Crítica de Rául Chamorro Mena de Pierrot Lunaire de Arnold Schoenberg en el Teatro de la Abadía de Madrid
Lograda propuesta
Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 25-II-2024, Teatro de la Abadía, Sala San Juan de la Cruz. Pierrot Lunaire (música de Arnold Schoenberg sobre poemas de Albert Giraud) con un prólogo con pasajes de La metamorfosis de Ovidio. Xabier Sabata, contratenor. Pilar Constancio, flauta y piccolo. Sonia Klikiewicz, violín y viola. Ildefonso Moreno, clarinete y clarinete bajo. Natalia Margulis, violonchelo. Karina Azivova, piano. Dirección musical: Jordi Francés. Concepto y dirección escénica: Xabier Sabata. Coreografía de movimiento: María Cabeza de Vaca.
En colaboración con el Teatro Real, el Teatro de la Abadía, situado en pleno barrio de Chamberí, ofrecía Pierrot Lunaire en conmemoración del 150 aniversario del nacimiento de Arnold Schoenberg (1874-1951). La obra combina un intenso expresionismo con ecos del cabaret alemán -de hecho, la obra surge a iniciativa de la actriz procedente del cabaret Albertine Zehme- y un tratamiento vocal basado en el sprechgesang, literalmente canto hablado o voz hablada, técnica situada entre el habla y el canto. Sobre 21 poemas de Albert Giraud, divididos en tres grupos de siete, Schoenberg dispone una música atonal destinada a un piano y cuatro instrumentistas, en la que cabe apreciar, sobre todo, su enorme inspiración y creatividad en un tejido de fascinantes tímbricas y sonoridades. La ambigüedad que encierra esta creación se ve acentuada por la elección de un contratenor como intérprete, algo que, en principio, me parecía una decisión inadecuada, pero, una vez visto el espectáculo, debo subrayar que funcionó magníficamente, dada la notable actuación del contratenor español Xabier Sabata y la gran factura musical que atesoró la propuesta.
Al entrar en la sala, el público se encuentra con el artista catalán echado sobre el escenario, preparado para abordar un prólogo con Narciso como protagonista en la versión clásica de Ovidio. En el mismo, Sabata con dicción nítida e impecable modulación del recitado demostró su buen nivel como actor. Sin solución de continuidad y con Jordi Francés y los músicos ya sobre el escenario, Sabata se enfrentó al ciclo de canciones que constituye Pierrot Lunaire con sólida musicalidad, habilidad en los cambios de registro -se trata de un contratenor con importante registro de pecho-, dominio del Sprechstimme, así como variadas inflexiones y tan contrastados como incisivos acentos. Todo ello acompañado de una bien trabajada gestualidad, que bebe del arte de la pantomima y que consigue conferir la apropiada expresión dramática a la sucesión de canciones.
Al éxito de la interpretación contribuyó sin duda y en alta cuota, la prestación musical a cargo de la pianista Karina Azivova y cuatro escogidos solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid, titular del Teatro Real, encabezados por la magnífica flautista Pilar Constancio, junto a Sonia Klikiewicz, Ildefonso Moreno y Natalia Margulis. Todos ellos defendieron con nota la exigente partitura, con ardua y compleja escritura dedicada a cada solista. Jordi Francés puso el sello a la impoluta factura musical de todo el evento con una dirección atenta, muy bien construida, precisa y entusiasta, con la que demostró una vez más su afinidad con la música del siglo XX y contemporánea.
Fotos: Javier del Real / Teatro Real