CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas

Crítica: Gala International Opera Awards 2022 en el Teatro Real

29 de noviembre de 2022

Crítica de Raúl Chamorro Mena de la Gala International Opera Awards 2022 en el Teatro Real de Madrid

Gala International Opera Awards 2022 en el Teatro Real

Noche de grisura en el Teatro Real

Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 28-XI-2022, Teatro Real. Gala International Opera awards 2022.  Sabina Puértolas, Jessica Pratt, Barno Ismatullaeva y Nardus Williams, sopranos. Xabier Anduaga y Francesco Demuro, tenores. Obras de Manuel de Falla, Giacomo Puccini, Pablo Sorozábal, Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, Vincenzo Bellini, Manuel Nieto-Gerónimo Giménez, Wolfgang Amadeus Mozart y Amadeo Vives. Coro y Orquesta titulares del Teatro Real. Dirección: José Miguel Pérez-Sierra. 

   Como ganador del premio al mejor Teatro del Mundo en la edición de 2021, el Teatro Real organizó la ceremonia de entrega de los premios de este año 2022 y la gala musical que acompañaba al evento. 

   El acto se desarrolló en inglés con el presentador Petro Trelawny como maestro de ceremonias y si plúmbea resultó la entrega de premios, con interminables y tediosos discursos –no les pusieron límite como en los Oscar de Hollywood- la grisura presidió también el apartado musical del evento. Hasta las tres horas y media se alargó el wagneriano evento. 

   Las cancelaciones por enfermedad de las sopranos Serena Sáenz y Nadine Sierra –enfrascadas en los ensayos de la próxima Sonnambula de Bellini a representar en el coliseo de la Plaza de Oriente- restaron de partida mucho interés al concierto y la Orquesta del Teatro Real nos devolvió a la borrosidad y grisura sonora habituales, después del oasis de esplendor que supuso la actuación de la Orquesta de la Radio de Baviera el día anterior. 

   En cuanto a los premios, una breve pincelada. Ante todo y por encima de todo, valorar y resaltar el entregado por toda su carrera a la gran Janet Baker. El que suscribe destaca los entregados a Sabine Devieilhe y Stéphane Degout como mejores cantantes, femenina y masculino, respectivamente. Además, de que se me antoja justa la elección del jurado, subrayar que ambos formaron parte del reparto de la Lakmé ofrecida en concierto el mes de marzo en el propio Teatro Real. Sorprendente el otorgado al tenor Pene Pati por los lectores de la revista Opera, dado que tenía como rivales a Asmik Grigorian, Jonas Kaufmann, la madrileña Saioa Hernández o el propio Michael Spyres, que recibió el de mejor grabación de disco de recital por su álbum baritenore. Previsible y lógico resultó el obligado tributo a Ucrania, toda vez, que el Teatro académico Nacional de Ópera y Ballet de Leópolis y el Teatro de Ópera y Ballet de Odessa compartieron el premio al mejor teatro de ópera de 2022. Los representantes de ambos coliseos recibieron las ovaciones del público puesto en pie. 

Xabier Anduaga en el Teatro Real

   El programa musical se desarrolló bajo las 28 lámparas de la producción de Emilio Sagi para I Puritani y contó con buena representación de música española, como debe ser en un evento como este, que se celebra en Madrid y con relevancia internacional. El evento comenzó con el interludio y danza de La vida breve de Manuel de Falla, en el que ya se apreció la escasez de ensayos, si es que hubo alguno, con una orquesta opaca y de sonido muy sucio, una trompa invasiva que no empastaba con el resto de la agrupación, una cuerda raquítica casi inaudible y unos timbales, cuyo ejecutor parecía tener la foto de su peor enemigo en los mismos, dada la aparatosa violencia y brusquedad con que apaleó el instrumento. El tenor donostiarra Xabier Anduaga asumió la romanza «No puede ser» de La tabernera del puerto en lugar del anunciado Iván Ayón Rivas. El timbre privilegiado del tenor español, también en plenos ensayos de La Sonnambula y con el frío ya acechante en Madrid, ni sonó con el fulgor habitual, ni terminó de liberarse, aunque comparecieron la musicalidad innata del tenor y la intensidad en el final de la pieza. Mejor y más suelto vocalmente se mostró Anduaga en el dúo final del primer acto de Lucia di Lammermoor, especialmente en un «Verranno a te» delineado a media voz y el tremendo ascenso a mi bemol sobreagudo en la cadencia, pues se interpretó el pasaje «come scritto». Lucia fue Sabina Puértolas, cantante siempre musical y con buen gusto, aunque también con emisión retrasada, escasa variedad en el fraseo y amaneramiento en los acentos. Esto último se acentuó en un «Me llaman la primorosa» de Nieto y Giménez, pleno de afectación y de discreta pirotecnia. 

   La dirección morosa, pesante y sin articulación de Pérez Sierra al frente de una orquesta ruidosa no ayudó mucho toda la noche, especialmente en los fragmentos belcantistas, como el dúo de I Puritani de Bellini interpretado por una Jessica Pratt de sólida factura belcantista, muy bellos algunos ataques y buen canto legato, si bien los sobreagudos, muy seguros, resultaron un tanto abiertos. Francesco Demuro cuenta con una material muy modesto, más apropiado para Mozart o el tenor amoroso Rossiniano, pero el timbre es grato y sacó adelante los estratosféricos sobreagudos.  

   Muy discreto «Un bel di vederemo» de Madama Butterfly el ofrecido por la soprano uzbeka Barno Ismatullaeva, de emisión retrasada, sonido velado e ingrato y canto monótono y sin acentos.

   La ganadora del premio a artista en ascenso, Nardus Williams cantó con mucha corrección y apreciable legato «Dove sono» de la Condesa de Las bodas de Figaro, pero faltó ese punto más de clase y seducción tímbrica.

   El coro del Teatro Real se lució más en el coro de románticos de Doña Francisquita de Vives, a pesar del tempo letárgico de la batuta, que en el «Patria oppressa» del Macbeth verdiano, en el que se echó en falta mayor expresión de sufrimiento e intensidad emotiva. 

Fotos: Elena del Real / Teatro Real

Joan Matabosch
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