CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Portada

CRÍTICA: RECITAL DE JAVIER PERIANES EN EL TEATRO DE LA MAESTRANZA DE SEVILLA. Por J. J. Ponce

6 de mayo de 2013
Vota 1 2 3 4 5
Resultado            160 votos
UN TRATADO DE INTIMISMO

Teatro Maestranza - Sevilla. 5/5/13. JAVIER PERIANES - Piano. Félix Mendelssohn (1809-1847): Canciones sin palabras (selección) Variaciones serias op. 54 en re menor. Ludwig van Beethoven (1770-1827). Sonata op. 90 en mi menor. Sonata No. 31 Op. 110 en la bemol mayor. Sonata nº 12 op. 26 en la bemol mayor

       Javier Perianes volvió al Maestranza para ofrecer un recital en el que, entre otras obras, interpretó una selección de  las íntimas y líricas "Canciones sin palabras" y las Variaciones serias op. 54, de Mendelssohn, música romántica en fin, con sus cambios expresivos imprevistos y alternos, rápidos y lentos, alegres y tristes, exultantes y fúnebres. Cambios que se corresponden con la imprevisibilidad emocionalidad del ser humano, gobernado más por sus emociones que por la lógica inflexible de la razón. Aunque en el Romanticismo se siguen manteniendo las formas clásicas (sonata, concierto, sinfonía...), la música está plagada de pequeñas piezas sin una forma concreta, que pretenden manifestar el deseo del compositor por expresar un concepto, idea o sentimiento sin atender a un molde preestablecido.
       El compositor hamburgués permitió a Perianes mostrar esa faceta más sensible, intimista y emocional, haciendo gala del apelativo al que ha sido asociado (‘Poeta del Piano') por su capacidad para explorar el espectro sonoro, la profundidad del color del sonido y los límites del silencio.  Cuando Perianes trabaja sobre el teclado combina una pulsación impetuosa con una mágica alianza entre lo serio y lo natural, con una sutil intimidad y una emocionante fuerza expresiva, abordando el romanticismo desde su más profunda razón de ser.  Este joven maestro vive la música, la siente y consigue que la emoción estalle a borbotones, especialmente en los momentos más íntimos (como en el andante que da cuerpo a la op 19, haciendo imaginar un diálogo de amantes inexistentes, donde el pianista aportó su sello personal.
       Pero el núcleo central del programa lo protagonizó Beethoven, último objetivo discográfico de Perianes. Aquí abordó la Sonata nº 27 op. 90, publicada en 1815, una obra de sólo dos movimientos de carácter introvertido, lírico y apasionado. El joven pianista supo equilibrar los impetuosos rubati con los pianísimos más exquisitos, como si de un pasaje emocional bipolar se tratase, uniéndolos con el nexo del leitmotiv de la melodía.

      Con la Sonata No. 31 op. 110 en la bemol mayor, supo combinar con elegancia -sello personal incluido- el moderato del primer movimiento (marcado en la partitura con amabilità) con el rápido scherzo del segundo y el lento y airoso dolente del final. Aquí demostró una pulidísima ejecución técnica, consiguiendo un empaste perfecto entre el tema de fondo y la propia melodía, confiriendo un diálogo capaz de crear una historia entre personajes imaginarios.
      En el allegro imprimió un talante pizpireto, lleno de color y brillo, con un legato ágil para desembocar en un adagio final solemne e introspectivo. Sin duda el nervense conoce el espíritu romántico. En la Op. 26 (1802), quizá la más esperada del programa,  dedicada al conde Moritz von Lichnowsky, Perianes combinó la delicadeza y el sentimiento, demostrando, una vez más, un dominio impecable de la técnica, con unos rapidísimos vuelos en el primer movimiento de fuerte impacto emocional. De especial intensidad y fuerza fue la marcha fúnebre, en la que incentivó los pasajes graves para provocar un efecto lúgubre y tétrico, convirtiendo los contrapuntos musicales en llanto desgarrado, sólo contrastado con el allegro final.  Aquí consiguió llevar al espectador por diferentes estados anímicos, desde el sosiego o la tristeza a la turbulencia sonora, desde el primer movimiento. En el tercero (Marcia funebre sulla morte d'un Eroe) el pianista dejó correr el sonido y provocó que el silencio acogiera la sfumatura final. El recital se cerró con las Variaciones Serias, otro ejercicio de técnica. Aquí provocó unos imponentes forti , de gran impacto estético, combinándolos con unos pianísimos de elegante factura.
javier perianes maestranza crítica piano
0 Comentarios
Insertar comentario

Para confirmar que usted es una persona y evitar sistemas de spam, conteste la siguiente pregunta:

* campos obligatorios

Aviso: el comentario no será publicado hasta que no sea validado.