Realice una breve descripción de la importancia de las obras y compositores del concierto
Gonzalo de Olavide es un compositor madrileño que falleció en el 2005. Estuvo la mayor parte de su vida fuera de nuestro país. Se marchó en los años 60 y no volvió a España hasta los 90. Es autor de una obra muy extensa, tanto de cámara como sinfónica. Estudió con Karlheinz Stockhausen y, en general, se puede decir que bebió de lo que se considera la vanguardia histórica. Para este concierto hemos programado "Índices", una obra que dirigí por primera vez en 1967, una época en la que el movimiento de vanguardia estaba muy vivo. Es una composición temprana dentro de su producción, que divide el conjunto orquestal en cuatro grupos por familias instrumentales. En el 68 fue galardonada con el premio de Juventudes Musicales. La obra de Friedrich Cerha es universalmente conocida por su trabajo en la ópera "Lulú" de Alban Berg. Cerha realizó el tercer acto, que Berg había esbozado pero no retocado e instrumentado. Es un representante de la vanguardia histórica que se integró en la concepción serialista de la música y posteriormente evolucionó, pero no hacia posiciones más conservadoras. Sería falso afirmar esto, pero sí se puede decir que inició una reflexión muy profunda sobre la música centroeuropea, dentro de un lenguaje moderno. En el concierto se incluyeron dos de sus obras, su "Spiegel VI", que ha supuesto su estreno en España, y el "Concierto para percusión y orquesta", una composición más reciente que puso en primer plano el virtuosismo de un intérprete tan brillante como Juanjo Guillem. El programa se completó con uno de los grandes clásicos de Varèse, "Amériques", que representa de alguna manera la visión de lo nuevo, de lo ignoto. Es una obra que ha dejado una gran impronta, por las repercusiones que ha tenido y por su lenguaje radicalmente moderno. Es la modernidad como forma de expresión.
Casi han pasado cuatro años y medio desde el fallecimiento de Ramón Barce. Realice una valoración de su obra.
Creo que uno de los puntos más importantes de la obra de Ramón Barce es su aportación teórica. Y no quisiera que esto se entienda mal. Quiero decir que muchos de sus escritos tienen una importancia enorme y, sin ellos, su evolución musicales más difícil de comprender. Yo vivo fuera de España, y observo claramente que el problema que tenemos en nuestro país es el olvido de lo que ha sido nuestra gran tradición musical. Es algo que yo mismo he vivido personalmente. Cuando un compositor muere desaparece como si no hubiera existido nunca. Éste es uno de nuestros más graves errores. En estos dos últimos años me he estado dedicando al "redescubrimiento" de Gonzalo de Olavide, de resucitarlo de alguna forma. Hemos grabado su obra orquestal completa con la Orquesta de Radio Televisión Española. No había nada hecho hasta entonces. Sucede algo parecido con la obra de Gerardo Gombau, que es un compositor que falleció en 1971. Sólo en el 2012, 41 años después de su muerte, hemos podido grabar parte de su obra orquestal. La gente hablaba de él pero no existían documentos sonoros.
Sucede algo parecido con Ramón Barce
Sí, aunque creo que en el caso de Ramón Barce se han grabado sus cuartetos, que son importantes. Lo que le sucedía a Ramón es que no "tenía codos", era una persona muy discreta, al contrario de otros compositores que, por su personalidad, saben imponerse bien. Su carácter no le llevaba a imponerse en público. Era una persona que vivía por y para su obra. Él pensaba que la interpretación de su obra la tenían que hacer otros y que él no era quién para obligarles. En mi opinión, las nuevas generaciones no deben olvidar su parte teórica, que es una de sus aportaciones más importantes y que debe complementarse con su música.
En Alemania también se han tomado algunas decisiones respecto a ciertas orquestas
Se han fusionado algunas orquestas, pero muy pocas. En Berlín siguen teniendo dos Orquestas de Radio, la Filarmónica, la Konzerthausorchester, tres Orquestas de Opera (de las cuales la Staatskapelle y la de la Deutsche Oper poseen importantes ciclos sinfónicos) y nadie piensa en fusionar nada. Allí existe otro concepto de cultura. Un país se define por su movimiento cultural y no por el económico. Lo que queda de un país es su cultura, no el dinero que han tenido. No me quiero meter con ningún político, pero mientras algunos sólo van al fútbol, Angela Merkel, también va a los conciertos de la Filarmónica de Berlín o al Festival de Bayreuth. Merkel sabe diferenciar a Wagner de una máquina de hacer camisetas. Yo he tenido a mi lado, en la Ópera de Berlín, al alcalde de la ciudad, y también en un concierto en Hamburgo al Jefe del Gobierno del Estado Hanseático que luego vino a hablar conmigo sobre las obras interpretadas. Aquello es otro mundo y otra tradición.
Y luego está la presencia continua y omnipresente de la música comercial
En Alemania esto lo diferencian muy bien. En las radios hay dos secciones, una dedicada a la música de diversión y otra a la música seria, y hay públicos para las dos propuestas. Hay que diferenciar las cosas. Es un problema de cultura básica. ¿Cómo se las arreglaron los alemanes? Lutero llevó la música al pueblo a través de los servicios religiosos, creando una tradición muy clara. Allí es frecuente oír cantar corales a cuatro voces. La clase media tenía un interés cultural muy fuerte, y la música siempre ha sido el arte alemán por excelencia. Necesitaremos muchos años para terminar de solidificar esto en España. Me decía el otro día Cerha que en Viena sigue habiendo una gran tradición a la hora de hacer música de cámara en el hogar. Es algo que aquí nunca hemos tenido y que es ya muy difícil de crear.
En esto, ¿cuál es la función del sistema educativo?
Hay que enseñar música con inteligencia. No se puede poner una sinfonía de Brahms a un niño, porque el acercamiento previo a una obra de esta envergadura es difícil. En un país como Francia se han hecho las cosas de manera inteligente. Yo he estado en la Orquesta de Lille, donde se programan obras bastante accesibles con un repertorio más complejo y, entre el público, había muchos niños. Me decía su titular, Jean-Claude Casadesus, "este es el trabajo de muchos años. Los niños que antes vinieron con sus padres, traen ahora a sus hijos". Y es que escuchar un concierto con tus padres te deja una marca muy particular. En las biografías de los grandes músicos, muchas veces encontramos momentos en los que se cita la primera vez que el artista ha ido a un concierto, de la mano de sus padres. No se trata únicamente de atraer a los niños a los ensayos generales, ni se va a lograr sólo con el trabajo de los profesores. Los mejores maestros son los padres. Ellos deben llevar a sus hijos a un concierto. Es algo que marca. A mi hijo le marcó de forma definitiva. Y todavía es mejor si uno de los padres es quien toca o dirige.
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