Tomás Marco acaba de ser galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes que el Gobierno otorga a las personas y entidades que hayan destacado en el campo de la creación artística y cultural o hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o en la conservación del patrimonio artístico. CODALARIO recoge las primeras impresiones de un compositor, gestor y musicólogo fundamental para entender la historia de la música en nuestro país en los últimos 50 años.

Al compositor español, que a lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, entre ellos el Nacional de Música, le faltaba éste: “Es un premio de reconocimiento que tenían otros colegas y que ahora tengo yo. No pasaba nada porque no lo tuviera, pero que me lo hayan dado supone para mí una gran satisfacción después de muchos años de trabajo”.

   La concesión del galardón se la comunicó ayer el propio ministro de Cultura, José Ignacio Wert, tras la reunión del Consejo de Ministros. Hoy, su nombre, ya está escrito negro sobre blanco en el Boletín Oficial del Estado, al lado de otros nombres y entidades que también tienen que ver con la música, como el Teatro Principal de Mahón, el barítono Joan Pons Álvarez o el director artístico Gerard Mortier,  que lo recibe a título póstumo.

   Pero la música, aunque premiada, no está pasando por uno de sus mejores momentos en España, como explica el propio Marco. “La situación de la música en España, que llegó a ser positiva, es preocupante por muchas razones. A nivel de estudios puede llegar a colapsar, porque la están quitando de nuestro sistema educativo. A nivel profesional la situación tampoco es buena, porque nuestros intérpretes, que son magníficos, han visto como sus cachés se han desplomado. Las orquestas sinfónicas también lo están pasando mal. El momento es complicado y la solución no es sencilla. Nadie tiene una varita mágica, pero quizás pase por hacer una mejor racionalización de recursos, que en ocasiones no es que no los haya, es que se usan mal”.

   En el contexto educativo, la LOMCE anuncia la posibilidad de que la materia de Música pueda incluso llegar a desaparecer de los estudios de Primaria y, más adelante, incluso de la Enseñanza Secundaria. “Es que ya casi no se enseña nada de música, que parece haber desaparecido ya del sistema”, insiste el compositor, que  considera “milagroso” que exista hoy en día la música clásica, dada la escasa repercusión mediática que tiene en los medios de comunicación tradicionales. Le recordamos a Marco parte de su impresionante trayectoria y formación, que le permitió conocer de primera mano y trabajar al lado de compositores como Karlheinz Stockhausen. “De Stockhausen me sirvió su personalidad y e ideas. En sus clases, parecía que estaba aburrido pero, de repente, se le ocurría algo fascinante. Era un genio, con todos los inconvenientes de serlo, ya que también era muy ególatra”.

   Como no puede ser de otra forma tratándose de él, la Medalla de Oro le coge trabajando. “Estoy concluyendo una obra de cámara, un trío que me pidieron desde Italia. Siempre hay planes de trabajo”. Le preguntamos por una nueva sinfonía. “Las sinfonía –dice-, se escriben cuando llega el momento. Respecto a las óperas, tengo una sin estrenar, una de cámara y, desde hace años, un proyecto de ópera grande”. Pero ¿Por qué la gente no va hoy a ver una ópera contemporánea como iba en el XIX a ver una ópera de Verdi? “Porque las del XIX son más conocidas y les suena”, concluye el compositor.

Fotografía: Ignacio Evangelista