La lógica y la Historia siempre nos empujan a unir los nombres de Beethoven y Ries como maestro y alumno, como mentor y biógrafo, como dos buenos amigos. Siguiendo la lógica filosófica pues y entendiendo la influencia de Mozart en Beethoven y de este a su vez en Ries, podríamos concluir que escuchando a este último podremos hallar los influjos del genio salzburgués. Por esta misma lógica podríamos unir a Praetorius con Shostakovich claro está, pero en el caso que nos ocupa las coincidencias van más allá de los puros formalismos musicales.
  De Mozart cabe una ínfima posibilidad de que aún no esté todo dicho o mostrado, de Ries apenas conocemos su obra, y no obstante en ambos encontramos un denominador común como la corriente literaria, que también llegó a la música, "Sturm und Drang" ("tormenta e ímpetu"), primera eclosión a través de la emoción personal, del sentimiento individualizado del romanticismo que aún estaba por llegar y que pronto pasó de los textos de Goethe, Klinger o Schiller a las partituras de Haydn, los hermanos Bach o el mismo Mozart, de quien siempre se ha asociado su Sinfonía nº 25 (atentos a las semejanzas estilísticas y formales con la presentada aquí de Ries) con la entrada en dicho movimiento, hasta alcanzar los años de Ries, en cuya ópera Die Räuberbraut (La novia ladrona) no encontramos ya sólo similitudes lingüísticas con Beethoven sino que también es palpable la huella de Schubert y sobre todo Weber, así como el primer romanticismo italiano y el propio Mozart en el tratamiento vocal.

  Los masónicos acordes de la Obertura de La Flauta mágica abren una segunda parte en la que podemos disfrutar de una inusitada obra no ya los auditorios y salas de conciertos en general, sino incluso dentro del propio catalogo de Ries, la Sinfonía nº 8 del compositor de Bonn (de la que un servidor no es capaz de encontrar rastro en las programaciones de nuestro país) es una delicia que poco tiene que envidiar a otros grandes de la época, llámense Mendelssohn, Weber o Spohr. ¿Copia beethoviana o maestría propia? Decídanlo ustedes mismos.