La cantante italiana, una de las grandes voces de la lírica mundial, ha muerto a los ochenta y nueve años de edad, dejando tras de sí una imponente carrera en los más importantes escenarios operísticos del mundo
Varios han sido los medios italianos que desde la mañana de hoy han anunciado la muerte de una de las grandes voces de la lírica mundial, la soprano italiana Renata Scotto. A los cochenta y nueve años, la soprano italiana se despedía de este mundo desde la ciudad de Nueva York para engrandecer aún más su leyenda, la de la Scotto que triunfó en coliseos de todo el mundo, como La Scala, el Metropolitan de Nueva York o La Fenice, una de las voces que mejor plasmó algunos de los roles heroicos del bel canto romántico, abarcando un amplio repertorio que iba desde el XIX italiano hasta Wagner, la música francesa de Poulenc o el sprechgesang de Arnold Schönberg. Nacida en Savona un 24 de febrero de 1934, debutó a los 19 años en el Teatro Chiabrera de su ciudad, con La traviata de Verdi. Estudió canto en Milán con el barítono Emilio Ghirardini y con Mercedes Llopart, primero como contralto, para pasar después a descubrirse como soprano lírica ligera y finalmente como soprano dramática. Su éxito no se cuenta solo como intérprete, sino que dedicó buena parte de su carrera a la docencia, pero también a la dirección de escena, desde 1986.