continuo y análisis de partituras en la Escuela Superior de Música y Teatro de Múnich. Su musicalidad quedó de inmediato de manifiesto en la primera obra del programa perteneciente de J. S. Bach, la Tercera suite para orquesta en re, BWV 1068, saliendo más que airosa de su adaptación a la afinación, pudiéramos llamar romántica, de cuatrocientos cuarenta y dos ciclos, ante el gusto cada vez más extendido de los aficionados por recreaciones historicistas de este repertorio con instrumentos de época y con un temperamento entre los 414 y 418 hercios que dan un especial color a su sonoridad.
Con una distribución de los profesores en el escenario que permitía singularizar la escucha de sus intervenciones, abordó esta obra alternando el clave con claros gestos, que de manera cuidada y un cierto reflejo coral aglutinaban las distintas secciones de la cuerda a la vez que acentuaban la presencia de las trompetas como referentes de la grandiosidad expresiva que contienen la obertura y la giga final de dicha suite. La cuerda tuvo su momento de protagonismo con una interesante ejecución de su famosa aria, expresada con gran empaste de sonido.
Las dos flautas hicieron su aparición en la Sinfonía en re menor, F 65 de Wilhelm Friedmann, constituyéndose en lo más interesante de su interpretación, de modo especial en el adagio inicial antes de la limitada coordinación global de la cuerda en la fuga, dando la sensación de estar algo desconectada de la precisión camerística que requiere su ejecución.
Cerraba la primera parte del concierto la Sinfonía en mi menor, H. 653 de Carl Philipp Emanuel. Queriendo distinguir los tres grupos instrumentales que se alternan con la cuerda, Johanna Soller dispuso las flautas a su izquierda, lo oboes en el centro y, a su derecha, las trompas, lo que contribuía a mejorar la focalización sonora y consecuentemente el contraste expresivo que pretende el autor, de modo especial en el ritmo del muy articulado allegro con el que concluye.
Ciertas incidencias de afinación y homogenización tímbrica, aparte de los efectos de temperamento antes apuntados, afectaron la interpretación del complicado Tercer concierto de Brandeburgo en sol, BWV 1048 de J.S.Bach en el que tuvo una destacada intervención el solista de contrabajo Gabriele Friscia profundizando el bajo continuo que venía desgranado con gran sentido por la directora al clave.
Entrando en el clasicismo, la orquesta tuvo una más favorable adecuación estilística en las dos obras que cerraban el programa: la Sinfonía en do, W.1/6 de Johann Christoph Friedrich y la Sinfonía en re, Op.18/4 Johann Christian. En ellas Johanna Soller desplegó sus movimientos logrando una mejor definición del espacio eufónico y un elegante sentido de anacrusa en las entradas de las flautas que tiene el andante de la segunda, obra en la que dejó patente su versatilidad de conducción acrecentada por la expandente definición dinámica que dio a su rondó final.
Foto: Paco Casado