CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Portada

Crítica: Recital ofrecido por Krystian Zimerman en las Jornadas de Piano 'Luis G. Iberni' del Auditorio de Oviedo

18 de enero de 2010
Vota 1 2 3 4 5
Resultado            760 votos

 La Voz de Asturias (18/01/10)

Lugar: Auditorio de Oviedo. Fecha: 16 de enero de 2010. Ciclo: Jornadas de Piano "Luis G. Iberni"

DIOS ZIMERMAN

Si Dios fuera pianista, sin duda sería Krystian Zimerman. El artista polaco llegó a Oviedo para hacer historia y se marchó para, al día siguiente, seguir escribiéndola en Valladolid, casi de manera ubicua, adentrándose cada vez más en el mito viviente que ya es. Zimerman es uno de los mejores pianistas del mundo, para muchos el primero, un auténtico maestro de maestros que, con palabras de admiración, siembran acólitos y verdaderos devotos de un arte que parece de otro mundo, porque convierte lo insólito en sencillo con auténtico magisterio. Incluso físicamente estamos ante un verdadero portento que, incólume, parece acariciar el piano mientras el instrumento tiembla de pasión, al límite expresivo de su mecánica. Casi parece milagroso y, hasta cierto punto lo es, que un pianista de su trayectoria siga encarando cada recital como si fuese el último, dándole la mayor importancia del mundo a cada fraseo, tecla, color. Este aspecto es uno de los más admirables y sorprendentes del artista, y lo que le diferencia de otros, que siendo tan grandes, carecen de la humildad de otorgar, a cada paso, lo mejor de sí mismos. Zimerman se muestra en esto como un artista sublime realmente humilde, capaz de dar en Oviedo lo mismo que en París o, incluso, más que en Nueva York. No todo el mundo se ha enterado pero, cuando uno de sus dos hijos le recriminó su actitud pasiva ante los abusos de George Bush y EEUU ante el mundo, Zimerman decidió, en abril del 2009, mientras ofrecía un recital en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles, donde además debutaba, dirigirse al mundo con un credo tan sorprendente como ingenuo: No tocaría más en un país cuyo ejército quiere controlar al mundo. "Quitad vuestras zarpas de mi país", dijo en aquella ocasión ante un público atónito. Desde entonces no ha vuelto a tocar allí. La mayor traición del país más "grande" le dolió demasiado. Un policía del aeropuerto JFK de Nueva York, llevado por una histeria colectiva que en ocasiones más parece ignorancia, confundió aquel "raro" olor de la cola de uno de los pianos con los que suele viajar, con una posible arma de destrucción masiva, y en su búsqueda confiscaron y destruyeron, por si las moscas, el Steinway con el que el pianista polaco iba a tocar en el Carnegie Hall. Una de las maquinarias sonoras más bellas de la actualidad hecha trizas por miedo e ignorancia. Fue otro motivo para enfadarse. Zimerman ya no toca en EEUU. Pero sí lo hace en Oviedo. Un privilegio difícil de valorar, todavía más cuando se habla de que está pensando en dejar su carrera de concertista, quizás para dedicarse a la dirección orquestal, que le interesa, o Dios sabe con qué otra idea. En Oviedo ofreció un recital glorioso, como pocas veces hemos visto, rayando la perfección técnica, dentro de esa bendita objetividad suya, tan característica de una manera de tocar que parece que todo lo puede. El repertorio se centró en Chopin, santo y seña de un pianista de importancia histórica, realmente milagroso.

Contenido bloqueado por la configuración de cookies.
Aurelio M. Seco auditorio Krystian Zimerman recital crítica oviedo
1 Comentario
1 Sine nomine
20/01/2010 19:17:25
Es verdad
Es verdad. Seguramente, el mejor pianista del mundo...
Insertar comentario

Para confirmar que usted es una persona y evitar sistemas de spam, conteste la siguiente pregunta:

* campos obligatorios

Aviso: el comentario no será publicado hasta que no sea validado.