CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas

Crítica: Misha Dacic toca los «Estudios trascendentales» de Liszt en el Centro Niemeyer de Avilés

30 de mayo de 2024

Misha Dacic conmueve y electriza con su versión integral de los Doce estudios de ejecución transcendente de F. Liszt

Misha Dacic

Conmovedor y electrizante

Por F. Jaime Pantín
Avilés, 26-V-2024. Centro Niemeyer. Ciclo «Suena la Cúpula». Misha Dacic, piano. Doce estudios de ejecución trascendental de Liszt.

   Los 12 Estudios de Ejecución Transcendente de Liszt- Estudios Transcendentales, como se les conoce habitualmente en los círculos pianísticos- es una de las colecciones más importantes dentro de la vasta producción lisztiana y una de las obras cumbre de la literatura pianística de todos los tiempos.

   La idea de Transcendencia- desde su raíz etimológica- sugiere una voluntad de ascensión- ejercida desde prismas diversos- en aras de la superación de cualquier límite posible en ámbitos como el conocimiento, el misticismo, el humanismo, el arte o la búsqueda de la belleza. La aplicación del término a un género tan práctico y prosaico como el estudio para piano establece una clara distinción con el modelo clásico y eleva a la categoría de obra de arte excelsa unas piezas que Liszt revisó por 3 veces a lo largo de su vida, en vocación perfeccionista que alcanzó su máxima expresión en la versión definitiva publicada en 1852.

   La abrumadora exigencia que estos estudios plantean al intérprete supera con mucho el ámbito de la técnica, siendo asequibles en toda su grandeza tan solo a rarísimos pianistas con irrenunciable vocación de transcendencia. El pasado domingo pudimos ser testigos de ello en la versión deslumbrante ofrecida por Misha Dacic en la Cúpula del Niemeyer de Avilés.

   12 estudios interpretados sin pausa y sin apenas respiro, más de una hora de música de la máxima intensidad en un despliegue físico sin precedentes, desarrollado además con facilidad pasmosa y dominio implacable. Medios excepcionales al servicio de una asombrosa musicalidad y férreo control intelectual que permiten un desdoblamiento constante ahora en pintor, luego en poeta, funambulista, narrador o cantante, al igual  que el propio Liszt, con quien Dacic parece tener una especial conexión. Versión milagrosa que se impone majestuosamente por encima de los rigores de una acústica imposible que sin duda obliga a cambios improvisados en aspectos tan importantes como la organización sonora o la pedalización, pero que no consigue desvirtuar un relato musical que discurre entre el refinamiento sonoro, la pasión intensa, la aceptación del riesgo y la visión aristocrática de un pianista probablemente insuperable en este repertorio y dotado de una personalidad artística fascinante. Un artista cuya presencia debería ser habitual en los ciclos pianísticos más selectos.

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