CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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CD: 'LES CONTRE-TÉNORS'. Por Hugo Cachero.

23 de junio de 2013
Arias y canciones de Vivaldi, Bach, Purcell, Gluck, Dowland, Charpentier y Handel. Philippe Jaroussky, Andreas Scholl, Gérard Lesne, James Bowman, Iestyn Davies, David Dq Lee, Dominique Visse.
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 LOS CONTRATENORES RESPONDEN


       Responden los contratenores, al menos tal como los entendemos ahora, a una necesidad: la de dar respuesta en la actualidad a la música vocal compuesta en su día para los castrati, aquellos fabulosos personajes que reinaron especialmente en el terreno de la Opera Seria barroca; la recuperación de aquel repertorio y el movimiento de interpretación historicista llaman a buscar alternativas a aquellas voces (que por otro lado nunca sabremos realmente como sonaban) de las cuales los contratenores son solamente una posibilidad, que ha sido y será discutida por expertos y aficionados. En todo caso, la evidente evolución de la cuerda y la aparición de cantantes progresivamente más preparados y mejores ha llevado a una cada vez más amplia aceptación de éstos (sobre todo, entre los aficionados en particular a la música barroca; curiosamente, parece que es entre aficionados más generalistas donde mayores resistencias se mantienen, siendo estos que prefieren a mujeres para los papeles castrados); sea como sea, y dado que hay campos donde la interpretación con "instrumentos originales" no parece que llegue a ser posible por razones evidentes, los contratenores poseen al menos ciertas ventajas: son hombres, y los castrati lo eran; la especialización en un repertorio trae consigo la perfecta adecuación estilística; y la extrañeza que su voz produce al menos inicialmente puede servir para recrear el aura mágica del canto de aquellos musici desaparecidos.

      No se puede negar que los contratenores están de moda, y la industria discográfica, siempre atenta, aprovecha la circunstancia lanzando discos de las figuras más conocidas (auténticas joyas algunos de ellos) o recopilatorios como este que nos ocupa de Naïve, que no es el primero; recurriendo en su mayor parte al catálogo propio, se presenta una selección suficientemente variada de nombres; no están todos los que son, aunque son todos los que están (bueno, a Dominique Visse tal vez podrían habérselo ahorrado), desde la megaestrella Philippe Jaroussky (al que le toca la mejor parte, con dos arias que son un puro éxtasis musical vivaldiano), pasando por diversas "generaciones" representadas por James Bowman, Andreas Scholl, Gérard Lesne etc. No es mala selección, de cantantes y obras (con predominio de Il Prette Rosso), aunque para dar una imagen más completa se echan en falta varios cantantes habituales de cierta productora artìstica afincada en Austria... 68 minutos realmente recomendables para iniciarse, o mejor para iniciar a alguien, pero que seguramente aportarán poco a quien tenga ya un mínimo vagaje (se nos hace difícil pensar que cualquier aficionado a la música barroca no posea en sus grabaciones originales o haya escuchado ya bastantes de los tracks). La presentación tampoco añade nada al producto, sumamente pobre estéticamente y con un libreto interior que por tener ni siquiera tiene los textos cantados; se entiende el interés de la discográfica por editar un producto coyuntural que sin duda les habrá resultado barato; pero en estos tiempos donde las ventas de discos no son precisamente deslumbrantes, un producto que no ofrece ningún valor añadido y estéticamente no presenta ningún interés no creo que pueda basarse únicamente en un precio atractivo. En cualquir caso, expertos en marketing tendrá Naïve. Y hablando de marketing, imagino que es un disco pensado también como una buena forma de vender otros productos del catálogo de la compañía.
      Como elemento curioso, el último track del disco es una pista de la BSO de Farinelli, aquella película mala, morbosa y ahistórica que tanto hizo sin embargo por popularizar la figura de los castrati; en este caso, la búsqueda de la voz perdida se saldó con una curiosa solución: una amalgama de contratenor (Derek Lee Ragin) y soprano (Ewa Mallas-Godlewska); el resultado es interesante, aunque es de suponer que no muy cercano a la realidad a tenor de las descripciones que nos han llegado y los asombros que despertaron en su día Carlo Broschi y sus ilustres colegas; y es que tal vez lo más interesante de todo sea la búsqueda de un ideal inalcanzable, una perfección de la que hemos leido pero que hoy solo existe en la mente de cada uno. Mientras tanto, sigamos disfrutando de los contratenores, de su evolución y de la promesa de lo que en un futuro cercano están en disposición de ofrecernos.

 

Foto: Naive 

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