La Orquesta Nacional de España ofrece dos conciertos en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, dentro de la temporada de la Sinfónica de Castilla y León
David Afkham: «El Adagio de la ´Octava sinfonía» de Bruckner lleva la forma a otro nivel»
Un reportaje de Agustín Achúcarro
La Orquesta Nacional de España interviene en la temporada de la Sinfónica de Castilla y León con la magna Sinfonía nº8 en do menor, WAB 108 de Bruckner. Al frente de ellos David Afkham, un director que llegó a la titularidad de esta orquesta en 2019 y que se ha convertido en su estandarte. En enero de este mismo año dirigió la Sinfonía nº8 de Bruckner y ahora se programa en el Auditorio de Valladolid, los días 5 y 6 de abril, con una idea clara por parte de Afkham. «Es una obra monumental, que aunque bebe de la tradición sinfónica anterior, lleva la forma a un nuevo nivel». «El Adagio es un universo en sí mismo y el trabajo motívico y armónico es realmente especial». Así se expresa el director convencido de que el decantarse por esta sinfonía de Bruckner es una magnífica opción. «He elegido esta obra porque creo que una formación como la Orquesta Nacional puede hacerlo y debe hacerlo, y que a cada sección la representa muy bien, pues la cuerda posee muchos colores que ofrecer y el viento metal tiene los corales. Pienso que tengo la responsabilidad de programar obras de este tipo, que son partituras de arte total». A esto suma Afkham el hecho de que este año se celebra el bicentenario del nacimiento de Bruckner.
Al referirse al compositor, a su obra sinfónica en general y a la octava en particular, el director de la Orquesta Nacional de España vuelve a retomar una idea ya expresada anteriormente en torno al adagio de la sinfonía y lo hace en los siguientes términos: «Cada movimiento de cada sinfonía de Bruckner es singular, y en el caso de la nº8 el núcleo está en el Adagio, partiendo de un acierto inicial, como es que no figure como segundo movimiento sino como tercero, lo que le sitúa en el centro de la obra. La arquitectura de esta sinfonía es magnífica y aunque nadie sabe exactamente cuál es su significado extra musical, a mí me llaman la atención los pasajes cantabiles, y creo escuchar duda, esperanza… Lo que me parece más importante-prosigue el director- es tener confianza en la música y los músicos, saber que no es una música que se hace, sino que sucede, y me siento muy feliz de haber llegado a ese punto con la orquesta, pues cuando intentas hacer algo en concreto, se pierde y no se genera una atmósfera especial».
Desde que la Orquesta Nacional de España interpretó en enero de este año, en el Auditorio Nacional, esta sinfonía, David Afkham presiente que algo ha cambiado. «Durante los ensayos para este concierto hemos ganado en madurez, profundidad, rendimiento, pues es una sinfonía de la que se puede aprender mucho. Lo que más hemos tenido que trabajar es la calidad del sonido, no por la orquesta, sino por el lenguaje de Bruckner, que pide que desde que se empieza una frase se debe saber hasta dónde se llega, cual es el objetivo y a dónde nos conduce, debido a las grandes estructuras brucknerianas». También el músico hace hincapié en ponderar dinámicas y articulaciones. «Hay que valorar qué significa fuerte o fortísimo en el lenguaje de este compositor, por lo que hay que relativizarlo en función de una visión global, entendida como obra total, y acertar con los momentos de música de cámara, el respirar y cantar juntos, aunque lo que se logre nunca sea suficiente».
«La Orquesta Nacional se caracteriza por tener una personalidad muy marcada, con una energía increíble, capaces de dar todo lo que tienen. Es una orquesta que está a nivel internacional y puede hacer el repertorio que quiera». Así describe el director las cualidades de la formación de la que es titular, a lo que suma «una gran satisfacción por haber conseguido un sonido más oscuro y más cantábile», lo que permite que «estemos logrando un sonido propio», en una orquesta a la que considera «su familia musical»
A la hora de enumerar posibles proyectos futuros, lo primero que Afkham hace es destacar «su responsabilidad con la Orquesta Nacional como director artístico y musical», para después enumerar algunos de sus compromisos futuros. «En los próximos meses dirigiré a la Staatskapelle de Dresde, viajaré a Chicago y a Los Ángeles». Antes de finalizar, el director señala que «disfruta cada momento en Madrid» y lo que «le gusta poder sacar a la orquesta fuera de la capital». Esto le lleva a concluir que «tiene muchas ganas de dirigir en el Auditorio de Valladolid».
Foto: Gisela Schenker