CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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DISCO: JOSÉ MIGUEL MORENO VUELVE A FIRMAR UN RECITAL LAUDÍSTICO IMPECABLE PARA GLOSSA. Por Mario Guada

12 de octubre de 2013
José Miguel Moreno, uno de los mejores intérpretes de cuerda pulsada del panorama internacional, vuelve al mercado discográfico con un trabajo de referencia.
  LA MAGIA DE LAS CUERDAS PULSADAS
 
Neue Lauten Stücke. José Miguel Moreno [laúd barraco]. Glossa [GCD 920113], 2013. TT. 62'17. Obras de Johann Gottfried Conradi y Jan Antonín Losy.


    Cuando un artista de la talla y talento de José Miguel Moreno permanece callado durante largo tiempo, ello supone toda una privación para los oídos de sus muchos seguidores. Y ese silencio puede significar que el regreso será aún más grande, si cabe, y con renovadas energías -o eso cabría esperar para esos acérrimos fans. Afortunadamente, parece que las profecías se cumplieron hace poco más de un año, cuando salió al mercado un disco que ponía fin a varios años de espera -unos siete; demasiados, sin duda. Aquel recital, dedicado a la obra del desconocido laudista David Kellner resultó todo un éxito, y fueron muchos los que celebraron el regreso del que, a todas luces, es uno de los mejores intérpretes de cuerda pulsada que hay actualmente en el panorama internacional, sin nada que envidiar a los grandes popes de estos instrumentos. A la par que nos regocijábamos, temíamos que este regreso hubiese sido un breve regalo y que su ausencia volviese a sobrevolarnos; sin embargo, pasado algo más de un año desde aquel lanzamiento, Glossa presenta este maravilloso disco en el que José Miguel Moreno vuelve a rescatar dos figuras poco conocidas en la composición para laúd.

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    La figura que parece como principal en el presente registro es la de Johann Gottfried Conradi, del que se ofrecen trece piezas recogidas, a la manera de suite, por tonalidades -lo habitual en las colecciones para cuerda pulsada del momento. Así se ofrecen piezas en la mayor, do mayor y re mayor. Todas pertenecen a la obra Neue Lauten Stücke, publicada en el año 1724 en la ciudad alemana de Frankfurt an der Order. Pocos son los datos vitales que se conocen con seguridad acerca de la figura de Conradi, al que algunos asocian con Johann Georg [su padre] y Johann Melchior [su hermano], dos músicos de cierta relevancia en Baviera y Hamburgo -el primero llegó a ser director de la potente ópera de Hamburgo. En cualquier caso, lo único absolutamente relevante en lo que a Conradi se refiere, es lo excelso de sus composiciones, que son definidas por el propio Moreno como muy emocionantes -a su manera- y capaces de conmover, pues contienen una sensibilidad que va más lejos de la música de otros maestros más afamados como son Charles Mouton o la familia Gautier. Moreno destaca que estas piezas tienen para él la misma calidad que las que puedan tener las del gran Silvius Leopold Weiss -la gran figura del laúd del XVIII, cuya sombra oculta a los demás. Destaca, asimismo, la profundidad conseguida por Conradi a través de los afectos, con una retórica muy personal e interiorizada, mezcla de un estilo francés e italiano, pero carente del style brisé tan definitorio de la música laudística de la escuela gala.
     La segunda parte del álbum, necesaria para completarlo, pues las obras conservadas de Conradi son realmente escasas -y cuyas piezas grabadas en el presente disco ocupan casi el mismo número de minutos que las del protagonista del mismo-, nos traen la figura de Jan Antonín Losy, maestro del que, esta vez sí, tenemos datos biográficos suficientes para hacernos buena idea de su producción. Conde de origen bohemio, Losy desarrolló una interesante carrera ligada a la música, en la que destacó como intérprete de laúd. Llegó a ser muy reconocido por sus coetáneos e incluso descrito por Philipp Franz Le Sage de Richée ecomo "Príncipe entre los laudistas". En su música encontramos, según Moreno, una retórica más marcada y una influencia importante de la música francesa, sobre todo del style brisé y la obra de Jean-Baptiste Lully. Incluso el mismísimo Weiss dedicó a este personaje un tambeau, lo que da buena cuenta de la altísima consideración que le tenía.
     Para la interpretación de todas las piezas recogidas en este registro, Moreno ha utilizado un laúd barroco de once órdenes, construido, además, por él mismo. Para el intérprete, este modelo -afinado en re menor-, a pesar de resultar extraño para lo habitual de la época, pues la mayoría de las piezas en este momento se interpretaban con un laúd de trece órdenes, resulta muy adecuado para este tipo de música -consideración que ya llevó a cabo en su anterior disco, el dedicado a Kellner. Moreno consigue desentrañar todos los secretos ocultos en la tablatura francesa en que está escrita la música de Conradi -aquella que utiliza letras para señalar el lugar adecuado sobre el que colocar los dedos.
     Realmente estamos ante un disco brillante, completo, redondo. La música para laúd del Barroco tiene muchas virtudes, sobre todo porque resulta absolutamente conmovedora -toda ella, aunque a nivel estético se observe gran diferencia entre obras francesas del XVII a obras alemanas del XVIII, por ejemplo. Son piezas capaces de mover el intelecto del oyente, pero también las entrañas, algo de lo que no toda la música puede presumir. Pocos como José Miguel Moreno para ser capaces de trasladar tales emociones del papel al instrumento. Moreno no es solo un intérprete dotado de un talento y una técnica impresionantes -la digitación es impecable-, sino que es capaz de llevar la emoción de tan hipnóticas músicas al alma del oyente, convirtiéndolo así en un artista completo, un regalo que tenemos la suerte de tener tan cerca -a pesar de que no se prodigue lo que nos gustaría.
    Estamos ante un disco que trasciende la música, lo sonoro; un trabajo imprescindible para los apasionados del laúd -la duda ofende-, pero diría que también para todo aquel con un mínimo de sensibilidad, pues descubrirá aquí universos a los que quizá nunca antes haya estado expuesto. No defraudará, sino que incluso introducirá la pasión de tan hermoso instrumento en todos aquellos que no estén familiarizados con estos peculiares sonidos y repertorios. Discos como este son los que hacen grande la música.
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josé miguel moreno crítica disco recital glossa
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