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PASCUAL CABANES, director: «Debutar con la Orquesta de Valencia es algo muy emotivo»

4 de septiembre de 2024

El director de orquesta español Pascual Cabanes Fabra, entrevistado en Codalario por Agustín Achúcarro. Debuta el sábado al frente de la Orquesta de Valencia.

Pascual Cabanes

PASCUAL CABANES, director: «Debutar con la Orquesta de Valencia es algo muy emotivo»

Una entrevista de Agustín Achúcarro
El joven director de orquesta español Pascual Cabanes tiene marcada una fecha en su agenda: el próximo sábado, día 7 de septiembre de 2024, jornada en la que dirige por primera vez a la Orquesta de Valencia, la prestigiosa orquesta de su comunidad natal, a la que le unen no pocos vínculos. Pascual Cabanes Fabra pertenece a una joven generación de músicos, muy preparados, con un curriculum fortalecido por relevantes experiencias profesionales. Pasó, de estudiar trompa a dedicarse a la dirección, porque «llegó un momento en el que se sentía limitado con el instrumento», lo que le llevó paulatinamente a inclinarse por el terreno de la dirección orquestal, al necesitar «algo más para seguir creciendo musicalmente». Ahora compagina esta labor con las clases que imparte, su grupo de cámara Harmonie Ensemble y nuevos proyectos.

¿Cómo fueron sus inicios musicales?

Vengo de una familia de músicos, mi padre era contrabajista de la Orquesta Nacional de España. Somos de Llíria (Valencia), tierra de músicos. Desde pequeño he vivido con la música en casa y he crecido en una banda musical. A los 8 años comencé a estudiar trompa en el conservatorio, en Madrid, y poco a poco me di cuenta que quería dedicarme profesionalmente a la música. Con el tiempo, ya cuando estaba cursando estudios superiores, me sentí atraído por el mundo de la dirección y más adelante empecé a estudiar y formarme como director.

¿Qué motivos le llevaron a encaminarse hacia la dirección?

Llegó un momento en el que me sentía limitado con el instrumento, éste no me ofrecía todas las posibilidades para poder desarrollarme como músico, necesitaba algo más para seguir creciendo musicalmente. Ser director de orquesta te ofrece y te da muchas más posibilidades, ya que tienes el control de un conjunto y puedes hacer música con muchos instrumentos simultáneamente. El poder aglutinar todos los timbres y sonoridades te eleva a otro nivel artístico y musical. 

¿Cómo se imaginó ese mundo de la dirección y cuál es la realidad?

Lo había imaginado como es en la realidad: apasionante y fantástico, pero al mismo tiempo intenso y complicado. El nivel de responsabilidad y exigencia es máximo y requiere de mucha madurez y equilibrio. A través del trabajo, del estudio, de ser constante y no rendirse, paso a paso, uno va progresando hasta poder dar el salto al mundo profesional.

¿Cuáles son sus mayores exigencias?

Un director está expuesto día tras día, no puede fallar y debe ofrecer lo mejor de sí mismo en cada momento. Por tanto, el nivel de exigencia es muy elevado. Más si cabe, hoy en día; el nivel de las orquestas es muy alto, lo que te obliga a estar al 200% en todo momento. Por eso uno debe llegar muy preparado musical y mentalmente, para saber afrontar todos los problemas o inconvenientes que puedan surgir.

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«El poder aglutinar todos los timbres y sonoridades de una orquesta sinfónica te eleva a otro nivel artístico y musical»

«El nivel de las orquestas es muy alto, lo que te obliga a estar al 200% en todo momento»

¿Cómo vivió ese primer cara a cara con los músicos desde el podio?

Cada momento y situación es diferente, así como cada agrupación o conjunto de personas. No es lo mismo presentarse ante una agrupación juvenil, amateur o profesional, y tampoco hacerlo por primera vez o si es ya de forma habitual y repetida. Normalmente, cuando llegas de invitado por primera vez a una orquesta, en el primer minuto los músicos ya se hacen una idea de la persona que tienen al frente. Los primeros momentos son muy importantes, porque sirven como presentación. Uno debe llegar muy preparado, y la naturalidad, la empatía, el integrarse como parte de la orquesta, es fundamental, pues los músicos lo notan y lo valoran mucho. Cada orquesta tiene su personalidad, y a su vez cada músico tiene su ego, sus problemas y sus preocupaciones, como en cualquier grupo humano, en el que prima la diversidad y nunca hay nadie igual. Al final, uno con su talante y personalidad intenta aunar y consensuar, con convicción y educadamente.

¿Cómo se plantea la relación con los instrumentistas de la orquesta?

En una agrupación profesional todos sabemos cuál es nuestra posición, el músico sabe lo que se requiere de él y el director también. Creo que lo mejor es aplicar sentido común y naturalidad, ser coherente y cercano y profesional al mismo tiempo. El crear un buen ambiente en el que nos sintamos todos cómodos ayuda para trabajar a una y sacar el máximo rendimiento en el menor tiempo posible.

El 7 de septiembre debuta con la Orquesta de Valencia, en el Concurso Internacional de Violín de Cullera. Cuéntenos qué supone para usted. 

Profesionalmente es una gran oportunidad para mí poder dirigir la Orquesta de Valencia, una de las mejores orquestas españolas, con un nivel espectacular y una extraordinaria trayectoria. Personalmente es algo muy emotivo. Es la orquesta de mi región, de mi ciudad. Tengo muy buen trato con muchos de los músicos que bien han sido compañeros o he trabajado con ellos en otros proyectos. Además, es un gran reto por la responsabilidad que requiere dirigir la final de un concurso con violinistas de tan alto nivel, que vienen de todo el mundo y la dificultad que conlleva el acompañar a un solista, que para un director es de lo más complicado, y más aún con tan poco contacto con cada uno de ellos.

¿Cuál es el repertorio del concurso?

Son algunos de los más importantes conciertos para violín de grandes compositores como Brahms, Beethoven, Mendelssohn, Paganini y Tchaikovsky. Los trabajaremos previamente solo con la orquesta, mientras los solistas participan en las semifinales del concurso acompañados de piano. Y posteriormente, ya en la final, los tres finalistas interpretan un concierto cada uno entre los citados. Son obras de repertorio, muy conocidas pero tenemos que afrontarlas con un único y breve ensayo con cada candidato. Afortunadamente, son todas obras de repertorio, que ya conocía y de las cuáles incluso he dirigido algunas de ellas. 

¿Cómo afronta el estudio del repertorio? 

Bajo mi opinión, un instrumentista cuando trabaja una obra por primera vez es muy diferente a cuando lo hace ya una segunda o siguientes veces, pero creo que es aún más pronunciado en un director. Y es que una de las debilidades de un director es que en nuestro estudio diario no podemos practicar con nuestro instrumento, la orquesta, por lo que debemos imaginarnos la música en nuestro trabajo previo, y muchas veces nos hacemos una idea que puede variar mucho o ser completamente diferente a la realidad.

«Cuando llegas de invitado por primera vez a una orquesta, en el primer minuto los músicos ya se hacen una idea de la persona que tienen al frente»

Pascual Cabanes

¿Cómo equilibra el sonido de la orquesta con respecto al solista?

A través del gesto. Uno de mis principios como director, aprendido por muchos de mis maestros, es hablar lo menos posible y mostrar y hacer todo con el movimiento de los brazos y el gesto. El director tiene que unificar una idea musical, y para ello utiliza las técnicas gestuales. Nuestro principal cometido en una obra para solista es ayudar y facilitar el trabajo del solista y de la orquesta en su faceta de acompañar. Además, como comentaba, en el caso de este concurso tenemos un tiempo muy limitado, aunque como dato positivo sí tenemos la posibilidad de poder consensuar consultar y hablar con cada uno de los solistas previamente al ensayo. Me satisface hacer esta tarea, pues facilita el trabajo con la orquesta y evita hablar demasiado con el solista durante el ensayo. Me gusta consensuar sin que sea algo excesivo, para centrarse en lo general y en puntos concretos, como las salidas de las cadencias, los calderones o fermatas, o algún tempo que pueda ser más flexible. Esta labor hace que luego el trabajo con la orquesta sea más dinámico y productivo.

¿De qué manera contribuyen al mundo de la música, de las orquestas, las bandas?

Particularmente en Valencia las sociedades musicales y sus bandas a nivel musical han aportado muchísimo, pero también a nivel social. Es un fenómeno cultural extrapolado a toda España y muchas partes del mundo. 

Su efecto está más que comprobado viendo la cantidad de músicos formados en una sociedad musical valenciana que ocupan puestos en grandes orquestas españolas, y de otros países, así como en conservatorios y centros educativos. La labor socioeducativa en nuestra sociedad es fundamental. Cada pueblo o localidad tiene su banda, o bandas en muchos casos, y eso pone la educación musical al alcance de muchas personas, aunque luego no se dediquen profesionalmente a la música. La música está en cada rincón de cada pueblo o ciudad, en todos los actos festivos y eso ha ayudado al progreso y evolución como sociedad, generando un movimiento cultural muy importante, pionero para el resto de mundo.

«Uno de mis principios como director es hablar lo menos posible y mostrar y hacer todo con el movimiento de los brazos y el gesto» 

«En Valencia las sociedades musicales y sus bandas a nivel musical han aportado muchísimo, pero también a nivel social»

 

Háblenos de su faceta pedagógica 

Creo en el trabajo integral. Soy partidario de que un director no debe especializarse sin antes conocer todos los mundos y sus vertientes. Y pasa igual con la enseñanza. Ahora mismo soy profesor de dirección en el grado y director del máster de dirección de orquesta en la Escuela Música de Alto Rendimiento (Valencia). También soy profesor de orquesta y banda del mismo centro, y profesor de dirección y director pedagógico en la Academia Internacional de Dirección José Collado, junto a mi profesor y mentor, y ahora compañero Cristóbal Soler. Creo que no solamente aprenden nuestros alumnos, sino que nosotros tenemos una formación continua con ellos, pues uno se lleva muchísimo de cada una de las clases y sesiones y de cada una de las experiencias, y más en una profesión como la nuestra en la que todo está en continua evolución y seguimos formándonos y aprendiendo hasta el último día de nuestras vidas.

¿Cómo entiende la dirección?

Personalmente pienso que para enseñar algo hay que saber hacerlo o al menos haber sabido hacerlo. Es difícil trasmitir lo que no se domina. Además, una cosa es la técnica, la formación reglada en el conservatorio y otra cosa es la profesión, el mundo real, la cual hay también que enseñarla. He tenido compañeros muy bien formados, con gran talento y con enormes recursos técnicos y musicales, pero que luego no han hecho carrera profesional. Hay que preguntarse por qué pasa esto. Ser director profesional y poder vivir de ello es muy complicado, pues intervienen muchos factores. Hoy en día existen muchos directores muy bien preparados y por tanto la competencia es muy elevada. Uno tiene que buscar sus vías y sus posibilidades para conseguir empleo, porque llegar a la profesión de director se puede llegar de diferentes maneras: a través de concursos, creando tus propios proyectos, convenciendo a programadores y gerentes a través de propuestas innovadoras, ocupando nuevos espacios, etc. Además la formación, como decía, no consiste solamente en brillar en la tarima, sino que hay un paso previo, difícil y complicado, para llegar a que se te brinde esa oportunidad que todos están buscando. 

Hablando de lo musical, la técnica de dirección, el mundo ha evolucionado y hoy en día la figura del director ha cambiado muchísimo. En la actualidad hemos abandonado esa figura de director autoritario y vertical, para pasar a un director que a través de un criterio propio y muy bien fundamentado intenta unificar y aunar siempre poniendo como prioridad al conjunto, dejando tocar e interviniendo solo cuando uno es necesario. Con nuestros alumnos de dirección intentamos ayudarles a que tracen su propio camino siempre con su naturaleza, personalidad y talante, y sin la intención de hacer copias de nosotros mismos.

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«Soy partidario de que un director no debe especializarse sin antes conocer todos los mundos y sus vertientes»

«Para enseñar algo hay que saber hacerlo o al menos haber sabido hacerlo»

¿Cuál es su actitud frente al fenómeno de la dirección?

Hay que tener siempre la mente abierta, estar preparados para evolucionar, adaptarse y progresar. Aprender y continuar aprendiendo de cada uno de los grandes maestros. He trabajado con grandes maestros y he asistido a sus ensayos y, a partir de ahí, creo que una de las mayores capacidades de un director debe ser la evolución, estar dispuesto a vivir nuevas experiencias y asumir nuevos conceptos e ideas. La técnica tiene que estar al servicio de la música y no al contrario. Cuantos más recursos tengamos, más formación, será más fácil desarrollar las ideas musicales plasmadas en una partitura, y sacar el mayor rendimiento posible de la orquesta en el menor tiempo posible. Hoy en día un director debe ser tolerante y abierto, conocer la evolución que ha tenido la dirección de orquesta y adaptarse continuamente a la actualidad.

¿Qué tipo de música prefiere dirigir?

En cuanto a compositores podría decir muchos, cada uno me aporta unas cosas, por ejemplo, Beethoven, más clásico, Tchaikovsky, más romántico, Stravinsky, del siglo XX… Y en cuanto a tipo de música, todo el repertorio sinfónico de segunda mitad del siglo XIX y primera mitad de XX, aunque cada tipo de música y época para mí son muy interesantes porque me aportan siempre algo diferente. 

¿Qué directores tiene como referentes?

A nivel internacional, de finales del siglo XX o incluso principios del XXI podría citar muchísimos, pero destacaría a Carlos Kleiber, Mariss Jansons o Simon Rattle. A nivel español, por supuesto son referentes mis profesores, como Cristóbal Soler y Miguel Romea, y también otros directores del pasado reciente como Jesús López Cobos o Rafael Frübeck de Burgos. Actualmente, puedo citar como referentes a otros españoles que están haciendo grandes carreras como Pablo Heras-Casado o Gustavo Gimeno, y a nivel internacional Kirill Petrenko o Klaus Mäkelä. Afortunadamente, las plataformas digitales nos han abierto una gran posibilidad para escuchar y ver conciertos o incluso ensayos de muchos de ellos desde nuestras casas. Además, quiero destacar que he tenido la gran suerte de que mi propio padre, con más de 30 años de experiencia en la Orquesta Nacional de España, me ha podido hablar y contar anécdotas de muchos grandes directores con los cuales ha trabajado.

«Una de las mayores capacidades de un director debe ser la evolución»

«La técnica tiene que estar al servicio de la música y no al contrario»

«Hoy en día un director debe ser tolerante y abierto, conocer la evolución que ha tenido la dirección de orquesta y adaptarse continuamente a la actualidad»

Pascual Cabanes

¿Cuáles son las mayores dificultades con las que se encuentra un director joven?

Las dificultades son muchas, pero al final la convicción y la insistencia permiten que uno vaya haciendo su camino. Hay que llamar a muchas puertas y ofrecer algo nuevo porque no van a venir a buscarte a casa. Como he comentado anteriormente, a director profesional se puede llegar de muchas maneras. Como instrumentista, el acceso es más simple, hacer una audición o prueba, bien sea para una orquesta o un conservatorio, pero el director puede acceder a la profesión a través de diferentes vías. Uno puede ser un gran intérprete de una gran orquesta, incluso un gran solista de gran prestigio, y eso poder proporcionarle oportunidades para dirigir; puede ser a través de brillar o salir ganador en concursos de dirección; y puede ser creando tus propios proyectos y propuestas innovadoras, que quizás es más mi perfil; etc.

Háblenos de Harmonie Ensemble, uno de sus proyectos propios.

Harmonie Ensemble se formó hace ya unos ocho años. Integrado por músicos profesionales extraordinarios de Valencia, buscamos siempre la excelencia y la interpretación de gran repertorio para orquesta o ensemble de cámara, desde obras del barroco hasta estrenos de partituras actuales. Normalmente siempre con director y con una plantilla de entre doce y unos veinticinco músicos. Intentamos cubrir ese espacio entre la orquesta sinfónica y la música de cámara de pequeño formato, que habitualmente se desarrolla menos en las grandes orquestas. También interpretamos arreglos en formato pequeño de grandes sinfonías de Mahler, Beethoven, Dvorák, Brahms, u otro repertorio sinfónico, que muchos programadores, instituciones o ayuntamientos no pueden incluir en su programación con gran formato, tanto por razones económicas, como por infraestructura y espacios. Además, por nuestra programación han pasado grandes solistas y directores internacionales.

«Con Harmonie Ensemble buscamos siempre la excelencia»

¿Qué se aprende siendo director asistente?

Muchísimo y es una experiencia muy recomendable y fundamental en la formación de un director. Primeramente, porque uno puede aprender de un director consolidado y con experiencia que incluso te puede abrir posibilidades profesionales. Al mismo tiempo uno conoce el día a día de una orquesta y su funcionamiento. Además, el director asistente quizás tenga un papel más cercano a los músicos y puede ser un buen conector en algunas ocasiones entre director y músicos. También, a favor del desarrollo de la orquesta, cuatro ojos pueden ver más que dos, porque además el asistente a veces tiene una visión más real que el director titular, ya que se encuentra en el patio de butacas u en otros espacios de la sala en los cuales uno puede escuchar mejor el resultado del conjunto de la orquesta. Además, un director asistente en muchas ocasiones tiene la oportunidad de dirigir a la orquesta por ausencia o mandato del director titular, y puede convertirse en una oportunidad excelente.

¿Cómo vive la experiencia de subir al podio y en qué se centra?

Para mí, una de las cosas más importantes en mi trabajo como director y en las que más me centro es el sonido del conjunto. El crear y desarrollar el sonido de la orquesta es muy importante, y a partir de ahí poder ir mejorando otros aspectos como el tempo, los timbres, la articulación, las dinámicas, los colores, etc., porque todos ellos forman parte del sonido. Me considero una persona tranquila que, cuando hay que poner el máximo de energía, intento también transmitirla. Además, más allá de todos estos aspectos técnicos y musicales, un músico profesional requiere de algo más de lo que está escrito en la partitura. Entre los objetivos del director están el que los músicos se ilusionen, se contagien, sientan y se entusiasmen y crean en lo que están tocando, y eso se trasmite desde el podio. Mostrar personalidad y carácter, no confundir con mal carácter, saber destacar todas las cosas importantes, y saber cuándo dar libertad a los músicos, también necesaria, y cuando intervenir.

¿Qué proyectos futuros tiene?

En un futuro cercano, la Orquesta de Valencia, diferentes proyectos con Harmonie Ensemble y proyectos educativos en ESMAR, con la orquesta, la Segunda sinfonía de Gustav Mahler y con la Banda, Carmina Burana de Carl Orff con grandes coros y solistas. Un poco más adelante tengo proyectos con la Orquesta Filarmónica de Málaga y las Orquestas Filharmonía de Kaliska y de Eblaska en Polonia. Además, seguimos volcados con el trabajo diario de nuestros alumnnos de dirección tanto en el grado como el máster de dirección de orquesta en ESMAR, así como con nuestros estudiantes de la Academia. 

Espero seguir gozando de más oportunidades profesionales, continuar progresando y avanzar con mis proyectos. Especialmente me gustaría seguir trabajando más con orquestas profesionales españolas, porque desgraciadamente hasta el momento he contado con más posibilidades de dirigir grandes formaciones fuera de nuestras fronteras que en España.

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«Una de las cosas más importantes en mi trabajo como director y en las que más me centro es el sonido del conjunto»

«Un músico profesional requiere de algo más de lo que está escrito en la partitura»

«Hasta el momento he contado con más posibilidades de dirigir grandes formaciones fuera de nuestras fronteras que en España»

Orquesta de Valencia Pascual Cabanes