Crítica de José Antonio Cantón de El barbero de Sevilla de Rossini, en el Teatro Cervantes de Málaga, bajo la dirección musical de Salvador Vázquez y escénica de Giulio Ciabatti
Equilibrado elenco vocal
Por José Antonio Cantón
Málaga, 26-II-2023. Teatro Cervantes. Il barbiere di Seviglia de Gioachino Rossini. Antonio Burgos, Mónica Campaña, Javier Castañeda, Javier Franco, Pablo Martínez, Carlos Messa, Clara Mouriz, Javier Povedano y Ricardo Seguel. Director de escena: Giulio Ciabatti. Coro de Ópera de Málaga. Directora: María del Mar Muñoz Varo. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Salvador Vázquez.
Rossini alcanzó su inmortalidad de creador lírico, semejante a Mozart, en su ópera Il barbiere di Seviglia basada en la comedia del mismo título surgida del ingenio teatral del parisino Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, adaptada por el libretista Cesara Sterbini, que terminó de perfilar dramáticamente como una de las grandes obras maestras de la lírica bufa. El Teatro Cervantes de Málaga, sobre una producción escénica de los Amigos Canarios de la Ópera de las Palmas de Gran Canaria ha logrado un espectáculo en el que ha destacado el equilibrado elenco vocal que ha hecho que la misma escenografía mantenida a lo largo de todo el espectáculo tuviera limitada trascendencia en las bondades esta producción. La dinámica de movimientos y colocación de los cantantes en el escenario, bien pensadas por el escenógrafo Giulio Ciabatti, han determinado que la acción haya fluido con ese ingenio artístico que requiere la representación de esta ópera.
La rica inventiva musical que contienen sus pentagramas tuvo una asistencia funcional realmente notable por parte de la orquesta, que siempre encontró respiro en la sonoridad camerística que transmitió el maestro Salvador Vázquez, idea fundamental para que las voces destacaran y se pudieran individualizar, solas y dentro del conjunto, logrando esa elegancia expresiva y ese distinguido gusto que son razones esenciales de la sólida afirmación artística y belleza que posee esta absoluta obra de arte. En este sentido, hay que destacar cómo el maestro malagueño quiso en todo momento resaltar el dominio orquestal de Rossini, pudiera decirse por su esplendor, único en toda la ópera italiana del siglo XIX, como se manifestó en la obertura, llena de una sugestiva vitalidad que venía a justificar su función predisponente para que el espectador empezara a percibir la pureza del carácter jocoso de esta comedia lírica, acentuando el color tímbrico como factor coadyuvante de ese ardor y animosidad que destila esta ópera, carácter que supo mantener constantemente cuidando al máximo ese secreto de saber «melodiar» el canto.
Después del factor escénico y el tratamiento musical dado desde el foso, la tercera cualidad de esta representación estuvo en la acertada elección del elenco vocal. Entrando en una somera consideración al respecto hay que valorar cómo el barítono gallego Javier Franco asumió el personaje protagonista, resaltado por la claridad y agilidad de su voz, como se pudo apreciar en el aria Largo al factótum della città en su primera aparición en escena, o en el dúo «Alla’idea di aquel metallo» con el Conde Almaviva, al que daba vida el tenor colombiano Pablo Martínez, que destacó por su colocación vocal. Otro tanto se puede decir del bajo-barítono chileno Ricardo Seguel al que hay que reconocerle una admirable vis cómica haciendo el papel del atolondrado doctor Bartolo. En cuanto a Rosina, el personaje femenino principal, interpretado por la mezzosoprano donostiarra Clara Mouriz, se pudo apreciar la pulcritud de dicción dentro de una técnica segura y eficiente de emisión como quedó demostrada en la famosa aria de lucimiento Una voce poco fa del primer acto. Otro momento, siempre esperado, fue el del «aria de la calumnia» del maestro de música Don Basilio, papel que representó el bajo palentino Javier Castañeda, quedando demostrada con naturalidad y destreza su experiencia tanto artística como profesional.
Por último, la soprano malagueña Mónica Campaña salió airosa de la rebrincada aria de la sexta escena del segundo acto, «Il vecchiotto cerca moglie», con la que Berta, ama de llaves y camarera de Don Bartolo resume como testigo privilegiada las tensiones amorosas que se presentan en la trama argumental de este universal barbero sevillano. Por su parte, el barítono Javier Povedano supo contrastar adecuadamente de forma puntual en el primer acto haciendo el papel de Fiorello, doméstico del conde Almaviva. Todos juntos, con el apoyo de un coro meramente cumplidor, cantaron ese final gozoso Di si felice innesto, verdadera exaltación coral al amor, rubricando el equilibrio vocal de los personaje principales y el buen tratamiento musical que ha caracterizado este título señero en la presente temporada lírica del Teatro Cervantes Málaga.
Fotos: Daniel Pérez / Teatro Cervantes