CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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SABINA PUÉRTOLAS, soprano: 'NADIE NOS PREPARA PARA EL FRACASO'

23 de enero de 2014
Foto: Twitter de Sabina Puértolas
Tras su exitoso paso por el Covent Garden, la soprano española Sabina Puértolas hace balance de lo conseguido, a la espera de su actuación en el Teatro del Liceo de Barcelona, dentro del reparto de La sonnambula de Bellini. Recuperamos para la presente entrevista, por su interés, algunas de las preguntas que la artista contestó en su día para la primera edición de nuestro libro anuario.

¿Cómo valora la experiencia de Londres ....?
Estoy anonadada de lo bien que se trabaja en el Covent Garden. No es ya que sea uno de los mejores teatros del mundo, es q el grado de profesionalidad y atención, la amabilidad y  constante sonrisa. Magnífico.

¿No es habitual ese ambiente de trabajo en los teatros de primer nivel?
No es que haya mal ambiente en otros teatros, pero me pareció que allí había un punto especial. En la cafetería del Covent Garden nos juntábamos gentes tan diversas..., lo mejor de cada casa en ocasiones, cada uno con una lengua, una religión, una cultura, una variedad enorme llevada con una normalidad que sorprendía. Y no sólo eso: me dijeron que podía llevar a mi hijo, de ocho años, con mi marido y una prima y les dejaron ver la representación desde el escenario mismo, desde el backstage; algo inédito y, sin embargo, para ellos muy normal. Por eso digo que tuve la sensación no sólo de que hubiese una profesionalidad altísima, sino de que eso se llevaba con enorme normalidad, sin estrés; y eso facilita mucho el trabajo. Todo eran facilidades, a cualquier nivel.

¿Y cómo llegó a actuar en el Covent Garden?
A través de mi agente. Me consiguió una audición, gusté y salió este primer compromiso con La rondine.

¿Tiene planes de regresar allí de nuevo?
Estamos en ello. Han quedado muy contentos. Yo también estoy muy satisfecha y sería estupendo continuar colaborando.

No es el primer gran teatro que visita. Ya ha cantado en Viena, en París...
Sí, exacto. He trabajo en Nantes, Liege, Toulouse, Bruselas... también en La Scala y la Arena de Verona. Ya son unos cuantos.

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Desde esa experiencia ¿diría que hay diferencias importantes de mentalidad, a la hora de trabajar, entre los teatros europeos y los teatros españoles?
No, no demasiada. En todos los casos tenemos la tablilla diaria o semanal, que puede sufrir variaciones puntuales, y eso es más o menos común a todos los teatros. Sí que es cierto que sueles notar más interés en que te sientas cómoda trabajando cuando tú eres la extranjera en un teatro. Cuando trabajas en casa, ya se supone esa comodidad, supongo.

Habiendo trabajado tanto en Europa, ¿diría que, paradójicamente, es más fácil acceder a ellos que a los teatros españoles, los de casa?
No exactamente, pero es cierto que hay teatros españoles en los que todavía no he cantado. Pero de veras, no me planteo esta cuestión como una serie de etapas por cubrir o algo semejante. Todo llega, y si no llega es que no tiene que llegar. Esta temporada que viene debuto en el Liceo con La sonnambula, con el papel de Lisa. ¿Por qué no he cantado antes allí? Bueno, no se habrá dado la ocasión, simplemente. No todo tiene una lógica, unos motivos. Lo importante es disfrutar de las cosas cuando llegan.

De hecho, tampoco debuta allí con el rol titular, como dice, sino con un secundario, el de Lisa, a pesar de haber interpretado ya el papel protagonista en Pamplona.
Sí, pero no importa. Al teatro le interesaba contar conmigo y a mí por supuesto me interesaba más si cabe cantar en el Liceo. Además con una producción así, con Oren en el foso y con unos cantantes como Flórez, Ciofi, Albelo, Damrau... Lo importante es trabajar, respirar en el Liceo, disfrutar de la experiencia. Lo mismo me ha sucedido en otras ocasiones. En Oviedo, por ejemplo, he interpretado papeles protagonistas en primeros repartos y sin embargo mi debut como Lucia fue el año pasado, en un segundo reparto, con una sustitución de última hora. No tengo manías sobre primeros y segundos repartos. Me gusta trabajar, simplemente.

¿Cuáles son sus futuros compromisos fuera y dentro de España?
Además de La sonnambula del Liceo, también participo en la ópera encargada por José Carreras que se estrenará en el Arriaga de Bilbao, un compromiso en el Teatro de la Zarzuela, Alcina en Bruselas, una ópera nueva en mayo... Todo son partituras nuevas para mí. Dos estrenos y partes que no he cantado aún. Mucho por estudiar.

También ha dedicado mucho tiempo de su trayectoria a la zarzuela.
A mí me gusta mucho cantar, me fascina mi trabajo, me hace feliz. Y por eso no pongo inconvenientes a interpretar un repertorio u otro. He hecho mucha zarzuela, también mucho barroco, repertorio del XIX... Mi trabajo en el barroco, por ejemplo, ha sido toda una experiencia con Christophe Rousset. He aprendido tanto trabajando con él. Y la zarzuela... es nuestro género. Si no la hacemos nosotros, los españoles, ¿quién la va a hacer? Es un género difícil, claro, porque tiene partes habladas y la escritura vocal no siempre es la más cómoda. Hay que cantar de todo, es la única forma de seguir mejorando.

Sus orígenes están en Pamplona, ¿no le sorprende la enorme vitalidad lírica de esa comunidad, sumando las propuestas de AGAO y Baluarte, para el tamaño poblacional de la región?
Bueno, yo realmente nací en Zaragoza, casi de paso, y mi familia es de Farlete, en los Monegros, pero sí, crecí en Navarra. Allí todo el mundo canta. La tradición coral es muy fuerte, ya desde pequeños cantamos todos. Y luego están las jotas, que es por donde yo empecé, yendo a concursos, ganando premios, antes de ir al conservatorio.

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¿Qué diría que es lo mejor y lo peor de la profesión?
Lo mejor, el escenario. Y lo peor, la soledad.

¿Cuál es la obra más le gusta y la que más le ha gustado interpretar?
La que más he hecho quizá sea Rigoletto, pero no porque sea el papel con el que más me identifico. Me gusta mucho cantar y de todos mis papeles he sacado algo gratificante.

¿La obra más compleja a la que se haya enfrentado?
Seguramente La traviata, que he hecho en un par de ocasiones y es seguramente lo más duro vocal y psicológicamente a lo que me he enfrentado. Requiere un esfuerzo especial para gestionar tus fuerzas y llegar bien al final.

¿Qué le gustaría interpretar y todavía no lo ha hecho?
Con todo el barroco, zarzuela y belcanto que hago, tengo pocos papeles pendientes. Quizá me gustaría debutar L´elisir d´amore y Don Pasquale, que son dos partituras que creo que van muy bien a mi vocalidad y a mi aspecto en escena. Me gustaría volver a hace La fille du régiment.

¿Cuáles han sido los mejores y los peores momentos que recuerda de su trayectoria?
Los peores son siempre los que están ligados a cuando trabajas fuera de casa, llevas muchos días sola y las cosas no terminan de funcionar y no tienes con quien compartir esas dificultades. Es algo que llevo mal, lo mismo en los momentos buenos como en los malos. Se echa de menos tener con quien compartir los éxitos lo mismo que los problemas.

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¿De qué trabajos se siente más orgullosa? ¿En qué papel o papeles cree haber aportado más a la Historia de la Lírica?
Hicimos una producción de Rigoletto en La Plata, en Argentina, que salió redonda. También el Rigoletto de Jerez me trae muy buenos recuerdos. Igual que el debut en Las bodas de Fígaro, en Pamplona, que fue maravilloso. También la última producción de El juramneto de Gaztambide que hicimos en el Teatro de la Zarzuela, en esa producción magnífica de Emilio Sagi. Y desde luego, estoy muy orgullosa de mi incursión en el barroco; te abre la mente, te ponte ante muchos retos, es fascinante.
 
En los tiempos que corren, ¿sale rentable dedicarse al arte?
En mi caso sí. Pero a mi hijo no quiero llevarle al conservatorio porque tengo medio a que le fascine este mundo tanto como a mí.
 
 

 

 

¿Miedo?
Sí, miedo a que no lo consiga, a que no llegue hasta el final, a la frustración. Es un mundo muy duro, muy exigente. Por supuesto la formación musical debería estar integrada en la escuela normal, pero los estudios de conservatorio carecen a menudo de ese lado humano; no se nos prepara para el fracaso, como si todos los que salen de allí fueran a hacer una carrera de éxito. Y no es así. En este mundo hay que trabajar mucho, sí, pero también hay que tener suerte, hay que llamar a muchas puertas, hay que decidir bien, hay que dar pasos atrás... hay que estar hecho de una pasta especial para no tirar la toalla al primer revés. Es un mundo injusto y seguramente también sea injusto que yo se lo quiera evitar a mi hijo, pero es lo que siento.

¿Abrirse camino era más fácil antes que ahora?
No creo, las dificultades siempre están ahí, sean unas u otras, y sólo se vencen con preparación y con tesón.

¿Qué opina acerca de las medidas adoptadas sobre la cultura y su economía en los últimos tiempos?
Me parece tremendo cualquier recorte que tenga que ver con la cultura, singularmente con la música y las artes escénicas, que son una parte consustancial de nuestra personalidad como país, como sociedad. Se está abandonando todo ello en las espaldas de los artistas y trabajadores, que somos al final los que aceptamos condiciones cada vez peores porque en el fondo amamos nuestro trabajo por encima de todo.

 

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¿A qué puede achacarse que antes no fuera necesario tanto marketing y tanta imagen para cantar y ahora parezca resultar tan necesario, imprescindible para triunfar y mantenerse en lo alto?
La evolución de los medios de comunicación, con Internet, es evidente. A principios del siglo pasado iban en marco a cantar en el Met, ensayaban durante el viaje. Ahora todo es mucho más rápido, más inmediato, más directo. Y la imagen es una parte más de estos cambios. Es inevitable.

La "democratización" de la ópera, también en el ámbito profesional, ¿de veras es tan positiva? ¿No se ha perdido calidad por el camino?
Perdida de exigencia no creo. Los cantantes a día de hoy, y hablo por experiencia propia, tenemos muchas exigencias, estamos cada vez más expuestos a la crítica, y no me quejo de ello, así que perdida de exigencia no diría. La apertura a nuevos públicos no creo que tenga que ver tanto con el formato o el contenido de los espectáculos como con algo tan real y sencillo como el precio de las entradas, que es al fin y al cabo lo que sigue alejando a mucha gente de esta música.

¿Qué escucha en casa normalmente?
Las canciones infantiles de mi hijo (risas) y poco más. Música barroca, sobre todo. Pero tengo poco tiempo y el poco que tengo lo dedico a escuchar la radio y otras cosas.

¿Oye interpretaciones de otros cantantes? ¿Sigue la trayectoria de algún cantante de la actualidad?
Sí, sobre todo la de mis amigos. Me gustar estar al tanto de sus éxitos, de sus trabajos, etc.

 

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