Además, Youn es actualmente uno de los grandes intérpretes del papel del viejo caballero del Grial, tal y como demostró en la pasada edición del Festival de Bayreuth. Su voz, oscura, profunda y delicada al mismo tiempo, dejó el sabor de los monólogos de Hamlet y Segismundo: el mundo se derrumbaba mientras él seguía cantando. Sin embargo, su situación tras la orquesta le impidió expresarse corporalmente, lo cual fue en detrimento de las necesidades del personaje.
Wolgang Koch, próximo Amfortas en Salzburgo, Hamburgo y Dresde, destacó menos a nivel vocal, seguramente por la relativa brevedad de su parte en este tercer acto. En cambio, Plácido Domingo, el más aclamado de la noche junto a Youn, estuvo sensacional. Es hoy uno de los tenores fundamentales en Wagner, en concreto en Parsifal, y eso queda demostrado, sobre todo, en este tipo de conciertos, pues no le exponen a un cansancio tanto vocal como corporal. Pese a su calidad como cantante y a su todavía saludable estado vocal, fue nuevamente criticado por su dicción alemana en los círculos berlineses, peso que lleva a sus espaldas desde el inicio de su carrera.
Ante la evidente calidad del concierto, aparecen pocas voces críticas. Sin embargo, no se puede pasar por alto el momento de traición a Wagner que suponen estos conciertos. La publicidad anunciaba a los músicos como highlights. Era un concierto que se sabía iba a gustar de antemano, con el peligro que eso tiene para el respeto a la música. Su sabor a «apto para todos los públicos» firma la paz con aquello contra lo que la música querría luchar: su cosificación y su reducción a objeto mercantil. Por eso, aunque los músicos sean grandes intérpretes y su carrera les avale como modelos de referencia, algo se desprende de ellos ante el bombo y platillo de la tentación publicitaria. Los escaparates de Dussmann, la tienda más importante de objetos culturales de Berlín, estaba plagada de los discos y los libros sobre Wagner, Domingo y Barenboim. Sus nombres brillaban como lo hacían los de las estrellas de la Berlinale, celebrada en los mismos días. El regusto de lo que podría ser de otro modo eclipsó el resultado de aquella noche. En cierto modo, es algo que subyace desde la misma idea de hacer una versión de concierto de una obra del músico del Gesamtkunstwerk.