CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas

Crítica: Recital de Alexander Gadjiev en Bolonia

23 de mayo de 2022

Extraordinario recital del pianista Alexander Gadjiev en Bolonia con obras de Chopin y Schumann en el programa

Alexander Gadjiev

Extraordinaria interpretación de un joven pianista

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 19-V-2022, Auditorio Manzoni. Bologna Festival XLI edición. Sección Grandes Intérpretes. Polonaise-fantaisie en la bemol mayor op.61 de Fryderyk Chopin. Mazurka en si mayor op.56 n.1, Mazurka en do mayor op.56 n.2, Mazurka en do menor op.56 n.3 de Fryderyk Chopin. Sonata n.2 en si bemol menor op.35 de Fryderyk Chopin. Fantasia en do mayor op.17 de Robert Schumann. Pianista: Alexander Gadjiev.

   Nacido en Gorizia en 1994, Alexander Gadjiev ha empezado su dedicación al piano bajo la enseñanza de su madre y de su padre Siavush Gadjiev, conocido didacta ruso, y se ha perfeccionado con importantes maestros. Con 10 años ha tenido su primer recital, y con 17 ha ganado el Premio Venecia. En esa ocasión Mario Messinis escribió: «Alexander Gadjiev es en mi opinión una de las personalidades más fuertes del nuevo pianismo europeo». En el Concurso Chopin de Varsovia en 2021 ha ganado el segundo premio y el Premio “Krystian Zimerman” a la mejor ejecución de una sonata. Se ha distinguido en otros concursos pianísticos internacionales, entre los que citamos únicamente el Concurso de Hamamatsu (2015), donde ha obtenido el “Premio del público”. Se ha exhibido en los auditorios más importantes del mundo, desde la Salle Cortot de París hasta el Bunka Kainan de Tokyo, y en los más conocidos festivales, teniendo en su agenda compromisos de conciertos europeos y dos largas tournées en Japón y Australia. 

   Gadjiev ha abierto la velada con la Polonaise-fantaisie de Chopin, un compositor que estudia desde muy joven en el Conservatorio de Varsovia bajo maestros de escuela alemana, atreviéndose ya a enfrentarse a la composición. Con siete años su primer trabajo es una polonaise, forma a la que seguirá fiel. La que nos propone Gadjiev, compuesta en 1845, es una de las creaciones más significativas de los últimos años de su vida. Su concepción formal se aparta de todos los esquemas, y por ello no fue comprendida tampoco por Franz Listz. Precisamente por la libertad de la forma el autor decidió llamarla Polonaise-fantaisie. El pianista ha conseguido resaltar con técnica impecable las diferentes melodías y el tono melancólico y apasionado del final subyugando al público. 

   Con la misma habilidad ha interpretado las tres Mazurkas op.56, escritas en 1843 y dedicadas a mademoiselle Malerby. La Mazurca es una danza popular típica de Polonia que ha inspirado todo el arco creador de Chopin por la añoranza de su patria lejana. Estas melodías, originales de la región de Mazovia, cerca de Varsovia, marcaron su sensibilidad desde la infancia. Gadjiev ha sabido transmitirnos los temas nostálgicos subrayando las refinadas inflexiones armónicas  y en especial cautivarnos con la magia de la maravillosa tercera Mazurka.

   A continuación hemos disfrutado de la Sonata n.2, compuesta del 1 de junio al 11 de octubre de 1839 en Nohant, donde vivía con George Sand, pseudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant. Los nueve años que duró la relación sentimental fueron los más productivos del compositor. El castillo de Nohant, que la escritora había heredado de su abuela, era sobre todo el lugar de paz que Chopin necesitaba para componer. El pianista ha resaltado la extraordinaria belleza de la Sonata, que, tras una introducción, presenta dos temas contrastantes: agitado y jadeante el primero, mientras el segundo es lírico y nostálgico. En el Scherzo ha conseguido expresar una gran vitalidad rítmica. El tercer movimiento, titulado «Marcha fúnebre» por el propio compositor, tiene un desarrollo lento y ritmado por una especie de tañido luctuoso, y fue interpretada en el funeral del autor. El cuarto movimiento Presto tiene una línea melódica que termina dejando la impresión de un tormenta de viento.

   En la segunda parte de la velada hemos escuchado la Fantasía en do mayor op.17 de Schumann. Escrita en 1836, publicada en 1839 tras una revisión, y dedicada a Listz, aunque realmente estaba inspirada por el amor a Clara Wieck que se encontraba lejos del músico por la oposición del padre de ella al matrimonio. Quería al mismo tiempo contribuir a un homenaje a Beethoven con una obra reconducible a la gran forma, en lugar de la serie de piezas breves más habitual para él. Gadjiev interpreta la partitura con gran técnica y virtuosismo. En especial hemos admirado el final, que parece una improvisación sobre dos tema, uno que recuerda a Beethoven y el otro más inspirado en la amada lejana, y de nuevo una síntesis entre el homenaje al compositor renano y el amor romántico.

   El perfecto dominio del piano y la extraordinaria interpretación han entusiamado al público que ha aplaudido y ovacionado repetidamente al pianista.

Foto: Festival de Bolonia

Alexander Gadjiev Bolonia