CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas 2015

Crítica: Nueva producción del 'Mefistofele' de Boito en Múnich

27 de octubre de 2015

LA NOCHE ME CONFUNDE

Por Alejandro Martínez

Múnich. 24/10/2015. Bayerische Staatsoper. Mefistofele: Boito. Rene Pape (Mefistofele), Joseph Calleja (Faust), Kristine Opolais (Margherita), Heike Grötzinger (Marta), Andrea Borghini (Wagner), Karine Babajanyan (Elena), Rachel Wilson (Pantalis), Joshua Owen Mills (Nerèo). Dirección musical: Omer Meir Wellber. Dirección de escena: Roland Schwab.

   Jamás pensé que citaría en mis críticas a ese gran intelectual (activen su sensor de ironía) que fue Dinio. Ya saben, por aquello tan celebrado de “la noche me confunde”. Y es que se diría que la noche casi perpetua de perversión y vicio que se desarrolla en el argumento de este Mefistofele de Boito ha terminado por confundir también, y cuánto, a Roland Schwab, el responsable escénico de esta nueva producción. Superficial y pretenciosa, su propuesta tiene mucho alboroto, mucho despliegue de medios, artificio por doquier, pero una carga dramática muy poco definida. Llevada por una suerte de horror vacui, más allá de una estética que se finge llamativa no hay nada que suscite un interés que no sea, como mucho, circense. Cuánto echamos de menos el genial trabajo de Carsen con este título, en aquella producción para San Francisco con Ramey. Al cabo de  la representación la producción de Schwab fue recibida en Múnich con abucheos y bravos a partes iguales. Por otro lado, en el foso, a los ademanes exagerados y alborotados de Omer Meir Wellber correspondió precisamente una dirección grandilocuente y ruidosa, hecha de acentos mayúsculos y sonoridades epatantes, pero ayuno por doquier de fineza, incapaz Wellber de crear ambientes recogidos, demasiado atento en suma a un despliegue creciente de decibelios. Con esa orquesta en el foso y con ese espléndido coro en escena cabia hacer mucho más que un trabajo de brocha gorda.

   René Pape, recién sobrepasados los cincuenta años de edad, debutaba por fin el Mefistofele de Boito. Lo cieto es que es infrecuente en su caso la incursión en partes italianas. En este sentido, a estas alturas se echa de menos por ejemplo su Fiesco de Simon Boccanegra. En esta ocasión, cabe decir que resolvió la papeleta con mérito, si bien su articulación del texto no tiene la naturalidad debida, con una prosodia algo emborronada. Tampoco su voz presenta arriba sonidos fáciles y vivos, más bien rebuscados y apenas solventes, viviendo las más de las veces de un centro sonoro y firme. En todo caso es un actor más que plausible y firma en conjunto un Mefistofele valiente y elogiable aunque no memorable. En este caso, la sombra de los Siepi, Ghiaurov y Ramey es demasiado alargada y sitúa el listón muy alto.

   El tenor maltés Joseph Calleja es dueño de una voz grande, que corre con facilidad, si bien no del todo resuelta en el tercio agudo. Al margen de su caprino vibrato, que podrá gustar más o menos, lo que menos nos convence en su caso es el fraseo siempre plano y uniforme, como si se limitase a solfear la partitura de principio a fin. Las da todas, pero a su canto le faltan emoción y variedad por arrobas. A su lado Kristine Opolais resuelve con más fortuna de la esperada una parte breve y en principio ajena a sus recursos que demuestra haber estudiado a conciencia y que defiende con su acostumbrada y eficaz teatralidad. Del resto del reparte cabe resaltar la muy buena impresión causada por la Elena de la armenia Karine Babajanyan, con una voz grande, fácil y bien domeñada.

   Así las cosas, la ocasión de situar de nuevo en el repertorio una obra tan infrecuente como desigual queda en agua de borrajas, arruinada en buena medida por una producción demasiado obvia y una dirección musical poco estimulante. La tibia solvencia general del reparto tampoco sitúa la representación entre lo más granado de cuanto ha ofrecido la Bayerische Staatsoper en los últimos tiempos.

Fotos: Wilfried Hösl

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