CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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CRÍTICA: EL 'RAPTO' DE MOZART SE LLEVA LAS PALMAS EN EL PÉREZ GALDÓS. Por Andrea Merli

10 de junio de 2013
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 MERECIDO ÉXITO

Las Palmas de Gran Canaria. EL RAPTO EN EL SERRALLO - Wolfgang Amadeus Mozart. Kostanze: Mariola Cantarero, Belmonte: José Luis Sola, Osmin: Luiz-Ottavio Faria, Blonde: Elisandra Melian, Pedrillo: Juan Antonio Sanabria, Selim: Rubén Dario. Director musical: Alessandro Vitiello. Dirección de escena y decorados: Mario Pontiggia. Vestuario: Claudio Martin. Diseño escenográfico: Antonella Conte. Iluminación: Alfonso Malanda. M.a del Coro: Olga Santana. Teatro Pérez Galdos, 25 de mayo 2013.


       Volvió Mozart a Canarias con su precioso "singspiel" El rapto en el serrallo. No es una novedad para la Isla, pero la producción sí fue nueva, debida una vez mas al buen hacer de Mario Pontiggia, director de escena y del Festival de Ópera. Amén de optar muy oportunamente por la parte musical cantada en alemán reduciendo los diálogos a lo esencial y traduciéndolos a español, la acción, como siempre con Pontiggia, respetuosa con la dramaturgia, nos traslada a principios del siglo XX, que no a la original época decimonónica y rococó al estilo vienés, donde la "turquería" estaba tan de moda.
      El ambiente oriental, el de los serrallos con los eunucos (todos, incluyendo las mujeres del coro, lucían bigote moreno) toma así un aspecto lúdico y nada trágico, ni siquiera en la figura grotesca del "terrible" Osmin, guardián al que se le escapan todos por los codos y muy sensible a Baco y a Venus, contrariamente a lo que impone la severa ley del Profeta. El mismo Pacha adquiere un aspecto mas noble de lo acostumbrado, poético y soñador: se trata de un turco melómano -¿quizás progenitor de la turca Leyla Gencer?- que tanto ama a la ópera hasta el punto de raptar a una diva para retenerla en casa. Kostanze, coqueta y sensible a la adulación de su fan número uno, si por un lado da la cara a Belmonte, el novio "oficial" y atento, apasionado de manera bastante tibia, por el otro  se decide por el más elocuente y adorador Selim, que para más inri tiene un seductor acento canario en la melosa entonación de la voz. Esta es la única y comprensible variación en un final que nos deja a todos satisfechos, pues la generosidad del moro supera con creces los suspiros del noble hispánico. Quedan los dos personajes cómicos y brillantes, el astuto Pedrillo, caracterizado con acento andaluz y la pizpireta Blonde, amiga y secretaria de la Diva, una joven inglesita no desprovista de encanto.
       Merecido éxito el de la puesta en escena, rica de ritmo, entretenida y simpática, donde el tono rigido del alemán se ha mezclado con cierto aire zarzuelero que, lejos de molestar, ha insuflado nueva vida y complicidad a la historia. Han contribuido a ello, una vez mas, la preciosa y sugerente iluminación de Alfonso Malanda, el bonito vestuario de Claudio Martín y las escenas dibujadas por Antonella Conte sobre la idea de Pontiggia. Muy bien el coro, reducido pero determinante en sus entradas, instruido como siempre por Olga Santana.

      La Orquesta Filarmonica de Gran Canaria se ha lucido con otra actuación de alto nivel. Obedeciendo a la batuta del maestro Alessandro Vitiello, conocido y apreciado en la casa, que ha llevado con buena letra todo el entramado de las piezas musicales, sin que se notaran saltos y baches entre la parte actuada y la meramente musical. Gran homogeneidad, pero también brillo y una pizca de esa Sensucht, nostalgia, que a menudo surge de esta partitura singular.
      Los artistas también se lucieron, en una acción teatral y vocal que les proporcionó frecuentes aplausos  en el transcurso de la ópera y un rotundo éxito final. Pasar del hablado en castellano al canto en alemán no es nada facil. Ha sorprendido, ante todo, la frescura y gracia de Elisandra Melian, soprano de la Isla que ha personificado una perfecta Blonde, marcando acento inglés y cantando con soltura una parte llena de agilidades y subidas al sobreagudo, que la joven y guapa artista tiene brillante, limpio y bien timbrado. También se ha ganado las simpatías del público el cómico Pedrillo de Juan Antonio Sanabria, tan divertido como actor con su deje saleroso y andaluz, como oportuno y puntual en el canto. El elemento exótico de la compañía lo constituyó el bajo brasileno Luiz Ottavio Faria, un Osmin de fuerte empaque y con los graves y todo lo demás en su sitio. Actuó con mesura y humor, resultado la pareja ideal del serpedeante Pedrillo. El apuesto y noble Pacha Selim tuvo en el actor canario Rubén Dario la personficación ideal, por postura y autoridad, sin dejar de tener en su altivez un tanto soñadora la humanidad que debe brotar del personaje.
      Finalmente, la pareja de enamorados: Belmonte encontró en José Luis Sola una voz de grato timbre y proyectada con una fuerza mas viril de lo que se acustumbra a escuchar en este rol, lo que tampoco es un defecto. Resolvió con holgura el compromiso, con una vocalidad que de sencillo no tiene nada y que requiere un estilo propio. Sin embargo, puede que su futuro sean roles liricamente mas desahogados. Mariola Cantarero debutaba el rol de Kostanze, uno de los mas dificiles de todo el repertorio mozartiano. Ha salido airosa y triunfadora. El agudo proyectado con generosidad de sonido y las agilidades enfrentadas con sultura han tenido su porqué. Encima se les han sumado la gracia y el salero de la auténtica granadina, que ha dado un sentido ironico a la invención de trasformar la terrible aria "Allen Marten" en la lectura de la partitura, impuesta como sádica prueba de habilidad por parte del discreto enamorado. Y es que no hay peores plastas de los melómanos cuando son fans desencadenados!
 
Foto: Nacho González / ACO 2013 
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